Un mes con el príncipe

Para: Papá

Querido papá:
No he sabido nada de tí desde aquella noche. Espero que estes bien donde sea que estes y quiero que sepas que a pesar de todo, siempre serás mi papá y te querré hasta mi último aliento.

No te sientas mal papá, te perdoné. Lo hice cuando entendí que lo único que querías era protegerme como no pudiste hacerlo con mamá.

Te perdoné cuando te diste cuenta de lo que habias hecho y decidiste huir para evitar que ese hombre nos encontrara y nos hiciera más daño.

Te perdoné cuando lograste venir a verme una última vez antes de irte para siempre.

Pero sobre todo te perdono al verte, aunque sea en las sombras, se que eran tus ojos los que se escondían detras de un arbusto en mi boda, también eras tu quien miraba tras la ventana en el nacimiento de tus nietos y se que eres tu quien murmura en el bosque mi nombre.

¿Y cómo lo se? Porque lo siento en mí, papá, sin importar que, existe un lazo que nos une de por vida y por eso se, que nunca me dejarás sola, aunque no pueda verte.

Sabré que tengo razón cuando leas esta carta, la he dejado en el árbol donde te despediste de mí, el mismo árbol donde vienes a velar mis sueños.

Casi puedo verte acercándote al papel, abriéndolo un poco y alegrandote al reconocer mi letra, llorando mientras descubres que tu hija te seguirá queriendo siempre, sin importar nada. Y creeme papá, estoy segura de que lo estas haciendo.

Con todo el amor, tu hija Megara.