Capítulo 33

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El regreso

Nunca antes se habría imaginado que algo así pudiera pasar. Que volvería a sentir el roce del fuego contra su piel una noche de invierno. Que volvería a refugiarse en el amparo de los brazos enclenques y blanquecinos de su hermana. Que sus ojos azules volverían a relucir delante de ella, vivaces, ardientes, deslumbrantes.

Nunca antes se lo habría imaginado. 

Había visto morir a tantas personas. Tanto cariño había perdido en las batallas. Necesitaba un faro para poder salir adelante.

Y entonces conoció a Melanie.

Al principio solo se trataba de una simple sustituta de su hermana pero se equivocaba. Melanie no solo actuaría de faro. 

Melanie también podía llegar a ser el propio barranco que la llevaría a perderse.

Pero eso aún no había pasado y Eva rezaba porque no se dieran esas circunstancias. Mel por ahora solo brillaba. No quería que su luz guía se apagara tan rápido.

Sin embargo Lía había sido un faro y el precipicio.

Su luz estaba extinta. Ya no había guía. Ya no brillaba.

Jamás pensó que volvería a envidiar sus cabellos fogosos llenos de luz. Ni su mirada perlada y suave. Ni su piel de mármol y su nariz fina y pequeña.

Jamás, hasta ese momento.

Ahí estaba ella. Pequeña pero grande. Frágil pero fuerte.

Viva pero muerta.

Faro y barranco.

Luz y oscuridad.



He regresado. 

Siento haberos hecho esperar tanto. Ha sido un año acongojante. He estudiado fuera todo este año, he cambiado de carrera. 

Sinceramente lo he pasado fatal.

Pero mañana maratón y sí o sí termino la historia. Faltan apenas un par de capítulos. 

Y luego el segundo, con el cual llevaré un ritmo más regular.

Siento la espera. Entiendo que me odiéis y que dejéis de leer la historia. Pero aunque no la leáis tengo que acabarla. Es mi deber. 

Es como un fantasma que me atormenta.

Pero los fantasman no pueden molestar toda la vida. Hay que librarse de su presencia.

Veamos si Eva lo consigue.

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