Capitulo 12 parte 1

88 7 0
                                    

Caminé de un lado al otro a través del living de la cabaña.

Javier todavía no volvía.

Habian pasado mas de dos horas y el todavía no volvía.

Afuera estaba oscuro y había comenzado a nevar.

Estaba volviéndome loca. No podía salir a buscarlo, no podía dejar a las chicas solas. Pero ya había pasado demasiado tiempo... si algo le había pasado...

Di mas vueltas alrededor. Frustrada, cansada, asustada, angustiada, no eran palabras suficientes para describir como me sentía en este momento.

Cuando Alexis finalmente me contó lo que pasó en el café, todo encajó. Las cosas habian estado bien hasta ese punto. Nuestros mensajes, las bromas, pero sentí que algo no estaba bien en cuanto lleve a las chicas a su departamento cuando volvió de su viaje. Me dije que solo estaba viendo cosas, que solo estaba nerviosa por lo que sucedería con nosotros.

Tomé mi celular para intentar llamarlo nuevamente cuando la puerta se abrió y ni siquiera le di un segundo. Corrí y me abalancé sobre él, las lagrimas corriendo por mis ojos sin que pudiera hacer nada al respecto.

Me atrapó antes de que mi impulso nos botara al suelo. Parecía sorprendido, su cuerpo estaba tenso cuando me cubrió con sus brazos — ¿Diana...?

— ¿Dónde estabas? ¿Por qué no contestaste tu celular?

Su abrigo estaba helado, con millones de pequeños fragmentos de hielo aferrados a la tela, a su cara, a su cuello, sus manos, pero no me importó, seguí aferrada a él.

— Necesitaba salir un momento, y mi celular debe haberse quedado sin batería...

Moví mi cabeza hacia arriba y él se detuvo cuando vio mi rostro, el cual debía estar rojo de tanto llorar. Odiaba que alguien me viera llorar porque sabia como me veía después, mucho menos que Javier me viera, pero no podía detenerme, las lagrimas seguían viniendo sin importar lo que hiciera para detenerlas.

El movió sus dedos helados sobre mis mejillas, sus ojos y su cuerpo suavizándose— Hey, ¿Qué pasa?

— Estuviste fuera durante horas — Me ahogué — Dijeron que se avecinaba una tormenta. Y pensé...

No pude seguir. Habian pasado tantas cosas por mi cabeza, había imaginado cientos de imaginarios horribles en esas horas en que estuvo fuera y no quería volver a recordarlos.

— Siento haberte asustado. Yo solo... — Su pecho se elevó con una fuerte respiración — Necesitaba un poco de aire. Comencé a caminar y cuando me di cuenta había ido mas lejos de lo que pensaba...

Él seguía acariciando mis mejillas y mi cuerpo dejó el miedo para darle paso a la rabia.

Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé con toda la fuerza que pude, pero él no apartó sus brazos de mi— ¡Estaba tan asustada que casi me volví loca! No vuelvas a hacerme una cosa así, ¿Me escuchaste? — Tan pronto como lo dije, la fuerza se escapó dejándome cansada. Tan terriblemente cansada — No vuelvas a hacerlo.

Javier gruñó y me tomó en sus brazos como si no pesara nada. Dio un par de zancadas y se dejó caer en el sillón conmigo a horcajadas.

Tan pronto como estuvimos sentados, nuestros cuerpos entrelazados, él puso una mano en mi nuca y me inclinó hacia su rostro. Su beso fue... fue con pasión, amor, pero también con angustia. Casi sentí cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo e intentó apartarse de mi, pero no lo dejé. Agarré su abrigo con mis manos y lo miré a los ojos.

— No estoy saliendo con nadie.

El silencio que siguió fue ensordecedor. Él no dijo nada, pero su respiración era errática de nuestro beso y sus ojos estudiaban los míos fijamente.

Dejé salir el aire en un suspiro — Alexis me dijo lo que pasó en el café — Dije, mis manos permaneciendo apretadas en puños en su abrigo — Sé lo que oíste y sé como debió parecer para ti, pero no estoy saliendo con ese tipo. Ni siquiera recuerdo su nombre. Solo salimos una vez en una cita y fue porque Alexis me vio demasiado deprimida, y...

— ¿Deprimida? — Preguntó, su voz ronca. Pero su mirada persistiendo en mi boca. Como si quisiera volver a besarme. Quería que me besara otra vez, quería que me besara para siempre, pero antes debía arreglar este estúpido mal entendido.

— Si, fue cuando... — Hice una pausa y reuní valor — ... cuando pensé que tenias novia.

Él solo me miró y sentí mis mejillas enrojecer.

— Te lo dije, jamás ha habido nadie mas.

Asentí — Lo sé. También ha sido así para mi.

Suspiró profundamente y me atrajo hacia su pecho, sus brazos a mi alrededor. Solté un respiro entrecortado y cerré mis ojos. Estaba tan cansada que no pude hacer nada mas que quedarme dormida allí, en sus brazos.

Confía en mí (Actualizada)Where stories live. Discover now