CAPÍTULO 2.

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El silencio es una de las peores torturas, y este momento era cubierto por la tortura del silencio, la imagen de aquel hombre glorioso, quien tuvo miles de victorias ahora se desboronaba, se perdía en el tiempo, en un pasado hermoso donde Tomas y Derek fueron felices, la boca de Tomas se abrió de a pocos e inicio con la torturante conversación.

– Campeón espero no le moleste mi presencia –menciono Tomas, mientras el campeón levanto su rostro y lo miro a la cara.

– Mi niño, claro que no me molesta que estés acá ¿Dime cómo van los estudios? –el rostro barbado y desalineado del campeón impresiono a Tomas.

– Hace cuatro días Esmeralda y yo nos graduamos, usted no quiso asistir a la ceremonia ¿lo recuerda? –aquel hombre ya no tenía ni noción del tiempo.

– Que tonto he sido –menciono el campeón con una sonrisa–. Discúlpame por favor, en ocasiones olvido muchas cosas, siento que el tiempo me hubiese abandonado y me arrojo en un solo momento de mi vida, y ese momento es en el que mi hija y yo arruinamos la tuya.

– El pasado ya no se puede cambiar –la sonrisa amable de Tomas se hiso notar-. Debes defender tu título en un mes ¿Eres consciente de eso campeón? –los ojos del desdichado hombre se tornaron llorosos.

– No soy consciente de nada más que de aquel día, solo vivo para recordar los gritos y el sufrimiento de tu hermano y tu madre, no puedo olvidar y no quiero olvidar, ese es mi castigo –una lagrima broto del ojo derecho del campeón, en un acto impredecible arrojo la botella contra la pared, de inmediato la botella se partió el ron y los vidrios cayeron a todo lugar posible.

– Yo tampoco puedo olvidar, pero no con eso dejo de vivir, Derek y mi madre están muertos, pero tú sigues vivo –grito tomas mirándolo fijamente– ¡Tú no moriste ese día! Entre mas rapido lo entiendas será mejor para todos.

– Claro que morí, cuando observe a Derek envuelto en llamas entonces morí, los dos nos quemamos ese día junto con mi amada Valeria.

– Solo Derek y mi madre murieron, tú fuiste quien le dio esperanzas a mi hermano, tú le enseñaste a amar la vida, gracias a ti soy lo que soy ahora, entregaste a nuestra familia en unos meses más felicidad que todo lo que vivimos antes –Tomas mantenía la calma, aun cuando dentro de si estuviese siendo destrozado por la charla.

– Claro eso lo recuerdo, como también recuerdo que yo destruí todo lo que cree, junto con Esmeralda destruimos sus vidas, debí detener a mi hija, cree un monstruo y lo deje libre en dirección a ustedes.

– No podré hacerte cambiar de opinión ¡Que triste! Solo me queda una cosa por hacer ¿Sabes que cumplo años el día de tu combate?

– Si, jamás lo olvidaría, ¿Qué deseas que te regale? –una pisca de alegría pudo observarse en el rostro del campeón.

– Quiero de obsequio el cinturón de campeón, quiero que cuando muera ese cinturón este sobre mi tumba.

– ¡Qué cosas me estás diciendo Tomas! Obligarme a luchar, eso es algo muy cruel –el campeón solo podía reflejar asombro.

– No, lo cruel es dejarte vivir así, ya lo sabes, cuando mi corazón falle y deje de latir, deberás enterrarme y quiero en mi tumba tu cinturón, si no, jamás te perdonare lo que paso.

Tomas se marchó de la habitación, cuando cerró la puerta observo a Esmeralda llorando, la joven se encontraba bañada en lágrimas, oír esa conversación fue demasiado para una mujer que jamás llora, él joven la observo y sonrió, con tres palabras termino una conversación que no debía darse "ya está hecho", de inmediato siguió su camino y dejo a Esmeralda.

Aquella mujer cayo de rodillas en el suelo, estaba tirada sintiendo como su corazón se rompía a pedazos, tanto sufrimiento que le ocasiono a Tomas y este solo buscaba ayudarlos, por su culpa el perdió a toda su familia y a cambio él solo busca que la familia de Esmeralda no se pierda.

La noche fue larga para Esmeralda, llego a su habitación, luego de acostarse en su cama tardo horas en conciliar el sueño, el llanto seguía, no entendía si se debía a que no se perdona, o que entendió tarde que amaba a Derek, asesino al único hombre que logro ganarse su corazón, aun cuando no fueron sus manos las que le arrebataron ese amor, si fueron sus órdenes las que lo ocasionaron.

Esta noche las pesadillas la atormentarían a ella y dejarían descansar a su padre por fin, múltiples sueños llegaron a su subconsciente mientras duerme, despertaba y volvía a quedarse dormida, El último sueño de la noche de pesadillas fue el peor para Esmeralda.

La joven se encontraba caminando por lo que parecía ser un desierto, camino hasta que vio un gran tumulto de tierra, decidió escalarlo con el fin de entender donde se encontraba, cuando llego a la cima todo el demás terreno se volvió plano, gritos llegan a los oídos de Esmeralda, era cientos de gritos que ocasionaban gran confusión en su mente, tarde se percató que los gritos eran de terror y dolor.

Empezó a observar sombras a lo lejos, parecían personas que corrían despavoridas sin dirección alguna, de repente, esas sombras desaparecían cuando una sombra de mayor tamaño las atrapaba y devoraba, las cientos de sombras en minutos fueron decenas y un poco después, apenas y se contaban con los dedos.

Tres sombras muy pequeñas se acercaron a Esmeralda, quien de inmediato lleno su ser de un temor inimaginable, su mano derecha temblaba y debió tomarla con la izquierda para aquietar el movimiento, las sombras llegaron a estar tan cerca que pudo notar que se trataba de tres niños muy asustados, los pequeños querían llegar a donde se encontraba ella y empezaron a escalar.

Él más pequeño cayo y sus compañeros se dispusieron en su ayuda. Mientras levantaban a su compañero en apuros la sombra gigante llego, aun cuando estaba cerca de Esmeralda esta seguía observándola como una sombra, no podía denotar algún rasgo, uno de los dos pequeños que buscaba ayudar al que se encontraba en penurias no aguanto y salió corriendo, dejando a los demás a su suerte, la sombra gigantesca ante los hermosos ojos temerosos de la joven devoro a los dos pequeños.

La gigantesca sombra no perdió tiempo y fue tras su última víctima, el pequeño estaba a tan solo unos metros de alcanzar la cima, el horrendo ser entre más cerca estaba de su presa más diminuto se hacía, tan pequeño que de pronto tomo forma humana, parecía un joven de unos dieciséis años de edad, Aquel muchacho desnudo estaba lleno de cicatrices lo que denotaba ser producto de quemaduras, un ser que reflejaba a un completo monstruo, una bestia abominable y horrible que ante los ojos de Esmeralda le producía asco.

El pequeño logro llegar hasta los pies de Esmeralda, el ser maligno lo siguió, puso su mano sobre él y en segundos el pequeño se transformó en un anciano que termino hecho polvo, lo sorprendente no fue eso, lo que impresiono a la joven fue que las cicatrices del victimario desaparecieron y dejaron ver a un apuesto joven, joven que reflejaba en muchos de sus rasgos a Tomas, lo que solo significaba que ese ser era Derek, esa bestia inhumana y sin piedad era el hombre al cual Esmeralda amaba.

La lluvia cayó sobre todo el lugar, su color no era cristalino sino rojo, en segundos todo el desierto se tiño del color de la sangre, parecía un gran campo de muerte donde miles de guerreros se enfrentaron, Esmeralda cayo arrodillada mientras todo su cuerpo se teñía del color de la lluvia, sus lágrimas eran lo único cristalino que podría encontrarse en aquel lugar, perdida entre la locura y el temor, debió ver como por segunda vez el hombre de su vida ardía en fuego ante sus ojos, claro que en esta ocasión no habían gritos, Derek se quemó sin siquiera inmutarse.

ESENCIA DE VAMPIROWhere stories live. Discover now