Odio mi vida, puedo sonar muy pesimista, pero tengo motivos para decir que realmente la odio. El primer motivo es mi pasado, mi oscuro y horrible pasado...Y el segundo motivo y creo...que el más importante es la presencia de ese chico en mi vida.
Como cada mañana me levanté, cogí las toallas de mi armario y fui a darme una ducha. Cuando entré las dejé sobre el lavabo y me quité la ropa, cuando de repente sentí algo húmedo en mi cuello. Me di la vuelta y vi esa odioso rostro a mi lado. Un chico de mi edad, con el cabello negro y los ojos azules...que no me dejaba en paz. Me lamió la mejilla y sonrió de una forma muy perturbadora.
-Buenos días, Clarise.
-¿Algún día dejarás de lamerme? -Cogí la toalla y me limpié la mejilla.
-Me gusta hacerlo.
Le di un codazo en el estómago y me separé de él enseguida. La verdad es que no sentía vergüenza por estar tan solo con una camiseta corta y con las bragas puestas, ya me había visto demasiadas veces de las que puedo recordar. Se sentó encima del lavabo y no despegó sus ojos de mí.
-¿Vas a dejar que me duche?
-Adelante, como si no existiera.
-Ojalá no existieras...No puedes meterte como si nada en mi habitación. Es mi habitación... Si tanto quieres ver a una mujer desnuda, búscate a otra.
-Me importa poco los placeres mundanos, pero por ti haría lo que fuera. -Dijo mientras se relamía los labios y me miraba de arriba a abajo.
-Pues búscate un perro y déjame en paz, quiero ducharme tranquila. -Le agarré el brazo y lo saqué a patadas del baño. -Solo media hora, solo te pido media hora de soledad, por favor...Demian.
-¿Pero que pasará si te resbalas en la ducha y te matas?
-Eso no pasará, no tengo tanta suerte. -Le cerré la puerta en la cara, respiré hondo y me quité la ropa que me faltaba.
Él era Demian...un tipo muy molesto que no me dejaba sola ni un momento, y no precisamente era un humano, sino un demonio que estaba conectado a mí. Cuando acabé la ducha, cogí la toalla y me cubrí el cuerpo con ella, y cuando salí del baño le vi tumbado sobre mi cama.
-¿Sigues aquí?
-Por supuesto, estaba esperándote. -Cogí la ropa y me cambié allí mismo. Al mirarme en el espejo, vi que mi pelo castaño estaba todo revuelto y mis ojos verdes estaban rojos de haberme pasado toda la noche en el ordenador. -¿Has hecho el trabajo de Biología?
-¿Eh? No, ¿era para hoy?
-Menos mal que yo lo he hecho por ti. Eso de la evolución es tan aburrido, he visto demasiada gente morir en mi vida. Unos viven, otros mueren, y todo cambia tan rápido. Las cosas no eran tan complicadas en el siglo XVI, que tiempos...era muy respetado.
-¿Por qué eras un hijo del diablo?
-Los religiosos siempre decían eso, sin saber que yo estaba a su lado. -Se río y me miró. -Mírame, si parezco un ángel.
-Sí, un ángel caído del cielo. -Preparé mi bolso y recogí los libros. -Te agradezco lo del trabajo y eso... -Cuando miré mi escritorio, cogí las tijeras que había sobre unos papeles y las guardé en la chaqueta.
-¿Algún día dejarás de llevar eso encima? -Esta vez habló con un tono serio y se levantó de la cama.
-Nunca, ahora vámonos. -Salimos de mi casa y nos fuimos juntos al Instituto.
Como cada día al llegar a ese horrible lugar, guardé mis cosas en la taquilla y solo cogí lo que necesitaría para la siguiente hora. A pesar de que él era un demonio, hacía la vida normal de un humano mientras estaba conmigo, y a veces podía resultar útil tener a alguien que ha visto tanto del pasado como él. Íbamos hacia nuestra clase, cuando por el pasillo escuché a alguien decir mi nombre.
CZYTASZ
Lazos de Sangre
WilkołakiLos encuentros no son coincidencias, al menos no para Clarise, una chica con una vida poco normal para los demás, llena de secretos que ella misma quisiera olvidar, pero que jamás podrá huir de sus terribles decisiones. Amor, odio, cosas sobrenatur...