Capítulo 6

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        – ¡Sierra Leona, Sierra Leona! – gritaba desde la distancia la joven gata de pelaje negro y patas blancas, apenas alcanzo el tronco hueco donde dormía la reina y sus cachorros asustada pregunto. – ¿Qué pasa Pimienta, y donde esta Fango?

– Una patrulla del Clan de las Nubes nos encontró, Fango se quedó a detenerlos pero tenemos que salir de aquí, no hay tiempo, toma a Azafrancito, yo llevare a Pequeña Colibrí, corre, corre. – dijo apurada Pimienta.

Los pequeños cachorros jugaban cerca escondiéndose y saltando entre las hojas secas y pequeñas ramas que se quebraban bajo sus aun tiernas zarpas; un pequeño macho de pelaje naranja intenso y patas blancas y una pequeña hembra de manto dorado y naranja, ambos inocentes se divertían sin saber lo que ocurría cerca de ellos, sin que tuvieran tiempo siquiera para asustarse las gatas adultas tomaron por el cuello a los cachorros y empezaron a correr, los pequeños no entendían que pasaba y maullaban desconcertados mientras ambas gatas esquivaban arbustos y piedras y daban saltos buscando salir lo antes posible de ese lugar.

– Hacia las casas de los dos patas, allí nos buscara Fango. – maulló Pimienta.

Mientras corrían Pimienta tropezó rodando por la hierba y soltó a Pequeña Colibrí que también rodo frenando solo cuando choco con una piedra. – ¡Mi pequeña! – grito Sierra Leona luego de colocar a Azafrancito en el suelo.

– ¡Estoy bien mamá! Tengo miedo, ¿Qué pasa? – pregunto la pequeña gatita.

– ¿De quién escapamos? – agrego su hermanito.

Pimienta se reincorporo y con prisa les dijo – Estaremos bien, pero tenemos que irnos, no tengan miedo – para luego tomar nuevamente a la gatita del cuello y seguir corriendo, el fugaz descanso y la preocupación por el bienestar de los cachorros y el de ellas propio dio a Sierra Leona y Pimienta las fuerzas necesarias para acelerar el paso y sortear con mayor cuidado y habilidad el tramo de bosque que aún quedaba frente a ellas.

Llegaron muy pronto a las casas de los dos patas, el sol iluminaba el campo abierto y les mostraba con mayor claridad el espacio donde podían esconderse, ya con más tranquilidad caminaron los cuatro hacia la primera que vieron que resultaba ser la última de una fila de varias casas.

– Lo más seguro será que nos escondamos dentro de una de las casas de los dos patas, yo sé a cuál podremos entrar, los dos patas se van todo el día, no tiene perro y solo está allí un minino tonto y regordete que no nos fastidiará.

***

Con el dolor de sus heridas punzando intensamente en cada uno de sus pasos, muchos mechones de pelo arrancados del cuerpo y las heridas a flor de piel caminaba Fango a un costado del sendero atronador escondiéndose entre las plantas y arbustos, pero en un par de ocasiones fue percibido por los perros de las casas de dos patas que se lanzaban sobre los cercos ladrándole. Afortunadamente el sendero no era muy largo, eran unas pocas casas de dos patas las que debía recorrer hasta llegar al punto donde acordó su encuentro con Pimienta.

Al alcanzar la última casa se hecho a descansar bajo las ramas de un arbusto mientras intentaba olfatear el ambiente buscando rastros de Sierra Leona, Pimienta y los cachorros. El agotamiento de la batalla termino por sumergirlo en un profundo sueño que luego se vio interrumpido por unos suaves empujones acompañados de una voz familiar que le decía – ¡Despierta Fango, despierta! – se trataba de Pimienta que lo había encontrado.

– Por el Clan Estelar, estoy muy agradecido de que estés bien, ¿Y dónde están Sierra Leona y los cachorros? – pregunto Fango mientras pasaba su pata delantera por el rostro para humedecerse los ojos.

LOS GATOS GUERREROS - Más allá de los Clanes - Dos Caminos (Segundo Libro)Where stories live. Discover now