~Intermedio~ El Diario de Victor Schwarz

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El pequeño Víctor observaba las escasas luces de la calle a través de la empapada ventana. Nuevamente se quedó dormido, tras pasar largas horas sentado en su asiento.

La lluvia se intensificó, por lo cual el auto se orilló a un lado de la autopista.

- Creo que podremos esperar aquí un rato –Dijo el padre del pequeño, secándose las gafas que se habían empañado debido al aire caliente circulando dentro del vehículo.

Su hermana mayor le ajustó el cinturón y se acurrucó junto a él.

- Menos mal que no hay casi autos en la vía debido al peligro que éstos resbalen en la lluvia –Dijo la madre de los pequeños, quien voltea para verles dormidos y sonríe.

- Creo que andaremos lentamente.

- Mejor espera un poco más –Aconsejó, ella.

A lo lejos se veían las luces de un auto que rápidamente recorría la autopista.

- No debería ir tan rápido –Dijo él, molesto por la imprudencia de aquel conductor.

El arcilloso lodo formado en la agrietada vía produjo que aquel auto patinara violentamente. El pequeño Víctor abrió sus ojos nuevamente, para terminar viendo las luces que colisionaron contra el frente del vehículo en el que se encontraba.

Lo siguiente que recordó fue haber escuchado muchas voces y visto muchas luces, hasta que despertó.

- ¿Dónde estoy? –Pensó, tratando de acostumbrarse a la luz de la blanca y reluciente habitación donde estaba.

Trató de moverse, pero todo su cuerpo le dolía terriblemente. Levantó su brazo para quitarse lo que le molestaba en el rostro, una mascarilla de oxígeno. Vio que en su mano tenía una vía intravenosa y comprendió que estaba en un hospital. A un lado había una máquina que mostraba su ritmo cardíaco, que hacía un agudo y seco sonido acompasado que reflejaba los latidos de su corazón.

Cerca de su otra mano había un botón que decía “Enfermería”. Lo presionó y un par de enfermeras acudieron a él.

- ¿Dónde estoy? -Balbuceó.

- Estás en el Hospital Central de Verloren –Respondió la mayor de las enfermeras, mientras la otra se retiraba rápidamente.

- ¿Verloren? ¿Qué hago aquí? –Preguntó muy confundido.

- Sufriste un accidente y llevas aquí alrededor de dos días –Respondió la mujer, procurando tener un tono de voz adecuado para no ponerle nervioso.

- ¿Dos días? No recuerdo haber pasado ni siquiera una hora –Dijo.

Un médico ingresó a la habitación junto a la enfermera que se había retirado. El informe que llevaba en sus manos decía: “Leve Fractura Craneal”.

- Víctor, veo que has despertado.

- Pues sí… -Respondió esperando que él le aclarara que sucedía.

- Te diré las cosas de manera clara –Dijo el doctor- Hace un par de días un auto chocó con el de tus padres y desde entonces estuviste en coma.

- ¿Coma? –Preguntó alterándose un poco.

- Te golpeaste muy fuerte la cabeza por lo cual estuviste en blanco por dos días hasta unos instantes que despertaste.

- ¿Y mis padres? ¿Y mi hermana? ¿Dónde están? –Preguntó entrando en estado de shock.

- Tranquilo, no debes alterarte –Dijo el doctor.

Su ritmo cardíaco se comenzó a elevar al tiempo que el tono de su voz.

Rojo AtheneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora