Capitulo VI: Una Experta en Perversiones (Sarah Greenberg's Day Off)

5.5K 265 89
                                    

Era un día espectacular, ¿cómo pueden esperar a que una chica como yo asista al colegio en tales condiciones? Debería ser ilegal, y al menos en mi código de conducta. "El Gran Libro de Reglas...y como conducir tanques Tiger" esta es una clausula importante:

"Si el día es hermoso, todo estudiante esta en su derecho de irse de pinta".

No quisiera faltar, pero no es como si pudiera oponerme. Creo que los antiguos romanos tenían un dicho así: Es la Ley, y como dice el dicho: “Sarah lex est Dei lex”...lo que creo que se traduce como "La Ley de Sarah es la Ley de Dios".

Mis amigos han estado demasiado presionados, lo cuál es entendible si tomamos en cuenta que están locos el uno por el otro, pero son demasiado temerosos para dar el primer paso, pero si no lo hacen pueden perder su juventud en cosas sin importancia, y en palabras de un gran filósofo de nuestros tiempos: "La vida pasa demasiado rápido, si no te detienes a verla, te la podrías perder".

Una de las ventajas de tener una madre hippie, un hermano ausente y un padre al otro lado del país ocupado con su amante japonesa es que no tengo que inventar excusas si es que no quiero asistir a la escuela, y que va, la única regla que me piden es que no traiga depredadores mayores a la casa...sí, en invierno los osos bajan, y pensé que sería tierno robarme uno bebé, lo cuál fue divertido hasta que la madre enojada acecho nuestro jardín...

¿Dónde iba? ¡Ah por supuesto! En fin, si quiero faltar, puedo. Sin embargo la que NO puedo es decir lo mismo de Allyson, ustedes la conocen ya, no es tampoco una alumna modelo, pero tiene problemas para mandar todo al carajo; Jake no presenta complicaciones, y si el quiere dejar de asistir también puede tomar esa decisión, pero Allye...Dios, pobre niña...

¿Qué tal si la llamamos? Sólo para saludar.

—¿Hola? —me contestó al celular tras marcar su número.

—Allye, levantate por favor, necesitas un día de relajamiento y ocio —le dije.

—No puedo, estoy enferma...

¿Estaba enferma? No sé porqué no me sorprende: a veces siento que la veo más con las mejillas y los ojos rojizos de lo que la veo sana, y parece enfermarse por todo. ¿Le rompieron el corazón? Se enferma; ¿no le salen las ecuaciones? Se enferma; ¿Se come por error mi proyecto de biología pensando qué es yogur de crema? ¡Y se enferma!

—No te dejaré de llamar hasta que te pongas tus pantalones emo, te peines con ese tonto fleco que pasas media hora en acomodar en la dirección correcta y vengas aquí—le imploré, tratando de usar toda mi capacidad de persuasión (dado que enseñarle un pecho no sirve con mujeres...excepto con la maestra de arte, pero esa es otra historia)

—No, hablo en serio —Allye me dijo—, estoy enferma, no puedo levantarme de la cama, no puedo ni tomar el control remoto, no existe otra explicación para ver dos horas seguidas de "Vancouver Shore".

Y ella me cuelga ¿Pueden creer el descaro? Pero no piensen que Sarah Greenberg se rinde con facilidad ¡Sí pude aprender farsi en una noche para negociar la liberación de una prima puedo con esto!

Ya verán, esta vez seré más directa en la siguiente llamada.

—Tienes diez segundos para ponerte en pie o iré por ti.

No crean que hago esto con ganas de molestarla, al contrario mis amigos y amigas; hago esto por ella, porque la quiero, y porque deseo verla bien, y si hay alguien que necesita un buen rato es Allyson, y sé que puede decirme "no" en este momento, pero apuesto cien dólares en cuentas de vidrio cherokee (es la moneda corriente en mi casa, luego les contaré sobre eso) a qué ella esta en la puerta de su casa, tratando de decidir si debe salir o no.

El Club de Hopewell: Segundo CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora