Capitulo 7

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Pasadas unas cuantas semanas, pude volver a mi vida normal, no había vuelto a ver a Axel pero me asustaba tener que verlo en mi, ahora, único trabajo. Los primeros días eran aterradores. Estuve cuidando a Jake más que pensar en lo que había pasado el viernes por la noche. Pero una vez que Jake no fue mi problema, lagrimas aparecieron por mis ojos recorriendo mis mejillas y un dolor en el pecho insoportable.
Todo eso se había evaporado tan pronto como empezó Lunes y comencé a trabajar en la cafetería. Las horas de la tarde eran las horas que mi mente desaparecía y me centraba en lo que hacía. Justin no aparecía por ninguna parte.
Durante toda esa semana, soñaba con que Axel aparecía por sorpresa en la cafetería o en la universidad y temía por ello, pero una vez que vi que no era persistente, seguí.
Tal vez se dio cuenta que estaba haciendo mal y no volvería. Por parte, era bueno, pero el dolor en el pecho al pensar no volver a verlo permanecía allí.
Después de una semana del susto de Jake en el hospital, el apartamento y las ocho personas que éramos habíamos cambiado nuestra manera de cuidar a Jake. John, John seguía siendo un capullo pero, se iba tranquilizando poco a poco.
También, John, trajo más dinero a casa. Como unos cinco mil sin problemas y los dejó encima de la barra americana un día de la semana. Sus palabras fueron es por lo que no te he pagado, todo tuyo. Me estaba empezando a devolver el dinero. Sin embargo la pregunta de donde lo conseguía seguía siendo abierta.
Llegados a mitades de semanas a mediados de marzo se empezaba ver como el sol hacía más efecto en el estado de California, por ser uno de los estados más cálidos, en invierno, hizo el suficiente frío como para no querer salir de casa por si te convertías en hielo.
Estaba terminando mi turno en la cafetería, mejor dicho, estaba cambiada y saliendo de ella para coger el coche e ir directa a la universidad donde tenía unos dos exámenes.
Mi bolsillo del pantalón trasero comenzó a vibrar y a sonar la típica canción de móvil. Lo saqué sin reparar quien era y lo puse en mi oreja.
Estaba en medio del campus, seguro que era Alex que me había visto y en vez de chillarme me llamaba para que me esperase a que viniese y fuésemos juntos a clase.
-¿Sí? - pregunté al otro lado.
-Kate, soy Ethan... - comenzó él.
Ethan no había contactado conmigo en ningún momento de la semana, lo que me pareció raro si él estaba tan interesado en volver a verme.
No le di importancia al también, sumarle en mi semana de cuida a Jake el tener que estudiar.
-¿Habías perdido mi teléfono? - bromeé.
-No es eso. Te necesito. Es urgente - dijo con voz tensa, aguda, nerviosa. Ethan no se ponía nervioso por nada.
-Bien Ethan, ¿puede ser más tarde? Tengo dos exámenes que atender en la universidad - le expliqué.
-Trata de Axel, Kate - suspiró.
-Entonces, no hay ni ahora ni un más tarde. Nunca - dije severa.
-No lo entiendes Kate... - siguió.
-Y no quiero entenderlo, ¿en que momento no te has enterado que no quiero volver a ver a Axel? - pregunté.
-Sé una puta egoísta Kate, haz lo que quieras, ¿bien? ¿Quieres eso? Sólo te digo, que necesito tu ayuda para algo. Si recapacitas en los exámenes, llámame - colgó.
¿Qué cojones le estaba pasando a ese pedazo de mierda? Ethan no se ponía nervioso por nada, algo estaba pasando con Axel; Ethan, no me pedía ayuda si trataba de Axel, debía estar desesperado.
Y cuando me quise dar cuenta, estaba de vuelta al aparcamiento corriendo para ir a mi coche y llamando a Ethan. Todo eso, sin recapacitar y sin pensar en los pros y los contra, mi cuerpo, mi alma, todo iba hacía allí por si solo.
Al tercer tono, se escuchó como descolgaba Ethan y comenzaba a hablar con alguien sobre medicinas y alcohol.
-¿Kate? - preguntó extrañado.
-No, soy Santa Claus - contesté con sarna.
-No es tiempo para bromas - como si lo hubiese visto, rodó los ojos exasperado.
-Bien, estoy en el jodido coche, tu ganas. Ahora me dices donde estás y que está pasando - ordené, exigí.
-Pon el manos libres, no quiero que tengas un accidente - dijo protector.
-Ya lo tengo papá - me di el lujo de rodar los ojos.
-A casa de Jeremy, donde trabajabas - dijo Ethan.
Di la vuelta a la manzana para ir por el camino más corto dirección a aquella mansión de ensueño.
-Estoy yendo - le dije para cortar el silencio que había.
-Des del viernes pasado, hará casi dos semanas, Axel vino bastante raro, estuvo toda la noche evitándome y terminó la fiesta una vez él había venido. Durante la semana, no lo veía. La Sra. Johnson me decía que se iba pronto. Y no volvía hasta altas horas de la noche. Creo que tiene que está sin dormir desde ese día.
Respiré hondo, ¿a qué iba eso? ¿Axel estaba siendo un crío?
-Una noche, creo que fue el jueves, me llamó Dylan, aquel chico que barriste con la bomba explosiva, me dijo que había visto a Axel en un bareto de mala muerte bebiendo - explicó, pero siguió, Ethan no callaba - así que pensé en seguirle el viernes, Axel se iba temprano para ir a correr, luego se iba a comer en algún restaurante y daba una vuelta por la cafetería la cual trabajas y se quedaba allí hasta que salías de él para ir a la universidad. Una vez eso, él se iba al bar a beber y beber y seguir bebiendo.
Axelme había estado espiando. Axel estuvo toda la semana con los ojos puestos en mi. Él estaba. Como en mis sueños, él era un tipo de acosador ya conocido que no sabía lo que se proponía siguiéndome.
-¿Y por qué me necesitas a mi? - pregunté con el hilo de voz que me quedaba.
-A parte que él lo único que dice es tu nombre, hoy, está incluso peor. Eres la única persona que puede hacer que deje la bebida - explicó.
Todavía no era capaz de conectar los cables que me quedaban para que mi bombilla se encendiese y entendiese por que estaba yendo hacia allí si en teoría aquello me tenía que dar exactamente igual.
-Llegaré pronto - suspiré.
-Sólo es eso Kate, sólo necesito tu ayuda en esto, luego, ayudaré a Axel que se olvide de ti - dijo.
-¿Nunca lo hizo? - pregunté.
Y esa, era la primera pregunta que me daba miedo su respuesta, la hice sin darme cuenta, pero yo quería saber esa respuesta. Y él único que podía responder a todas las preguntas en blanco hablando de la fuga repentina de Axel, era Ethan.
Por mucho que Ethan fuese demasiado bueno y perdonase cualquier cosa, que él fuese el mejor amigo, el compañero de Axel después de que supiese todo lo que me había hecho, era por que algo malo, algo entendible hacia a Axel el bueno de la historia y no aquel criminal que yo creía.
Y si podía tener la oportunidad de saber todo lo que no sabía, iba a hacer lo posible que estaba en mi mano. Aun que estuviese tropezando con la misma piedra.
Pero sentía que necesitaba esas respuestas para seguir adelante y terminar con la hoja estancada de mi propia historia. Y no sólo cambiar de hoja y avanzar de esa historia, si era posible, cambiar de libro donde no volviese a aparecer Axel nunca más. Que eso quedase cerrado para siempre.
Pero una parte de mi, no quería cerrarlo, por que esa parte de mi, todavía estaba enamorada de él por mucha mierda que hubiese pasado.
-No es algo que quiera hablar aquí - dijo Ethan por la otra linea.
-Bien, ahora nos vemos - y colgué.
No iba a avasallarlo a preguntas una vez que pisase la casa Kydog-Mallete, si no, en el momento que viese todo ordenado, me llevaría a Ethan y a cambio de la ayuda que le iba a proporcionar, él me iba a dar esas respuestas.
El camino no se estaba haciendo nada largo, cuando quise darme cuenta, a lo lejos de aquella enorme calle veía las rejas negras de la gran mansión la cual me dirigía.
Me había prometido a mi misma que no iba a volver.
Pero por las experiencias pasadas, mejor no prometerse algo por que al final terminas incumpliendo tus propias promesas, ¿y sabes lo peor? Estaba haciendo la mayor locura, dejando mis estudios en segundo plano, por amor.
Por un amor que se marchó sin explicaciones y yo iba a ayudar a esa persona, sin ninguna razón lógica. Por que yo no la encontraba por ninguna parte.
Aparqué fuera, no iba a dejar mi Cadillac en esa mansión, ya destacaba en esa urbanización como para dejarla justo donde todos podían verla.
Respirando unas cuantas veces y como si mi cuerpo fuese solo, de nuevo. Estaba caminando hacia la puerta temblando como un flan.
Dejé al guardia de seguridad cuando me abrió hablando solo mientras me acompañaba a la puerta explicando que había ocurrido desde que me había marchado.
Cuando le dije que iba a ver al hijo de los jefes se quedó anonadado y dejó de hablar y preguntar. Es más, se despidió de mi y se marchó a su puesto.
Una vez sola en frente de la puerta, piqué. Y me sentí como nueva en esa casa. Como si jamás había estado allí.
-Buenos días, ¿qué desea? - preguntó la criada de la casa una vez que abrió.
Cambió su rostro una vez al verme y fue más amable conmigo.
Al parecer, ya me estaban esperando.
Y como muchas veces, estaba pasando por aquellos pasillos enormes con cuadros más caros que todo mi apartamento. Y llegando al salón principal donde estaba Ethan.
Ethan daba vueltas por toda la sala hablando con los señores de la casa y Dylan a un lado mirando por la ventana.
-La señorita Jones acaba de llegar - dijo la criada.
Todos pusieron sus ojos en mi como si fuese una extraña.
Ethan suspiró aliviado pensando que yo nunca iba a llegar, Dylan alzó las cejas con algo extraño que le estaba pasando en la cabeza muy curioso para él. Jeremy fruncía el ceño y Pattie sólo era capaz de estudiarme.
-Gracias, dios mío, gracias por venir Kate - dijo Ethan viniendo hacia mi y dándome un abrazo.
-No hay de qué - sonreí sin enseñar los dientes.
Demasiadas sensaciones se estaba revolviendo por todo mi cuerpo, ansiedad, nerviosismo, estupidez, miedo, sobretodo miedo.
-Cuando Ethan ha explicado toda la historia no podía creerlo, eres la famosa ex novia de Justin - dijo Dylan sacudiendo su cabeza.
-Y eras nuestra empleada - terminó Jeremy con un susurro.
-El mundo es un pañuelo al parecer - dije encogiéndome de hombros.
-Está en su habitación encerrado, no podemos entrar. ¿Podrías...? - fue Ethan quien lo dijo.
-Intentaré hacer algo - dije a todos los presentes - pero no soy un ángel y no puedo arreglar estas cosas.
-Te acompañaré - y esa fue la voz dulce de la madre.
Y estaba por la zona prohibida de aquella casa. Mientras trabajaba allí me habían dado las normas claras que no podíamos subir a las habitaciones de los señores de la casa para nada, ya que nosotros no nos ocupábamos de ello.
Era exactamente igual que la planta principal, con su interior decorado con cuadros de la época de la escuela de Chicago y el modernismo de finales del siglo XX.
-Creo en ti, Kate, sé que tu eres capaz de terminar con esto - dijo Pattie una vez que llegamos a la cuarta puerta de aquel pasillo.
-No puedo prometerte nada - le dije mirando a los ojos.
-Él haría cualquier cosa por ti, incluso cortarse un brazo, esto será pan comido - sonrió de lado.
-Me encantaría tener ese positivismo - reconocí.
-Sólo, haz que vuelva mi hijo - dijo ella.
Y me dejó sola. Jodidamente sola, con todo el silencio alrededor y con un nudo en la garganta queriendo salir corriendo y vomitar.
Respiré hondo unas cuantas veces mientras ordenaba mi mente y pensaba en el plan perfecto para que Axel me abriese.
Con suavidad, toqué la puerta unas cuantas veces y eso hacia intensificar mi miedo y mi nerviosismo.
No obtuve respuesta, cuando estaba esperando un 'vete a la mierda'. Podía ser buena señal, o que Axel terminase desmayado y... Dejé de pensar.
-Axel... - susurré pegada en la puerta como una idiota.
Nada. Silencio en el otro lado.
Respiré hondo.
-¡Axel! - grité dando un golpe a la puerta - soy Kate - eso lo dije más suave.
Sentí el tintinear de algunas botellas en el otro lado de la puerta. Axel seguía vivo y podía estar caminando.
-¿Cómo puedo saber que eres tu realmente? - preguntó él.
-Abre y descubrirás si soy yo - contesté.
-Ella no vendría, estoy demasiado borracho y empiezo a imaginar cosas - dijo él.
-Axel... - suspiré - soy yo, sólo abre.
-Dime algo que sólo sepamos Kate y yo - me retó.
Estaba totalmente borracho y su estupidez había crecido desde la ultima vez que lo había visto.
Rodé los ojos sonriendo y pensé en uno de aquellos buenos momentos que habíamos tenido.

-¿Quieres hacerlo? - pregunté mirando a sus ojos mieles a centímetros de los míos.
-Está claro - sonrió como un niño pequeño enseñando todos sus dientes.
  Axel  había tenido la gran idea de ir una noche cualquiera a la fuente del polígono por que le apetecía.
Acepté sólo por la ilusión que tenía por todas las sorpresas que me había preparado.
-Está bien, ¿y qué sería? - pregunté siguiendo su juego.
Él estaba como loco de querer un tatuaje que significase esa extraña historia entre nosotros dos.
Yo no estaba totalmente convencida por que veía como iba esa relación demasiado rápido y un tatuaje era para toda la vida. No estaba segura de ello, pero 
Axel era el demente. 

Vuela Libre #2 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora