CAPÍTULO 3.

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Cuando ese mundo de pesadillas acabo para Esmeralda, sus ojos se abrieron con premura, al despertar completamente el sudor frio cubría todo su rostro, el miedo la tenía petrificada, había deseado por meses volver a ver a Derek, pero jamás imago que sería de esa forma.

Un leve sonido que se agudizaba a cada segundo hizo que la joven se olvidara por un momento de sus pesadillas, escucho unos golpes provenientes de su sótano, eran golpes seguidos y muy fuertes, se colocó su bata y decidió bajar, mus pasos eran lentos y muy medidos, tenía miedo de pensar que seguía en sus pesadillas.

Cuando llego al sótano observo una imagen que le volvió a sacar lágrimas, su padre se encontraba golpeando el saco de boxeo y Tomas era quien lo sostenía, el campeón está buscando cumplir el deseo de quien ahora consideraba su hijo, aun se podía notar en la mala forma que estaba aquel hombre, pero eso no hacía que sus golpes fueran débiles, Tomas tenía mucha dificulta para sostener el saco.

– ¿Acaso ya no entrenas hija?, los malos hábitos se apoderaron de ti –menciono el campeón mientras detenía su entrenamiento para saludar a Esmeralda.

– Claro que no padre, nada es más importante que los buenos hábitos que inculcaste en mi –Esmeralda tenía una enorme sonrisa en su rostro, la cual dirigía a Tomas en señal de gratitud.

– Ven sostén tú el saco de arena, Tomas es demasiado flojo para mí –la bella sonrisa de Tomas apareció, dejo de sostener el saco de arena y se sentó, lo que todos ocultaban era que por su enfermedad el esfuerzo físico excesivo en él solo hacía que empeorara su corazón.

– Será un placer ayudarte campeón –aun con su ropa de dormir, Esmeralda entreno con su padre, reviviendo el pasado.

El entrenamiento continúo, Golpe tras golpe el saco de arena se hacía más débil, al final Esmeralda termino en el suelo y su padre con su puño complemente dentro del saco, retiro su mano y la arena empezó a regarse sobre sus pies.

Jamás el campeón había entrenado con tal fortaleza y determinación, las palabras de Tomas habían despertado una pequeña llama en su interior, aunque pequeña era lo suficientemente fuerte para encender su corazón volátil, la hora del almuerzo llego y con esto un delicioso banquete, los tres comieron como una familia unida, parecían que siempre hubieran estado juntos.

Tomas continúo con sus tratamientos, el campeón con sus entrenamientos y Esmeralda, ella simplemente ayudándolos en cada uno de estos aspectos, entre menos días de vida le quedaban a Tomas más feliz se veía, los doctores no se explicaban como en cada consulta llegaba más y más feliz, ¿Acaso desea morir?, esa pregunta inquietaba a Esmeralda, en el fondo creía que Tomas estaba listo para reunirse con su mamá y su hermano.

El mes paso demasiado pronto, el campeón entreno minuto a minuto, en esos 30 días sus dos ayudantes Esmeralda y Tomas terminaban el día más cansados que él, en ocasiones mientras ellos dormían o descansaban este seguía entrenando, cumpliría el deseo de Tomas a todo costo, faltaban algunas horas para que la noche llegara y así la pelea tan esperada.

Se reunieron como todos los días a desayunar, el periódico en la mesa fue tomado por Esmeralda, quien luego de unos minutos quedo sin habla o emoción alguna más que temor, les menciono que el rival de su padre había tenido durante ese mes una pelea día tras días, ahora poseía setenta victorias y cero derrotas, sus contrincantes terminaban en una clínica gravemente heridos, algunos habían tenido que dejar de luchar por la gravedad de las lesiones.

– No quiero que cumplas tu promesa –mencionó Tomas, preocupado por la suerte del campeón ante la noticia que Esmeralda leyó.

– Pero que dices, me he enfrentado a peores rivales –las palabras del campeón eran de confianza, pero sus sentimientos no eran tales, él tenía temor por primera vez.

– Esto es diferente, puedo sentirlo, creo conocer a aquel hombre, sus sentimientos solo buscan venganza y destrucción –dijo tomas consternado.

– ¿Qué dices Tomas?, ni siquiera hay una foto, ¿cómo puedes saber o sentir tal cosa? –el campeón pensaba que Tomas se volvía loco.

– Pueden pensar que estoy loco, pero les aseguro, el corazón de aquel hombre solo contiene sentimientos oscuros, desea ocasionar dolor a escalas inimaginables.

– Te prometí algo y cumpliré mi promesa –dijo el campeón mientras se levantó y dejo la mesa.

– –El campeón se alejó y Tomas continuo la conversación con Esmeralda–. Debes hacer que no luche, tu padre morirá si pelea hoy Esmeralda.

– Sabes Tomas, siento lo mismo que tú, no he visto al rival de mi padre y ya le temo, es un sentimiento que está carcomiéndome desde adentro.

Las horas empezaron a pasar, la zozobra consumía a Esmeralda y Tomas, el campeón paso el día en su habitación meditando, pensaba sobre su encuentro, en su corazón solo tenía el sentimiento de poder cumplirle la promesa que le había hecho a Tomas. En ocasiones los seres humanos se apoderan de una meta, sin pensar en nada más que en poderla conseguir, ese es el pecado de muchos, el intentar conseguir algo inalcanzable los llevara a su destrucción.

La noche llego, ese día representaría el inicio de una nueva realidad para Esmeralda y el campeón, nadie puede escapar del pasado, eso lo entenderían padre e hija, el coliseo estaba a reventar, cientos de personas habían llegado con un propósito, y ese no era otro que ver caer al campeón, el sonido del micrófono llego, el campeón fue anunciado como "un gladiador imbatible de la antigua Roma", la espera creaba la desesperación de los espectadores, el anuncio del retador no llegaba, al parecer aún no se encontraba en el coliseo.

Los abucheos y gritos no se hicieron esperar, parecía que el lugar se vendría abajo por lo alterado que se encontraba el público, Tras una espera de al menos diez minutos dos hombre llegaron desde lo más alto de las gradas, empezaron a bajar por estas hasta encontrarse dentro del heptágono, uno de los dos tenía una chaqueta con capucha que cubría completamente su rostro, el otro era un hombre con un traje negro, zapatos brillantes y corbata negra lo que lo hacía ver muy elegante, debía tener al menos cincuenta años edad y una barba abundante, si no viniera con el retador todos pensaría que es un empresario.

Cuando los dos llegaron al heptágono e ingresaron a este, el anunciador se acercó para hablarles, al parecer había un error con el nombre del retador, según el anunciador no era el habitual nombre con que el que se presentaba, luego de la pregunta hecha por el anunciador el respondió que tan solo leyera lo que se encontraba escrito en el papel.

– Presentando al retador de la noche, el invencible Derek –al pronunciar esto Esmeralda, Tomas y el campeón no pudieron dejar de ver al hombre que no mostraba aun su rostro.

El pasado se hizo presente, un nombre que fue olvidado en el tiempo regresaba, pero no solo ere un nombre, también apareció un hombre que lo lleva consigo, el amor de Esmeralda, el discípulo del campeón, el hermano amado de Tomas, un solo ser que representada todo para tres personas, tantas preguntas que tenían sus cabezas, tantas dudas por resolver, las emociones nacen y se destruyen ante la ansiedad, claro que mientras no revele su rostro, nadie tendrá certeza que un fantasma del pasado había vuelto al presente.

El acompañante del retador le hablo al oído y luego quito su chaqueta, con la cabeza abajo aun no dejaba ver su rostro, diez segundos pasaron hasta que ese rostro se levantó, erguido y desafiante, para todos un muerto había resucitado y para sorpresa se encontraba sin una quemadura, este ser que se parecía tanto al Derek del pasado no tenía ninguna señal del fuego en su cuerpo, aun cuando solo seis meses antes ardió en llamas por amor.

Los ojos negros de aquel hombre observaron todo el lugar, observaron cualquier detalle posible, pero cuando llegaron a posarse en Esmeralda algo sucedió, el misterioso retador se tambaleo, su acompañante debió sostenerlo, claro que para ese entonces su mente ya no se encontraba consiente, el ver a aquella mujer lo llevo al pasado, al inicio de todo.

ESENCIA DE VAMPIROWhere stories live. Discover now