¡No me voy a enamorar! (Yaoi)

Algo inesperado.

— ¡RESPÓNDEME!

— ¡Ya cállate! — Soltó molesto—. No te deje ir porque...

     William se había quedado callado sin terminar lo que estaba a punto de soltar. ¿Cuál era la razón?, tenía que averiguarlo... ¿O tal vez alguna de esas chicas le gustaba? ¿Creía que se la podía quitar? Nunca había visto al rubio de aquel modo. Estaba ¿alterado? ¿pero qué era exactamente lo que le alteraba?

— ¡Oye! — Grité, pataleando e intentando bajarme de sus hombros—  ¡Ya Bájame!

     El idiota no dijo nada; sus brazos hacían presión en mi cuerpo, no podía ni moverme un solo centímetro. ¿Por qué se estaba comportando así? 

     Me di cuenta de que salíamos del instituto o bueno, más bien yo era arrastrado fuera del instituto. Cuando salimos cruzamos varias calles, alejándonos cada vez más. ¿Adónde rayos me llevaba?

— ¿Adónde vamos?

     Descubrí que patalear era solo un gasto de energía así que decidí quedarme quieto.

— A mi casa— Respondió, con un tono neutral. 

     Las personas que pasaban a nuestro lado ni siquiera nos dirigían la mirada, aunque eso era lo mejor para mí. Eran tan vergonzosos que un tío como yo fuese cargado por un demonio como Will.

— Bájame — Intentaba sonar tranquilo, para darle confianza y correr— Mi cuerpo se está entumeciendo.  

     ¿Me estaba ignorando?

— ¡BÁJAME! ¡BÁJAME! ¡BÁJAME!

     De mala gana me lanzó hacia la banqueta y como no me lo esperaba, caí sentado. ¡Mierda, mi trasero!

— ¡Se mas gentil! — le exigí.

     Vi que el gangster seguía caminando sin prestarme atención. ¡Era mi oportunidad! me levante rápido del suelo y...

— ¿¡A donde rayos crees que vas!? — Dijo, pescándome de la capucha. Ni siquiera me había dejado correr.

— ¡SOY LIBRE! ¿NO? — Le reclamé. No tenía por qué decirle a donde iba. — Además — agregué enfurecido—  no me has dicho ¿por qué no dejaste que fuera con esas chicas? ¿Qué? ¿Alguna de ellas te gusta?

— Ninguna de ellas capta mi atención— Contestó de manera evasiva.

— ¿Entonces?

— Más tarde me lo agradecerás.

     Maldito, idiota.

— ¡A la mierda con todo esto! me voy— Le lancé una mirada de reojo pero al ver que no hacía nada para detenerme me volteé ágilmente y...

— ¡Ni lo pienses Enano! — Susurró, ¿qué era eso? esa voz... era tan diferente a la que solía usar conmigo.

     Me detuve en seco. Giré en redondo y postré la mirada en su rostro. 

— ¿Me lo dirás de una maldita vez?

— Simplemente… — dijo aunque parecía que se estaba pensando muy bien la respuesta—. ¿Recuerdas que tenemos que hacer el proyecto?

     ¿Ah? ¿Era eso? Bajando la guardia agregué:

— Sí, pero tenemos tres semanas para eso.

— El sensei dijo que iniciáramos lo más pronto posible — Agregó rápidamente, recuperando su compostura orgullosa y altiva —.  ¿Lo recuerdas, no enano?