Pretextos, golpes?!

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Después de irrumpir en el despacho de mi, muy pronto, suegro hubo un momento de silencio para luego oír los ladridos de un viejo.

- A quien llamas imbecil, campesino?!- Yo ya no estaba bravo, en cambio su majestad tenia mas rabia que un perro. Sin embargo, decidí seguirle el juego de insultos.

- Wow! Eres el primer perro con el que no me llevo bien... No te mereces un premio...- Puse cara de pena fingida y no pude contener la risotada. Su cara estaba mas roja que los tomates en una ensalada. Los tomates, en los invernaderos de papa, le tendrían tanta envidia que le arrancarían la cara!- Ahora quiero una ensalada...- Se me escapó. Ellos me miraban como a un loco.- Aja! Estoy tan loco como para saber que los impuestos del pueblo se los roba el gobierno! Aja! Super loco!- Vi como Brais se acercaba al oído de su padre.

- Te lo dije!- El rey Alvar dio un traspiés y votó una copa de vino, que deduje, por la botella abierta sobre el escritorio, que era un merlot. Brais se acerco a mi con paso decidido y arreglo el albornoz sobre mis hombros. Eso me molesto y lo aparté, quedando desnudo. Alvar se espantó por mi actitud desafiante y apartó la mirada. Miré al príncipe con enfado y reproche, el se sorprendió también pero luego me sonrió con ternura. Me abrazó y susurró.- No has cambiado nada.- Le devolví el abrazo, pero solo porque me dio frío. Olía rico.

- Que haces?- Me preguntó con gracia. Me descubrió, estaba restregando mi nariz en su pecho, Ups?

- Hueles rico.- Levanté mi vista de manera inocente, Brais se me quedó mirando embobado y le di un besito inocente en la mejilla. Aún no lo perdono, pero puedo jugar. Me acerqué a su odio y aparté un mechón de pelo que se le había soltado, le susurré- No voy a seguir, estúpidas, tradiciones de tu padre.- Me aparté del príncipe y dirigí unas palabras al rey.- Viva con eso, pendejo!

Alvar seguía mirando a otro lado, no le tomé mucha importancia y me puse los calzones blancos yo solito, como me enseñaron en mi casa. Salí del lugar y caminé por los pasillos sin saber a donde ir, otra vez. Para qué quiere esta gente un lugar tan grande! Uno no sabe ni donde esta parado en este lugar...

Una mano me tomó por el brazo y me asusté. Me tensé y no quería dar la vuelta. Tal vez...fue mala idea vagar en calzones por un lugar que parece laberinto?

- N-no me vaya a hacer nada...! No diré nada! Ni siquiera he visto su rostro, no es que sea feo y por eso no veo! Es que me da miedo... Aaa! No, no me da miedo! Y si me suelta? Jeje...- No! No sabia que hacer. Una vez intentaron violarme en la calle, mientras compraba algunas cosas para mamá. Mamá y sus cosas... Por su culpa quedé traumatizado de por vida.

- Conque feo, no?- Oí la voz de Brais tras mis espaldas y me volteé, queriendo que la tierra se abriera y una mano me arrastrara dentro. Pero o esa mano esta mas ocupada en otras cosas o le caigo mal. Carajo.

- Quien es feo?- "Cambia de tema, pendejo!" Me gritaba a mi mismo, pero las palabras salían solitas. Ellas jamas me hacen caso, yo que hago!

- Ahh...- Suspiró como si lidiara con un niño. Yo ya estoy grande! Grande, grande!- Póntelo, por favor.- Me mostró el albornoz y yo solo hice un puchero.

- No quiero.- El me lo acercó mas y lo abrió, esperando que accediera.

- Te vez muy tierno haciendo caras. Pero no voy a dejar que nadie te vea, ademas de mí. Póntelo.- A este chico siempre le dieron lo que quería, ya me di cuenta. Mandón.

- Así no se ganan puntos conmigo.- Me volteé y seguir caminando, ahora movía mis caderas, y sabia que Brais me miraba.- Pervertido!- Salí corriendo y podía oír los pasos del príncipe, atrás de mí. "Quieres jugar, cariño? Pues juguemos, pero te cuento, que yo no pierdo." Pensé y subí varias escaleras, entraba en todo tipo de habitaciones.

El camino ( YAOI )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora