capítulo 3: visitas

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Salteamos hasta una semana antes de mis 16. Esa noche me habría despertado en mí cama de un salto pero como pocas veces no había gritado, así que salí corriendo de mí habitación hacia la de mí padrino cuando entre Él me miró confundido yo solo me metí a la cama, para esconderme en su pecho y comencé a llorar.
-¿Qué pasó esta vez?- pregunto preocupado- ¿Recuerdas algo?
-Una voz diciendo que buscará la esfera de la oscuridad o del caos no lo recuerdo, dijo algo de que me estaba esperando- dije cuando pude dejar de llorar, al oír mis palabras él se tenso - ¿Sabes a qué se refiere? recuerdo que era una esfera negra, pero no se que significa- conté.
-No lo sé, pero vamos a dormir que tienes que ir a la escuela- asentí y me acosté a su lado en un instante me quede dormida.
Desperté cuando sentí a mí padrino salir de la cama, me estaba por levantar cuando me dio un fuerte dolor de cabeza que me hizo soltar un grito.
-Diana ¿estas bien?- pregunto él saliendo del baño ya cambiado con un traje a medida negro.
-Me duele la cabeza - dije con una mueca, él tocó mí frente.
-Tienes fiebre, mejor vuelve a la cama- aconsejo.
-Tengo que ir a la escuela y todavía me falta llenar unos papeles para entregar a los proveedores- dije tratando de salir de la cama.
-Claro que no- me regaño- no harás nada de eso, vas a volver a la cama y dormirás- sentenció. Lo mire molesta- yo me voy a encargar de todo ¿Si? No te preocupes creo que te has esforzado demasiado, estos últimos años, necesitas descansar- dijo tranquilo.
-Sabes que es lo que menos puedo hacer, no puedo cerrar los ojos sin tener pesadillas- dije irritada.
-No puedes vivir sin dormir así que mejor ve cerrando los ojos y duerme un rato, llamaré a la escuela y al doctor ¿Quedo claro?- asentí aún molesta y me acosté en la cama, volviendo a dormir.
El médico llegó dos horas después y como 10 pesadillas más tarde, las cuales me despertaban cada 15 o 20 minutos. Él me reviso dando le instrucciones a mí padrino y lo único que me dijo fue que descansará pues según él lo que tenía era exceso de cansancio. Era como si todos se estuvieran burlando, es decir podía controlar todas mis emociones y reacciones pero cuando dormía era una niña pequeña de nuevo, frágil que no tenía control de nada y era absorbida por la oscuridad.
Como al medio día mí teléfono sonó, había estado durmiendo y despertando por una nueva pesadilla durante toda la mañana, a duras penas pude alcanzar mí teléfono de la mesa de luz, atendí sin mirar con una voz débil.
-Hola.
-Diana ¿Qué te pasa noto tú voz débil?-dijo esa voz tan particular del otro lado de la linea.
-Hola princesa ¿Qué cuentas?- dije con gracia sabía que le molestaba que la llame así.
-Diana te dije que no me llames así - se quejó- ¿Qué haces?- inquirió.
-Nada importante ¿Qué sucede?-conteste.
-Sabes que odio que me mientas- me regaño.
-y yo que ignores mis preguntas...- Hice una pausa y luego contesté- estoy enferma, pero no es nada grave- dije tranquila.
-Yo seré quien diga si estas bien o no- reí por su comentario- Estaré allí en tres horas Cómo máximo.
-Eh Serene no es por nada pero si sales no tardarás al menos diez horas- dije con obviedad.
-ya estoy en camino, te iba a decir si podrías dejarle a tú padrino los negocios por un día pero creo que seré yo quien los deje- hablo riendo.
-No es necesario, estoy bien- asegure tranquila.
-No me importa lo que tú digas, estaré allí en tres horas Cómo mucho- sin esperar mí respuesta corto.
-¿Quien era?- pregunto mí padrino entrando a mí habitación, con una bandeja con comida.
-Serene, ¿Quien más iba a ser? Aparte, de vos es la única con la que hablo, sacando los negocios porque para eso está el celular que seguramente tomaste para que no haga nada- explique molesta.
-Te hará bien no hacer nada por un día. Llevas haciendo cosas sin parar durando casi 5 años - dijo con una sonrisa.
-Es lo único que me aleja del dolor- confesé ignorando su presencia, comí rápido para luego darme vuelva y volver a dormir.

Que tal si les cuento quien es Serene antes de pasar a la parte en que llego a casa aquel día.

Serene es la reina de Inglaterra, tenemos la misma edad aunque ella es unos meses mayor. Ya nos conocíamos de algunas fiestas, nuestros padres tenían negocios juntos que ambas heredamos cuando nuestros padres murieron. Era mí única amiga, ella sabía todo de mí y yo de ella. Nos habíamos apoyado la una a la otra desde aquel día donde nos encontramos en el velatorio, tal vez fue por coincidencia o por culpa del destino, que nuestros padres murieran el mismo día, o que fuera en la misma ciudad o que tuvieran sus velatorios en el mismo lugar. Pero en ese momento cuando todo estaba perdido encontré mí luz de esperanza. Era la única persona con la que podía sonreír. Y con la única que me olvidaba un poquito del dolor.
Ella llego, después de la decimoquinta pesadilla, volví a despertar sobre saltada, cuando la vi en el umbral de la entrada. Ella me sonrió para luego venir a abrasarme. cuando nos separamos nos quedamos mirando a los ojos, hacia mucho que no la veía.
-¿Siguen las pesadillas?- pregunto preocupada.
-Sin faltar- dije con una sonrisa.
-No es algo divertido- me regaño- te extrañaba- dijo más tranquila.
-¿Hasta cuando te quedaras?- inquirí.
-Hasta después de tú cumpleaños- dijo con una sonrisa- ¿Alguna idea de que hacer?- pregunto curiosa.
-No tenía nada pensado...- confesé, ella me miro molesta- ya pensaremos en algo, no te enojes- ella asintió- ¿Sabes algo sobre las esferas de los elementos?- inquirí cambiando de tema.
-Me suenan, pero no recuerdo... dame un segundo- dijo sacando una tablet de su cartera. espere unos minutos hasta que continuo- aquí esta, es un libro que mí madre me leía de pequeña- me paso la tablet.
-Los guardianes elementales- leí.
-A si es, cinco guerreros que eran los herederos de los reinos (tierra, fuego, agua, aire y el de caos) en la última gran guerra estos reinos perdieron contra el reino de la luna, fue entonces donde la reina sentencio que los hijos de los reyes de los cinco reinos debían de proteger a los reinos y sobre todo a la princesa de la luna.
-Cada uno tenía una esfera que representaba a su reino con al que era capas de proteger a la princesa- acabe- lo recuerdo mí padre me lo leía.
-¿Porque estas interesada en esta historia?- pregunto confundida.
-¿Crees que es verdad esa historia?- inquirí sin verla a los ojos, ella no pudo contestar, porque un fuerte dolor me recorrió todo el cuerpo obligándome a acostarme en la cama en posición fetal mientras gritaba de dolor.
-Diana... Diana ¿Qué te pasa?- dijo preocupada.
-Consigue la esfera del Caos, protege a los humanos, protege a la princesa de la luna- decía una voz en mí cabeza, que no conocía, pero de alguna manera me resultaba demasiado familiar.
-Serene...- dije débil- tengo que buscar la esfera del Caos.
-Diana por favor no juegues conmigo- se notaba preocupada y algo asustada.
-Búscala o todos morirán- dijo la voz.
-BIEN- grite- la buscare, solo detente- en ese instante el dolor se fue por completo. Mire a Serene y a mí padrino que no se en que momento llego.
-Estaba preocupada, no me vuelvas a asustar así- me regañaron los dos mientras me abrazaban.
-Tengo que ir a buscar...- trate de decir mientras me ponía en pie, pero ellos me detuvieron.
-Tienes que descansar - dijeron ambos.
-ES QUE NO ENTIENDEN QUE NO PUEDO- les grite, luego me calme saliendo de la cama- tengo que ir al centro tengo que encontrar esa esfera- salí de la habitación sin esperar respuesta.

Los Guardianes Elementales 1: La Princesa Lunar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora