Sueños extraños

135 5 1
                                    

Sueños extraños

¿Qué lugar era éste? Miré extrañada a mi alrededor intentando orientarme, me sonaba, pero no acertaba de qué. Avancé extrañada por el pasillo iluminado, había guardias de vez en cuando, pero no parecían verme, porque seguían tal cual, como si yo fuera un fantasma o algo invisible, no se percataban de mi presencia, incluso pasé mi mano por delante de uno de ellos y nada. Mejor así, ¿no? Porque no sabía dónde me encontraba.

Seguí sin sentido, pero cautelosa, ¿sería un sueño?.

- La señora se ha acostado, debemos comenzar la guardia.- dijo uno de los soldados.

- Su hijo ha sido desterrado, pero yo creo que él volverá algún día.

¿De qué estaban hablando?

- Hay que ir al lugar, la señora no se encuentra muy bien desde que lo encerró.

- Fue una suerte que lo consiguiera.- dijo el otro centinela.

Ambos iban con cascos, con la nariz tapada, tan sólo sus bocas, una de labios finos y pequeña; y la otra, ancha, con el labio superior fino y el otro grueso. Sus voces y altura, los distinguían.

La curiosidad me pudo, haciendo que los siguiera. Recorrí con ellos otro pasillo, pasando por un salón iluminado, de cortinas rojas aterciopeladas, enormes cuadros que no me paré a ver. Abrieron una puerta terminando aquella sala, de roble macizo, en tonos verdes y dorados, y entraron. Yo lo hice después de ellos, que cerraron a mi paso.

Alcé mi vista sorprendida por la decoración sencilla de aquel sitio: Nada. Tan sólo otra puerta de metal, al fondo, subiendo unos escalones, con cadenas y candados bloqueándola a cal y canto. Los guardas, cambiaron las velas que iluminaban la habitación por otras para que le durase su turno, sentándose sobre los escalones.

- Una noche más con la bestia.- habló el alto.

El compañero rió negando.

- Ella morirá cuando decida hacerlo.- contestó poniéndose serio.- Y lo hará por todos nosotros.

- Cierto.- suspiró.- Espero que no sea en vano.

De pronto, los guardas desaparecieron de mi vista, quedándome sola allí. Enarqué una ceja, especulada por los sucesos, debía ser un sueño, y muy extraño.

- Ven…- oí que me decía una voz.

Me volví un poco asustada al no esperarla, pero no había nadie tras de mí, era aquella puerta de metal encadenada.

- ¿Quién eres?- me atrevía a preguntar.

- Libérame.- contestó.

- No sé cómo.- le dije con los brazos en jarra.- No tengo ninguna llave para quebrar tus cadenas.

- No los necesitas. Libérame… y mátame… por ella…

Aquella frase me dejó patidifusa.

- No soy una asesina.- repliqué.

- Eres la única que puede liberarme para verla, ella te ha elegido. Toca la puerta… libérame…

Era una voz tan atrayente, que cuando quise darme cuenta, estaba rozando con mis dedos las pesadas cadenas que envolvían dicha celda. Extrañamente, mis manos sostuvieron sin avisar aquellos hierros, tirando de ellos con una facilidad sobrehumana. Observé lo que acababa de hacer, asombrada, tan sólo tenía que empujar para abrir.

- Sácame… libérame… mátame…

Aquellas palabras surgían imperiosas, casi ordenándome contra mi voluntad.

- ¿Quién eres?- repetí mi pregunta.

- El que te hizo despertar de tu letargo.- fue su contestación.- Para que acabes conmigo, no quiero continuar en este mundo… Libérame… y luego, mátame cuando él me tenga.

Empujé la puerta que cedió libremente. Un resplandor me sobrecogió haciendo que cerrase los ojos para no quedarme ciega.

- No te olvides… cumple con tu parte… - dijo la voz desvaneciéndose.

De pronto, unos gritos me envolvieron, golpes, rayos y truenos, una lluvia intensa me mojaba salida de la nada. Abrí mis ojos, aturdida por ver donde me encontraba. El olor a fuego y cenizas me hizo dar una vuelta sobre mí misma para buscar que era. El corazón me sobresaltó ante la visión… mi propia visión hecha realidad… No, no podía ser, era un sueño, estaba soñando…

Una bola de fuego, lanzada por una especie de enano oscuro con cara de pocos amigos, se dirigía hacia mí. No me moví, si era un sueño, aquello no me haría daño. Cerré los ojos, sin moverme.

- ¡¡Joan…!!- oí que me llamaba una angustiada voz.

La reconocí de inmediato, incluso en mis pesadillas estaba. Entonces me tiraron al suelo. El impacto fue tal, que desperté sobresaltada, no era un sueño, aquello había dolido.

- ¡¿Qué diablos hacías?!- me chilló asustado con los nervios a flor de piel.- ¿Por qué no te has movido? Podían haberte matado, ¡maldita sea!.

- Seiya…- le llamé confundida.

Él me miró sorprendido al notar mi estado. Tomó mi rostro observándome detenidamente.

- ¿Qué te pasa?

- No lo sé, dímelo tú.- logré decir.- Estoy segura… de que estaba dormida en el sofá… es lo último que recuerdo… y luego… ese extraño sueño…

- ¿Extraño sueño?- Repitió preocupado.- ¿Qué soñaste? Desapareciste de repente de allí, ante mis propios ojos. Me volví loco, Joan, pensé que ese tipo te había cogido nuevamente.

- ¿Desaparecí?- hablé sorprendida.

Seiya miró al frente, me tomó en brazos rápido saltando, convirtiéndose en guerrero. Lanzó un ataque. El enano se evaporó en el aire con una nota de humo grisácea.

- Mira a tu alrededor. ¿Es tal como lo veías en tu visión?- me dijo.

Hice caso a sus palabras. Me fijé mejor, la gente huía despavorida, había muchos daños materiales, cuerpos calcinados y otros gravemente heridos. Distinguí a los demás, luchando con más de esos enanos sombríos. Vegeta y Goku, estaban bastante ocupados con cinco de ellos.

- ¿Y Trunks?

- Le dejé entreteniendo a Enelot.- me respondió serio.

- ¿Qué…? – Mi cabeza retrocedió, analizando lo ocurrido, había abierto la puerta.- ¡Oh, cielos! ¡Es culpa mía!- me maldije.

Guerrero Luchadora, se movió aprisa, ocultándonos tras un edificio.

- ¿El que es culpa tuya?- Preguntó sorprendida.- No te entiendo.

La miré impotente.

- Abrí… abrí… la puerta…

Nos quedamos mirándonos un rato, que pareció eterno.

- ¿Qué puerta?- reaccionó preguntándome.

- En mi sueño,- me expliqué.- estaba encadenada… sin embargo, para mí, no pesaban esas cadenas… era como desenvolver un paquete de regalo con lazo… y esa voz… esa voz… quería que la liberase… que le sacase de allí y luego… luego…

Me tomó de los hombros.

- ¿Y luego qué?- insistió en saber.

Mordí mi labio inferior.

- No podré… hacerlo…

- Joan, ¿el qué? Estás poniéndome de los nervios.- dijo.

Alcé mi mirada hacia sus ojos.

- Me dijo que… le matase…

La guerrero no dijo nada, me observó seria, absorbiendo mis palabras mientras aquella lucha acababa de comenzar.

HOLA, ESTE ES UN CAPITULO CORTO, LO CIERTO QUE QUEDA POQUITO PARA EL FINAL. ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO. NO OS OLVIDEIS DE VOTAR POR FI, Y GRACIAS POR TODO.

Mundo manga 2: Guerrero EspírituWhere stories live. Discover now