Capitulo 11

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Diana

Estuvimos casi una semana en una cabaña que había arrendado, la nieve por todas partes. Era increíble. Habíamos hecho muñecos de nieve, andado en esquí e iniciado peleas de nieve.

Todo había estado bien.... salvo que Javier había estado distante y no sabia lo que pasaba. Tal vez pensó que el decirme que me amaba me había asustado o que era demasiado luego para decirlo. No lo sé, habian pequeños momentos en que la tensión desaparecía de su rostro y se relajaba a mi alrededor, donde bromeábamos coquetamente y reíamos, pero él rápidamente volvía a retraerse.

Como esa vez en casa de tía Norma. Había estado segura de que me besaría, pero no lo hizo.

Quería retroceder hacia esa noche en casa y poder decirle devuelta que también lo amaba, pero había estado tan en las nubes con su confesión que apenas y pude articular algunas palabras cuando me encontré con las chicas.

No entendía lo que había estado pasando con él, quería que habláramos, pero sabia que no podíamos hacerlo al menos hasta que termináramos el viaje. No podíamos hablar con las chicas escuchando.

La cabaña tenia dos habitaciones, la principal, la cual contaba con una cama tamaño matrimonial y un baño privado, y una con dos camas individuales. Pero desde la primera noche, solo ocupamos la habitación principal, las chicas se las arreglaron para hacernos dormir en la misma cama, ellas dos al medio y nosotros a su lado.

Había olvidado lo bien que se sentía estar así. Todos juntos. Como los domingos en la mañana cuando las niñas se despertaban temprano y venían a acostarse con nosotros. Luego Javier se levantaba y nos traía desayuno a todos.

— ¿Podemos ver ahora una película?

Dejé de soñar despierta para ver a Olivia con su piyama extra abrigado que había empacado para ambas, con el control en la mano.

Javier y yo nos habíamos puesto de acuerdo para que ellas no vieran televisión ni nada tecnológico mientras duraba el viaje, pero una película no le hacia mal a nadie. Y además, esta era nuestra ultima noche aquí.

— Está bien, ve a buscar a tu hermana.

Salió corriendo mientras yo acomodaba almohadas encima de la cama y añadía un par de mantas mas porque aún con la calefacción el aire estaba demasiado frio, y ya se estaba oscureciendo.

Justo acababa de terminar de arreglar todo cuando las chicas se lanzaron de un salto hacia las camas.

— Está bien, no salten en la cama o no habrá película para nadie.

Se quedaron como estatuas sobre la cama y me obligué a no sonreír.

— ¿Qué pasa?

La voz de Javier estaba justo detrás de mi mientras estaba encorvada sobre la cama y casi pegué un salto del susto que me dio.

— Vamos a ver una película, ¿Quieres verla con nosotras? — Preguntó Sara agarrando un cojín contra su regazo.

Javier fingió pensar en ello, estrechando sus ojos — Mmm, justo iba a ir al cine, pero está bien.

Las chicas estallaron de risa — Aquí no hay cine, papá.

— ¿No?

— No.

— Bien, entonces, ¿Cómo podría rechazar dicha invitación de mis gemas preferidas?

Ellas rieron encantadas y Javier se recostó en el lado derecho, y yo me fui a acostar al otro lado, así como cuando dormíamos, y prendí la televisión.

Confía en mí (Actualizada)Where stories live. Discover now