Capítulo 1: "Encuentro"

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Caroline Beuss

Rojo Athenea

 Capítulo I

Encuentro

Sigma era una pequeña ciudad costera de bajo relieve, cuya tasa poblacional resultaba algo baja. El lugar no tenía nada innovador que no fuese regalado por la naturaleza: un borde costero que daba una de las más hermosas vistas a un lago que se habían visto alguna vez. Visitar los locales comerciales cerca de la misma era la mejor distracción según los habitantes de esta.

La Pizzería Jacque’s era el local más moderno del lugar. Es allí donde trabaja Eri, una joven soñadora y entusiasta. Ésta contaba con 18 años de edad y un año de vacaciones, debido a que no pudo entrar en la universidad que deseaba. Tenía el cabello y los ojos castaños, piel bronceada, delgada nariz, grandes ojos y un triste semblante debido a la situación en la que se encontraba, académicamente hablando.

-Mi sueño –Se dijo a sí misma- Es entrar en La Universidad de Arte Contemporáneo. No hay lugar que no sea ese al cual deba asistir.

Eri se encargaba de atender la clientela del local junto a Eleonor, una muy atractiva y agradable fomentadora de la política y la paz. Ella es joven, pelirroja de castaños ojos y de hermosa piel clara. En los momentos en los que no había casi clientela, era habitual que éstas conversaran, mientras el chef arreglaba la cocina, junto con sus ayudantes.

-Siento que soy de lo que hay en muchos lados –Dijo Eri.

-No seas pesimista... -Respondió Eleonor- Las buenas oportunidades suceden cuando menos lo esperas.

-¿Cómo el premio a la chica mas bella de la ciudad? -Preguntó con ironía.

-Si tuvieses una mejor actitud, de seguro te iría mejor. Además, sería bueno que dedicaras tiempo a ti... el tener tanto trabajo te quita tiempo importante que podrías dedicar para tu bienestar –Y agregó- ¡Y ese premio me lo gané por mostrar interés en mi belleza y salud!

-Lo siento, pero no iré al médico mientras no me sienta mal -Respondió algo tensa.

Eleonor es la mejor amiga de Eri desde hace años, pero a pesar de ser diferentes en forma de pensar, encaminan sus pensamientos hacia el mismo futuro: ser alguien en la vida. Eleonor es la mayor en todos los ámbitos: poseía más madurez, experiencia de la vida y conocimiento de sí misma que la propia Eri. Siempre expresaba su preocupación hacia su compañera, pero ésta no admite sus descuidos.

-Eri, hazlo por ti… cuida de tu salud –Dijo ésta, muy preocupada- Debes aprovechar que el hospital está al lado de donde vives.

Eleonor recordó como si hubiese sido muy recientemente, aquel momento en que Eri se desvaneció tras haber pasado días descansando escasamente. El recuerdo del pálido rostro de su amiga, junto con la debilidad con la que había estado luchando el día que sucedió aquello, le hacía estremecer su alma. No quería verle nuevamente así. Se preocupaba mucho por su salud física, ya que fue un comportamiento aprendido de su casi hipocondríaca y fallecida madre. Por suerte, este trastorno no fue influyente sobre la pequeña Eleonor, pero si le hizo ser bastante preocupada con respecto a los males físicos, cuestión por la cual se hace revisiones periódicas, al menos una vez al mes, a pesar de no sentir algún malestar.

En ese instante, entra al restaurante un joven al que detallaron cuidadosamente, pues nunca le habían visto. Tenía un rostro delicado y al mismo tiempo masculino, cabello rubio oscuro, piel blanca y ojos de un color azul penetrante, medía aproximadamente 1.75m. Cargaba gruesos libros y ropa informal. Lucía como un estudiante universitario: un poco desaliñado pero encantador. Su camiseta roja resaltaba el blanco de su pálida piel y sus ojos azulados exaltaban su rostro. Parecía tener alrededor de 25 años de edad.

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