Cap.12

50.1K 2.4K 358
                                    

– Yo... – tomé aire tratando de tranquilizarme –, necesito que me abraces.

Solté a la vez que me sentaba a su lado y me acurrucaba en sus brazos. No podía hacerlo, sinceramente, no podía.

– Eh, no llores – me acarició la mejilla –, dime qué te ocurre.

– No, no es nada, sólo que... – alcé la cabeza para mirarlo fijo a los ojos –, no me gusta estar lejos de ti.

– ¿Me echaste de menos en esta media hora que nos separamos? – preguntó burlón – Así que no puedes vivir sin mí, ¿eh?

– No estropees esto, Harry, por favor – le pegué suavemente en el pecho escuchándolo reír.

– Oye, que estoy débil – se quejó palpando el lugar dónde le había golpeado –. No necesito que me pegues, necesito que me mimes.

Sin poder creer la forma tan fácil que tenía de darle la vuelta a las cosas, me erguí levemente y besé su mejilla izquierda varias veces con toda la ternura del mundo, también esos hoyuelos que tanto me hipnotizaban, y seguidamente su barbilla. Podía sentir el roce de su incipiente barba en su cara. A algunas personas eso les resultaba incómodo y molesto, pero a mí personalmente me encantaba pasarle la mano por las mejillas y pincharme con su vello.

– Yo quiero más besos – protestó cuando se percató de que mi atención se centraba ahora en acariciar su mandíbula y sus mejillas.

– Parece que hoy amaneciste caprichoso – reí, besando la punta de su nariz.

– Sí, parece que sí.

Se me quedó mirando de una forma en que nuca lo había hecho. Casi podía ver a través de él lo que pensaba en ese momento, lo que sentía... Me sonrió hipnotizado dejándome disfrutar de las preciosas hendiduras que se formaban en las comisuras de sus labios y acercó su cara a la mía.

– No sé que me pasa contigo _____ – habló perdido en mis ojos, haciéndome enrojecer al instante –. A cualquier chico le cuesta decir estas cosas, pero me parece que yo ya he perdido cualquier pizca de verguenza que alguna vez haya podido tener y siento que me puedo sincerar del todo contigo. Desde el día del accidente algo me pasó. Te vi en el aeropuerto y algo dentro de mí se revolucionó, haciéndome saber que ibas a significar mucho en mi vida. Y ahora mismo sé con certeza que no me equivocaba.

Quería hablar, pero una vez más, no podía hacerlo. Me sorprendía mucho que me estuviera diciendo aquello, más que nada porque ninguna otra persona en el mundo me había hablado alguna vez de aquel modo.

– Creo que no es necesario decir que eres una de las personas más importantes de mi vida ahora. Estuviste todos los días ahí cuando prácticamente estaba medio muerto, tenías esperanza en que me recuperara, y cuando desperté, seguías aquí conmigo – tomó una de mis manos que descansaba sobre su vientre y la enlazó con la suya –. Si lo que te preocupa es que alguna vez me vaya de tu lado, puedes estar tranquila que no lo haré. No porque me sienta en deuda contigo, sino porque yo sí que no puedo estar sin ti.

Tenía razón. El posiblemente no se iría de mi lado, pero, ¿y yo?

– Harry... – su nombre salió como un suspiro de mi boca. Tenía que intentar pararlo antes de que fuera demasiado tarde.

– No es necesario que hables – enganchó un mechón de mi pelo con sus dedos y comenzó a juguetear con él –. Te puede parecer extraño todo lo que te digo pero, no me trates como un loco, de verdad que lo pienso.

Desvió la vista de mi pelo, a mis ojos, y luego fue bajando lentamente hasta mis labios. Se acercó más aún y pude sentir nuestras respiraciones mezclarse. Me miró una última vez pidiéndome permiso y yo, abstraída por la situación, no pude negárselo.

Vuelo 1227Where stories live. Discover now