Compañera de Viaje, Zoe

788 53 2
                                    

En algún lugar oscuro y solitario se escuchaban gritos de terror dentro de una casa abandonada, dentro una vampira estaba jugando con sus víctimas, mientras su compañero estaba sentado encima de una mesa, observando.

Narra Demian:

La mujer de la derecha no tenía que morir hasta dentro de 32 años, por un infarto. El hombre de en medio sufriría un accidente en 10 años, y el otro hombre ahora aún era muy joven, le quedaban 65 años de vida. Pero parece esta noche morirían antes de lo previsto. Los tres estaban atados en las sillas, y debajo de ellos había charcos de sangre, provocados con las torturas a las que estaban siendo sometidos. Elisabeth estaba a un lado de mí, planeando lo próximo que haría, mientras miraba cúters, bisturís, sierras quirúrgicas... Al pensar en aquellos objetos afilados, recordé a Clarise, ella siempre llevaba esas tijeras en el bolsillo.

-Demi...¿Qué te pasa? Estás muy callado.

-Estoy pensando, nada más. -Les miré y vi el mal estado de ellos. -Se están desangrando, ¿vas a tirar la comida?

-¿No es genial verlos así? Rozando la vida y la muerte tan fácil. Un sentimiento que nosotros jamás podremos sentir en nuestras vidas. A veces daría lo que fuera por estar en sus lugares.

-Creo que el sadismo se te ha subido demasiado a la cabeza. -Cogió un bisturí y se acercó al hombre de en medio.

-Por favor, dime que se siente al no ver nada.

Le metió el bisturí en el ojo y el hombre gritó a todo pulmón, mientras los otros aterrorizados miraban para otro lado. Vi que le quitó el ojo, y que ahora iba a por el otro. He visto demasiado en mi eterna vida, como se mataban entre ellos una y otra vez. Incontables guerras y batallas, con millones de muertos...He visto las peores cosas que os podáis imaginar, y esto ya no me afecta en nada. Lo único que veo en ellos, es su fecha de muerte preparada para esta noche, y mi trabajo comérmelas después, para que puedan tener la tranquilidad del otro mundo. 

Pasaron dos horas, y Elisabeth estaba acabando con el último. Sus cuerpos ya no tenían una gota de sangre o vida, solo eran muñecos vacíos hechos de carne y hueso.

-Ya he bebido demasiada. -Tiró el cuerpo de la mujer sin ninguna delicadeza y cogió una toalla para limpiarse. -Estoy cansada, ¿volvemos al hotel?

-Sí. -Aunque yo todavía podía ver algo en sus cuerpos. Me levanté y a cada uno les saqué una pequeña cosa, parecida a una esfera brillante...Sus almas. -¿Era necesario romperles los huesos?

-Es como una anestesia, así esos lugares no le dolerán si corto un poco.

-Raza de sádicos.

Me guardé esas almas y volvimos al hotel. Cuando ya estábamos en la habitación, ella directamente se fue a dormir, y yo salí al balcón a tomar el aire. Yo no necesitaba dormir, los demonios no tenemos fatiga ni cansancio, pero solo dormía por imitar a los humanos. Al igual que con la comida, tampoco necesitamos comer, pero quería probar lo que podían hacer con alimentos básicos. Son una especie inteligente e interesante, pero a la vez estúpida y muy predecible. Todavía les quedaba un largo camino para superarse a sí mismos, y aprender de sus errores.

Clarise...Solo un poco más de dos semanas para que nos podamos volver a encontrar de nuevo. No hagas ninguna tontería hasta ese día.

Narra Sam:

Estábamos de camino a Italia y llevaba a los tres subidos encima de mí, siempre yendo por los bosques con cuidado. Aquel día, al sentir la presencia de alguien en mi bosque me puso en alerta y enseguida fui a deshacerme de ellos, pero al verlos y sobretodo... verla a ella, me sorprendió, y... a esto hemos llegado finalmente.

Lazos de SangreWhere stories live. Discover now