No° 9. Acorralado.

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-Oh, Dios. Este libro es maravilloso.

Doble D caminaba por el barrio, completamente metido en la historia de la novela. Su tía Rigoberta le había llamado preguntándole si quería almorzar en su casa. Al principio no había tenido muchos deseos de ir, pero en cuanto ésta mencionó que habría pastel de calabaza se vio obligado a aceptar esa invitación.

Era como su abuela siempre le había dicho:

"Cuando te invitan con tu comida favorita, Eddward, aceptas. Porque significa que tomaron parte de su tiempo para preocuparse de ti."

Más o menos se había criado con esa frase.

Pasando las últimas páginas del libro, pasaron las cuadras. Y cuando le faltaban solo unas cinco para acabarlo, algo se interpuso en su camino.

Cerrando el libro sorprendido, buscó a su alrededor y se encontró con los otros dos Eds.

-Ed, Eddy... ¿sucede algo, amigos?

La sonrisa de Eddy no le pareció normal. Algo le dio mala espina. Como ninguno dijo nada, pensó que solo estaban buscando molestarle, y los pasó de largo. Pero en cuanto se había dispuesto a abrir otra vez el libro, Eddy le llamó:

-Oh, Doble D. Necesitamos tu ayuda para algo.

Volviendo a cerrar la novela, ahora más fastidiado, se volvió:

-¿Qué pasa?

-Estamos preparando una estafa, Doble D. Necesitamos que nos ayudes.

-Mira, Eddy. Mi tía me invitó a comer... Ahora no puedo.

-¡Vamos, será rápido!

Doble D esperó unos momentos. Al ver que aparentemente ninguno le dejaría ir, preguntó, suspirando:

-¿De qué se trata?

-¡Vamos a atar a Kevin a un árbol! –Gritó Ed, al parecer no entendía qué pasaba.

Doble D levantó una ceja. Que Ed hablara de Kevin así le resultaba raro.

-Cállate, tonto –le dijo Eddy, y luego se volvió a Doble D-. Tenemos pensado hacer una enorme carrera de obstáculos. ¡Tiene que ser todo muy arriesgado! Las personas deberían pasar en motonetas y evadir toda clase de peligros, podemos poner animales en juego, y cosas como vidrios rotos. El premio sería un millón de dólares.

-Eddy... ¿de dónde sacarías un millón de dólares?

Él empezó a reír.

-Bueno, está bien. Tendremos que poner chantaje. ¿Y si robamos algo privado de la habitación de Kevin y lo obligamos a hacer esto para que nadie lo vea?

Ante esto, Doble D retrocedió un paso. Algo de lo que Eddy estaba diciendo no le gustaba.

-¿Por...? ¿Por qué Kevin? –susurró.

Eddy estuvo callado unos momentos. Sonrió, pero fue una sonrisa que no le agradó a Edd, en lo absoluto.

-¡Estamos cansados de Kevin, ¿o no, Ed?!

-¡Sí, Eddy!

-¡Exacto! ¡Cada día de nuestras vidas molestándonos! ¡Entonces, Doble D! ¡Ahora que tú sales con él podemos conseguirlo!

Un gran y muy incómodo silencio se hizo presente. Doble D tenía su libro fuertemente apretado contra el pecho, y en cuanto Eddy pronunció esas palabras sus ojos celestes quedaron abiertos como dos platos.

You Got Something I Need. {YAOI, Español}. KEVEDDWhere stories live. Discover now