Prólogo

465 36 4
                                    

Mi nombre es Jane Carter. En este preciso instante, en el que estoy sentada en mi habitación tratando de sacar las palabras adecuadas, tengo 22 años y sigo viviendo en la capital inglesa, como creo que seguiré haciendo durante el resto de mi vida. Tengo el trabajo de mis sueños, el piso de mis sueños, y la relación de amistades que siempre he querido. 

No sé muy bien cómo comenzar esta historia. No soy escritora ni nada de eso, ni sé nada de lo qué es poner al lector en situación, ni cualquier otro tipo de las reglas básicas de narración. Ojalá tener un comienzo que te deje en el borde de tu asiento y poder dejarte con ganas de más, pero he de decir que es bastante dramático y repetitivo. Por lo menos el principio. Aunque prometo que intentaré hacerlo llevadero y llegar al centro de esta historia lo antes que pueda.

Mis editores me han recomendado que no empiece con una fecha, pero bajo mi juicio creo que es oportuno decir que lo que quiero contar comienza a mitades del 2010; lo último que quiero es crear confusiones. Así que que le den a mis editores, supongo. 

La historia empieza en una habitación en una casa no demasiado grande en el este de Londres. Ni siquiera había cumplido los dieciséis años. Quiero recordar que eran finales de junio, y por mucho que tan sólo fueran las malditas siete de la tarde, el cielo estaba como la boca de un lobo gracias a las espesas nubes que cubrían el cielo. Me imagino que estaría estudiando, porque era una chica "buena" y todo eso. Por lo menos, así tenía que aparentarlo para mis padres y los profesores del instituto al que acudía, demasiado caro como para jugar con mis notas. Pero, en secreto, no era algo que odiara demasiado hacer.

Te he avisado, no sé hacer nada de esto. El caso es que tuve que dejar de estudiar porque mi maldita Blackberry no dejaba de sonar encima de mi cama.

Me levanté de un brinco de la silla y con una sonrisa demasiado grande en la cara, y con la voz más cursi que te puedas imaginar contesté con brillo en mis ojos.

—Hola.

—Hey, Jane.

Tuve que morderme el labio y rodé por la cama, llevándome un dedo al pelo.

—Hola, Dan.

Tenía novio y llevábamos saliendo alrededor de dos años, o algo así. No me acuerdo demasiado bien, pero sí recuerdo que estaba loca por él. Literalmente, estaba obsesionada con todo lo que tuviera que ver con él. Estaba convencida en su momento que él iba a ser el padre de mis hijos. Estaba completamente enamorada de él. O por lo menos, así lo creía.

—Quiero verte, ¿podemos quedar esta tarde?

—Claro, mi casa está vacía. Puedes pasarte cuando quieras —respondí sonriendo como una estúpida.

Titubeó.

—La verdad es que quiero pasar algo de tiempo contigo fuera de esa habitación tan bonita que tienes.

Me reí por unos segundos y me puse una mano en la cara, con una sonrisa de idiota siempre presente.

Tenía una relación perfecta, quería pensar. Teníamos nuestras peleas casi todos los días, pero justo ese día éramos capaces de arreglar esas diferencias que a mí tanto me gustaban de él. Una pareja no es una pareja sin discusiones, así como que no puede haber luz si no hay oscuridad y toda esa mierda que había tenido que aprender durante todo ese tiempo. 

—Paso a recogerte a las ocho.

Me había mudado a la capital inglesa hacía entonces cuatro años, justo el verano que yo cumplía los doce, desde un pequeño pueblo en el norte de España. Fue bastante raro al principio, nunca se me había dado bien hacer amigos y se me hizo todavía más difícil si se trataba de usar una lengua que no era la mía. Aunque todo fue bastante más rápido y sencillo de lo que pensé.

Same Mistakes |h.s| Wattys 2019Where stories live. Discover now