Un nuevo amigo

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Meg se dirigió a la biblioteca del castillo con la intención de tomar prestado algún libro para leer en sus ratos libres.

Horas atrás Derek le había proporcionado una llave que abría las puerta de un apartado especial llamado "Los futuros favoritos de Meg Potters" la chica sonrió ante el recuerdo y colocó la llave en la cerradura.

-¿Quién eres?- pegó un salto, su respiración comenzó a agitarse sin saber muy bien porqué, seguramente era debido a que de haberla visto la persona incorrecta, correrían rumores sobre ella que ni siquiera quería imaginar.

-Meg- contestó un hilo de voz -¿Y tú eres?- el chico que tenía enfrente tenía el cabello negro, la piel blanca y las mejillas sonrosadas, parecido a la versión masculina de Blancanieves, muy bello.

-¿Cómo se que puedo confiarte mi nombre?-

La chica lo miró pasmada y comenzó a balbucear algo hasta escucharlo estallar en una tremenda carcajada.

-No puedo creer que cayeras en esa, eres muy inocente niña- le dijo acariciando su cabeza con suavidad -Mi nombre es Roger, un gusto- la chica estrechó su mano y le sonrió algo confundida.

-¿Cómo es que nunca te he visto Roger?-

-¿Por qué ya te enamoraste de mí?-

-Un momento- murmuró la chica entre dientes -esa actitud yo la conozco, ¿de casualidad eres familiar del príncipe?- el chico sonrió divertido -Somos primos y no me digas tu eres una de sus...

-Invitadas- dijo cruzando los brazos.

El chico rió ante su actitud y volvió a revolverle el cabello. -Eres como un lindo cachorrito enojado-

-Roger, ¡Roger! Me dijeron que estabas aquí y yo... oh no sabía que tenías compañía-dijo una doncella del palacio con los ojos envueltos en lágrimas antes de dejar caer su charola y salir corriendo.

Meg no tuvo tiempo de asimilar lo ocurrido antes de ver pasar a una mata de pelo negro corriendo frente a ella -¡Amelia espera!-

El chico la detuvo en el pasillo y la tomo de los brazos secandole las lágrimas -Te extrañé mucho-

-Yo igual. Te extrañe cada día pero ¿a quién engañamos Roger?, tu y yo nunca podremos estar juntos-murmuró soltándose de sus brazos antes de salir corriendo lejos de él.

El chico regreso derrotado a la habitación donde se encontró con una confundida chica con un millón de preguntas revoloteando sobre su cabeza.-¿Qué ha sido todo eso?- le preguntó Meg

-Dos corazones rompiéndose, de nuevo. No se porqué pensé que esta vez sería diferente-

-No lo entiendo ¿esto ya había pasado antes?-

-Si yo, ¿no le dirás esto a nadie o si?-

-Por supuesto que no- dijo Meg animándolo a hablar con unas palmaditas en la espalda. -De hecho me encantaría ayudarlos-

-Soy de la realeza, inmensamente rico y me voy a encaprichar con una plebeya-

La chica lo miró enfadada y se colocó frente a él con firmeza-Primero que nada el amor no es ningún capricho, segundo ¿qué tiene que sea una plebeya? Al fin y al cabo tu primo, el príncipe, se casará con una tarde o temprano y tercero ustedes dos van a terminar juntos eso te lo aseguro- culminó sonriendo.

-¿Por qué estas tan segura?-

-Porque soy una romantica empedernida que sigue creyendo en el vivieron felices para siempre-

-No me digas, ¿y tu ya encontraste el tuyo?-

-Eso... no es importante ahora, lo que de verdad es urgente es encontrar la manera de juntarlos de nuevo-

El chico le mostró una sonrisa que sin decir palabra, ella entendió a la perfección. "Tengo un plan y tu vas a ayudarme".

-¿Qué tienes en mente?-

-Mis tíos me organizaron un baile de bienvenida esta noche, yo estaré ahí, tu estarás ahí y ella estará ahí.

Esta será la noche, no dejaré pasar ni un día más, pero tengo miedo de que todo se derrumbe sin haber siquiera empezado, asi que necesito una cubierta.

¿Qué dices niña, vamos al baile?-

Feliz Jueves, espero que tengan un maravilloso día. Mil gracias por leer, comentar y dar estrellitas me alegran el día, la tarde y la noche.

Un mes con el príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora