Capítulo 9: "Diferencia"

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Capítulo IX

Celos

 Vivir con Paris resultó ser más tranquilo que lo imaginado. La casa se mantenía siempre en orden, iluminada y agradablemente amueblada. Cuando la joven tenía tiempo, ayudaba a su amigo con las labores del hogar, especialmente en el jardín.

 - ¿Así está bien? –Preguntó la joven a su amigo, tras plantar una malanga en una jardinera.

 - Muy bien. Riégalas –Dijo, trasplantando otra planta de la misma especie.

  París era una persona bastante habilidosa que se defendía en la cocina, fontanería, salud, jardinería, natación y dibujo. Eri se encontraba muy impresionada al ver la destreza de éste en casi todo lo que se proponía. Sentía que podría aprender todo junto a él.

 - Trasplanta este seto mientras me doy una ducha –Dijo el joven señalando que su franelilla estaba totalmente empapada.

  Eri rió pues ella no había transpirado casi.

 La joven siguió su labor por un poco más de 20 minutos terminando así y decidiendo tomar una ducha también, pero al momento de levantarse apoyó su mano en un pequeño rastrillo, rasguñándose y sangrando inmediatamente.

 La sangre es escandalosa y Eri una joven que se altera fácilmente. Corrió al baño para lavarse la mano. En el momento en que abrió la puerta se encontró frente a frente con Paris. Éste apenas había abierto la cortina de la ducha y ella la puerta del baño. Eri gritó estrepitosamente y éste le miró con sorpresa, pues de igual forma tenía puesta una toalla.

 - ¡Hey, no te asustes! ¡No corras por la casa que estás manchando el piso con tu sangre! –Gritó el joven al ver varias gotas en la entrada.

 Eri cerró inmediatamente la puerta y se quedó del otro lado, muy asustada y presionando la herida con fuerza para detener el sangramiento.

 La puerta se abrió y salió Paris, nuevamente con la toalla.

 - No seas exagerada y observa mi mano –Dijo en tono de chiste.

  Sostenía un cajetín de primeros auxilios. Se lo entregó a la joven y nuevamente cerró la puerta del baño. Pasaron unos minutos y éste salió totalmente vestido.

 - Escandalosa –Dijo mientras le curaba la mano a su amiga- No veo nada de traumático a que me veas desnudo. Aunque no me molestaría que lo hicieras –Dijo y rió.

  Ésta se ruborizó ante tal insinuación pero el instante se rompió por lo quejona que se había puesto por el dolor que le producía el alcohol.

 - Apenas tienes un rasponcito –Recalcó Paris.

 - Cuando era pequeña recuerdo que mi madre me besaba el lugar donde me golpeaba o hería y me hacía sentir mejor.

  Apenas terminado de colocar la bendita, el joven preguntó.

  - ¿Así? –Y besó la mano de la joven.

  Ésta se ruborizó totalmente.

 - ¿Te sientes mejor? –Preguntó con sus rostro serio.

  Mostraba una mirada misericordiosa, realmente es un joven muy carismático.

 - E-eh sí –Tartamudeó, evitando mirarle a los ojos.

 Pasados dos días, Eri y Paris se encontraban disfrutando de la playa. Se broncearon y bañaron por un par de horas. Al terminar esto, se sentaron en la arena. La joven muy disimuladamente observaba el cuerpo de su amigo.

Rojo AtheneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora