Fiesta de escape

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(Jordan)

—Eso los mantendrá entretenidos un buen rato —dijo Lucian mientras cerraba la puerta que llevaba al patio de su casa, donde los chicos habían empezado a tirarse a la piscina más grande.

Probablemente “patio” era una palabra muy triste para un lugar que tenía dos piscinas, varias mesas, mini bares, fuentes decorativas y tropecientas cosas más.  A lo lejos, como si viniera de la acera de enfrente, se oyó que alguien soltaba un rugido y luego un gran chapoteo. 

—Hombre al agua —confirmó Lucian espiando a través del vidrio—. Espero que no se haya roto nada, tenemos un partido en tres semanas. 

Esas simples palabras me devolvieron a la realidad. TRES. SEMANAS. 

De la nada, una Pepsi apareció frente a mis ojos.

—Relájate —insistió Lucian mientras yo tomaba un trago y automáticamente me sentía mejor—. Totalmente arrasaremos con San Silvestre. Ni siquiera nos ganaron el año pasado, cuando apestábamos. 

Era verdad. Los años anteriores, el entrenador Saenz no me dejaba incluir nuevos jugadores y los que él escogía eran terribles. Finalmente, fue el director el que tuvo que intervenir para que las cosas cambiaran y tuviéramos el gran equipo que estaba ahora. Lástima que él no creyera que yo era un mal capitán. 

—Lucian, estaba pensando…

—Eso no es bueno. Las cosas son terribles cuando piensas, Jordan —bromeó él.

—El capitán de San Silvestre es el único buen jugador que tienen —continué como si no me hubiera interrumpido—. Si logro enfrentarme con él un momento, podría ser suficiente para que me fracture el tobillo o…

—¡NO!

Fue una gran cosa que justo en ese momento los chicos afuera soltaran varias exclamaciones emocionadas —seguro alguien iba a lanzarse del trampolín más alto— porque Lucian sonó como si fuera a matarme.

—NO —gritó de nuevo—. ¡Estás loco! No vas a lesionarte para que yo pueda quedarme en tu lugar. Si veo que te atreves, voy a hacer que me rompan el cuello antes o algo así. Tú sabes cómo es esto. No puedes calcularlo, Jordan. Podrían dejarte cojo para siempre.

—Pero…

—¿Qué vas a hacer? ¿Decirle al capitán: “Oye, hazme daño, pero no mucho”? —Lucian negó con la cabeza lentamente—. A veces eres tan inocente, Jordan. Si no fueras tan bueno en fútbol, juro que serías un marginado.

Con esas palabras y su mirada de reproche, yo parecía un niño siendo reprendido. 

—Lo siento —intenté decir, sintiéndome totalmente ridículo.

Lucian soltó una risita.

—¿Cómo es que has sobrevivido hasta ahora en la secundaria? Ah, sí, porque soy tu mejor amigo.

—En serio me estoy cansando de todo —murmuré—. Voy a colapsar.

El ambiente entre nosotros cambió notablemente, a ese momento de mejores amigos donde las cosas se vuelven serias y todos sonamos adultos.

—No deberías dejar que la gente te manipule. No tienes que agradarle a nadie si no quieres. 

—Ya sé, pero el tiempo sigue corriendo y en dos meses debo tener listo todo para la universidad. Ya presenté todas las aplicaciones, pero mi padre me matará si se entera que pienso presentarme también a la de diseño. Al menos el tuyo te presiona para conseguir un sueño que tú también quieres.

Seduce a mi ex-novio (Disponibles los primeros capítulos)On viuen les histories. Descobreix ara