Capitulo sesenta y cinco.

25.8K 1K 66
                                    

1 semana y media después.




-¡Mueve tu culo ____!.

Escucho el grito de París desde la sala de visitas. ¿Desde cuándo dejo que me grite así? Ni yo misma lo se.

-¡Voy! ¡No me desesperes! -grito de vuelta para hacerle saber que no tiene por que gritarme.

Me miro por última vez en el espejo. Estoy nerviosa. Hoy es un día importante. Demasiado para ser verdad. Estoy cumpliendo un mes de novios con Justin, y para que el día comience mejor hoy en la noche mostrare a todos mi primera canción. ¿Esto es raro saben? Hace menos de medio año esto me parecía tonto. Pero para ser verdad sólo lo hago por vicio no por otra cosa.

Últimamente me he puesto a pensar que no estoy cantando por que yo quiera, si no que sólo lo hago por complacer a mi padre. Se que al comienzo de toda esta mierda no quería hacer nada por complacerlo. Pero después de más de 16 años de no tenerle conmigo he comenzado a hacer de todo para que el este orgulloso de mi. Y la sensación de ser felicitada por el es la más grata, aparté de cuando mi madre o el mismo Justin me hacen algún cumplido.

No se que valla a pasar con todo esto del canto. Para ser sincera ni siquiera me interesa mucho. Yo sólo quiero seguir viviendo como lo estoy haciendo hasta este momento. Es grato y divertido.


-¿¡Puedes apúrate?! ¡Tenemos un regalo que comprar!



++++++

- Jamás pensé que una mujer pudiera tardar tanto haciéndose pendeja frente al espejo. - miro a París con cara de pocos amigos- ¿Qué? Tu misma has superado tu récord.

Suelto una carcajada son poder evitarlo y al entrar al centro comercial todos se nos quedan mirando. ¿Y quien no lo haría? Somos dos chicas completamente raras que llevan lentes dentro de un centro comercial, donde cabe a destacar no se cuela ni un rayo de sol.

-¿Vas a seguir bobeando o vamos a comprar el regalo?



París sonríe mientras muestra su dedo corazón frente a mis ojos.

-Ahora si muy interesada en el regalo

No digo nada y sólo nuestro mi hilera de dientes en su dirección.

Caminamos seguidas discretamente, o no tanto de Mike y Jackson, el guardaculos -como le dice mi acompañante- de París. Todos nos observan y estoy segura que más de uno -sin saber tan siquiera quien carajos somos- nos esta tomando fotos, mientras que otros con un ojo más conocedor, ya saben quienes somos.

-¿Te parece ir a ver los osos de peluches primero? - le pregunto a París mientras nos detenemos en una tienda de peluches.

Ella baja un poco sus lentes y me mira con esos ojos azules como el mar.

-¿No crees que eso ya esta algo pasado de moda?.


Lo pienso detenidamente. El año antepasado en el baile de primavera de la preparatoria todos regalaron peluches. Este año en "san valentine" regalaron peluches. Mierda. Eso ya está muy pasado. Y odio ser como las ovejas, que hacen lo mismo que los demás.

-Tienes razón. -la miro a los ojos - no recuerdo una persona que no regale peluches, flores o chocolates. Y debo admitir que eso ya esta pasado. ¿Qué puedo regalarle?


Se quedo ida mientras seguíamos caminando. Y yo sólo pude seguir mirando por los aparadores. Las gafas comenzaron a molestarme, así que decidí en quitármelas. Y como era de esperarse varios curiosos comenzaron a tomar fotos descaradamente pensando que yo no los vería, pero es más que obvio que lo hacía.


La hija de Scooter Braun {Justin Bieber y tu}Onde as histórias ganham vida. Descobre agora