Capítulo 6: "Invasión de mocos"

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«Jack, voy a hacerte una pregunta muy importante, y quiero que seas completamente honesto, ¿crees que podrás?»

«Claro, ¿qué pasa?»

«¿Crees que deba alargarme el flequillo?»


—Susana... prometiste que no te reirías.

—En realidad no lo hice. —Continúa carcajeándose.

—Susana... —Cielos, ¿pero cuánto puede reírse una persona regular?—. Susana... —Aunque ella no es una persona regular... y tiene la cara toda roja... creo que ni está respirando— ¡Susana!

—Está bien, está bien. —Toma aire y exhala—. Lo siento, supongo que necesitaba desahogarme. —Bebe su café y suelta otra exhalada— ¿Y luego qué hiciste?

—Entonces él... —Su nuevo ataque de risas me interrumpe. Me limito a mirarla con una cara de señora aburrida de su nuera—. Susana...

—Lo siento. —Se recupera y bebe otro poco—. No sé qué me pasa. —Se echa aire con las manos—. Prosigue.

—Entonces Jack se marchó y eso fue todo. ¿Me preparas un emparedado? —Pestañeo para mostrarme adorable.

Su cara de asco me indica que de adorable no tengo nada.

—No necesitas darme escalofríos, ahora preparo algunos. —Se dirige al refrigerador—. Aunque la cita no ha terminado como esperábamos... —Saca todos los ingredientes que necesitará y los esparce en la encimera que tiene a su izquierda—. No es razón para que te des por vencido, solo deberás buscar una nueva oportunidad para dar tu confesión.

—Lo sé. —Suspiro y dejo caer la cabeza hacia atrás, consiguiendo ver el techo—. Pero mejor ya no hablemos de eso.

—¿Te refieres a tu confesión fallida... o a tu besuqueo con la mujer?

—Ambos. —Mi cabeza cae de lado justo para entornarle los ojos en advertencia.

—Como quieras. —Niega con la cabeza, dándose por vencida aunque no quiera. Eso me gusta de ella, que sabe cuándo no insistir—. ¿Cuándo vas a comprarte un nuevo teléfono?

—No sé, me da flojera ir. —Exhalo como alguien que ha perdido la esperanza en la humanidad.

Nos tomamos un minuto de silencio para saborear la tranquilidad de la cocina, oh la deliciosa tranquilidad...

—¡Chicas!

Susana y yo nos tocamos los pechos, asegurándonos que estos no hayan explotado del susto.

Isabela entra como torbellino, sudada y agitada, al límite de capacidad en su preocupanómetro.

—¿Qué pasa, calabaza? —Susana se apoya en la encimera, a mi lado, y se cruza de brazos en plan relajado.

—¿Cómo peca Rebeca? —También me cruzo de brazos, siguiéndole el juego.

—¿Cuánto pagó Dana por la liana?

—¿Dónde...? —Me quedo pensando.

—¡Chicas, esto es importante! —Isabela parece una bomba de tiempo que en cualquier momento va a explotar— ¡Kristen se ha comprometido!

—¡Dónde pone Samuel el papel! —Chasqueo los dedos. Me toma un par de segundos comprender lo que dijo— ¿Tu hija se ha comprometido? —Mis ojos se expanden de la sorpresa— ¿Con quién?

—¡Con Fredd! —Isabela me sacude.

—Ahhh... su novio. —Asiento y me toco la cabeza al sentir un mareo leve.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora