Dolor

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En aquella habitación rodeada de cuatro frías paredes, se encontraba una mujer de cabello corto y castaño rojizo escribiendo varias fórmulas en una libreta, se podía ver en el lugar una estantería con varios frascos con un liquido en su interior, cada uno con un color distinto, también había una larga mesa con utensilios perfectamente colocados, no había nada que ella pudiera desconocer.

Estaba claro que el motivo de tener un laboratorio tan bien condicionado para su labor no era solo porque hayan otros científicos en el lugar, sino porque ya tenían planeado requerir de sus conocimientos, pues ciertos materiales que eran especialmente necesarios para el suero de la verdad estaban a la vista.

El caso era que ¿Por qué no pedírselo a uno de los muchos científicos que había en la base? no era tan difícil elaborar el suero, entonces, ¿Qué le impulsó a la luchadora de artes marciales obligar a la científica para hacerlo?

En realidad la respuesta no era muy obvia para la científica, pero prefirió no discutir acerca del tema ya que decidió pensar que esto no lo hacia por Ran Mouri, sino por aquel hombre por el cual está totalmente enamorada, Shinichi Kudo.

Podría haberse negado, pero él era el motivo de su acción y de muchas otras más las cuales quedaran guardadas en su cabeza pues si alguien más supiera de sus planes estaría en serios problemas.

—"Supongo que me debes dos ¿no es así, Mouri?"—Pensó mientras escribía en la libreta.

Mientras tanto la joven karateka, caminaba en silencio en aquel largo pasillo en dirección a la sala de interrogatorios ya que quería saber si había algún avance con Jou.

No pudo evitar recordar a Shiho Miyano, aquella misma mujer que un día sacó a su hijo de aquel endemoniado lugar. No había tenido problemas en el acto y es por ello que dedujo que era una integrante de aquella organización pero ¿Por qué? Vivió inhumanamente trabajando para los hombres de negro creando un maldito veneno que había terminado por encoger a Shinichi, pero esa era otra historia, el caso era que porque esta misma mujer que salvo a su hijo estaba metida en otro peligroso asunto.

Simplemente no le encontraba razón a ese punto, pero prefirió no entrar en ese tema con la científica, de momento la usaría en su juego.

Saliendo ésta de sus pensamiento, detuvo su paso en seco.

—¿Qué ocurre Vermouth?—Preguntó sin voltearse.

—Veo que los instintos no te fallan, mi ángel—Dijo Vemouth sacando un cigarrillo de su caja—Al ver que no venías decidí salir de allí para buscarte

—Estaba ocupándome de un asunto—Dijo la violácea Reanudando la marcha.

—¿En qué estabas ocupada?—Preguntó Vemouth alcanzando a la luchadora de artes marciales.

—Le he pedido a Miyano que elaborase el suero de la verdad para conseguir hacer que Jou nos diera la información necesaria, según tú, tenían algo que hacer pero...

—Yaiko llamó—Continuó la frase Vermouth—Que inoportuna.

—En cualquier caso Amuro también está investigando, así que lo más probable es que me llame y si ese no fuera el caso, lo haré yo—La karateka cruzo los brazos—Además, debo ir a verle

—Amuro suele guardarse ciertas cosas y de gran importancia—Dijo la rubia.

—Lo sé, aunque eso lo hace porque solo quiere tener un informe bien detallado, cuando estábamos en el hotel solamente me informó sobre el símbolo que éstos utilizan para darse a conocer y sé que Amuro sabe más de lo que dice—Dijo reflexionando con los ojos cerrados mientras caminaba—Es un tipo bastante astuto

—No por nada le llaman cero—Dijo Vemouth con su característica sonrisa mirando para en frente—No creo que venga a la base

—¿Lo dices por Akai, verdad?—Adivinó

—Si, Amuro culpa la muerte de su padre a Akai y es por eso que no quiere verlo ni en pintura, siempre ha pensado que ese hombre utiliza a los demás para su beneficio—Continuó Vemouth—Nunca pudo perdonarle

—Vaya—La violácea giró su rostro hacia Vermouth sorprendida—Nunca me habías hablado del tema

—Eso es porque nunca tuvimos el momento—Replicó la rubia—Todo tiene un porque mi ángel.

—"Todo tiene un porque"—Repitió mentalmente Vermouth—Dime ¿Qué harás con Takheru?

La violácea, se detuvo para reflexionar la pregunta ante la mirada de Vermouth quien esperaba ansiosa la respuesta.

Conocía a ese niño desde que era un bebe y sabía el deseo que marcaba en su interior, conocer a su padre y abuelos. Era un niño que tuvo la mala suerte de madurar con antelación, tener que crecer en un ambiente que no era sano para su edad y eso la karateka lo sabía y no vivía feliz por ello. Deseaba más que nada darle la vida que se merecía, era su hijo y nunca le había quitado nada pero a la vez no se lo daba todo, una familia completa.

—Le prometí presentarle a todos después del interrogatorio—Respondió finalmente.

—Eso me parece bien—Sonrió Vemouth—Sabes que él siempre ha estado esperando este momento

—Si, lo sé...No quiero que sufra más—Respondió con la mirada sombría.

—Ángel—La llamó Vemouth—Lo has hecho muy bien

Ran ante toda respuesta reanudo su camino.

—Vamos Vermouth, tenemos que ver si ha habido algún avance en el interrogatorio. De no ser así, Miyano nos dará el suero para inyectárselo y conseguir algo que nos sea útil

—"No sé si deberíamos fiarnos del todo de Sherry"—Pensó Vemouth caminando junto a la karateka.

Sed de Venganza [Editando] (ShinRan) Onde as histórias ganham vida. Descobre agora