No° 4. Escape

8.1K 859 317
                                    


La motocicleta anduvo con Kevin y Doble D sobre ella hasta que la escuela, y por lo tanto Las Crueles, se encontraron lo suficientemente lejos. Kevin se detuvo en una estación de servicio y se fue hasta un negocio, sin decir absolutamente nada, como si no supiera que Doble D estaba ahí. Él se quedó parado, quieto y confundido, analizando lo incómoda que era la situación. Pasaron unos pocos minutos y Kevin regresó, aunque parecía algo ausente. Callado, se sentó apoyando la espalda en una pared y con movimientos lánguidos, casi aburridos, le indicó a Doble D con una mano que se sentara a su lado.

Éste, un poco temeroso, obedeció.

Entonces Kevin metió la mano en una bolsa que traía del negocio y le tendió a Edd un paquete de caramelos. Él lo recibió sin decir nada, todavía esperando a que Kevin hablara. Estuvieron unos segundos callados, cada uno comiendo de lo suyo. Doble D estaba incómodo, no tenía idea de qué se suponía que hicieran ahí o qué tenía que pasar ahora. Estuvo inmóvil, con la única tarea de acabar la bolsa de caramelos, hasta que de pronto, de manera completamente imprevista, Kevin soltó una carcajada tan fuerte que Doble D se pegó un susto. Con un par de caramelos en la boca, lo esperó para que hablara.

-Vaya, sí que eres fácil de convencer –se burló Kevin.

-¿Eh? ¿Qué?

-¡Vamos! Nadie normal se subiría a algo que considere peligroso sólo para huir de una niña. Eres especial, Doble D.

-B-Bueno, no quería que ella me atrapara.

Kevin se rio un poco.

-Sí, en eso tienes razón. Fue divertido, ¿no? –Le preguntó sonriente.

-Jijiji... -Doble D también se permitió reír-. Sí, lo fue... A-A-Aunque muy arriesgado –agregó, recuperando la compostura-. No podemos volver a hacer algo así nunca.

-¡Qué dices! Yo siempre ando en mi motocicleta.

-Sí, sí... Pero esto fue muy rápido..., y arriesgado.

Kevin no contestó, pero se limitó a hacerle una sonrisa burlona.

La estación de servicio estaba desolada, apenas se veían un par de personas sentadas de espaldas a unos veinte metros, compartiendo algo comprado en el negocio. Doble D acabó la bolsa de caramelos y la guardó en su bolsillo, entonces Kevin se atrevió a hablar:

-Mira, Doble D, sobre lo de anteayer...

-Ah, sí. ¿Te sientes bien, Kevin? Hace unos días no vas a la escuela.

-Sí, bueno...

-¿Estás enfermo?

-No... es sólo que... Ya sabes, las burlas del resto.

-Ah, sí... Lo siento.

-¿Qué?

Kevin terminó su bolsa de gomitas y la lanzó a la suerte. Un poco irritado por esto, Doble D prefirió ignorarlo.

-Pues... Esto pasa por mi culpa –dijo.

-¿Cómo? –Kevin parecía confundido.

-Es que... Es mi culpa. Que te traten así. Lo hacen porque no me golpeaste.

Con un respingo, Kevin se levantó bruscamente y lo tomó de los hombros de manera tan inesperada que lo hizo saltar de la impresión. Se miraron a los ojos.

-¿Crees que estoy enfadado contigo, Doble D? –Preguntó Kevin, muy serio-. ¡No seas tonto! Nada de esto es tu culpa.

-Debiste golpearme, ¿te di pena?

-¡No...! Bueno... No, pero... -Kevin se quedó callado unos momentos, como pensando las palabras-. Bueno, sí. Pero no te puedes culpar por algo como esto.

-Pero, Kevin...

-Escucha, Doble Tonto –él suspiró, apoyándose de vuelta en la pared-. Esto no es culpa tuya. Es más mía, aunque... me siento bien por no haberte pegado, no merecías algo así.

Edd se ruborizó, sin saber muy bien por qué. Nerviosamente, limpió como pudo el sudor de sus manos, mientras Kevin seguía hablando:

-Es sólo que... cuando te vi allá, tan indefenso, temblando de miedo como un perrito abandonado..., sí, sentí lástima. Pero a la vez... algo me hizo apiadarme...

-¿Qué cosa?

-...

Doble D escondió sus manos en las mangas de su sweater de rombos. Su corazón latía increíblemente fuerte.

-Entonces... -dijo-. ¿No me pegaste porque te di pena?

-No, no sólo por eso... Digo... ¡Aagh! –Kevin le pegó una ruidosa patada a un cesto de basura que había frente a ellos, provocando que éste se volcara y dejara el piso cubierto de desperdicios-. ¡No sé cómo decirlo! ¡No puedo explicarlo!

-Kevin... ¿qué te ocurre? –Comenzaba a asustarlo.

-...

Doble D estuvo callado unos momentos. Kevin lucía frustrado, como al borde de las lágrimas por no ser capaz de decir lo que quería, al parecer tenía que ayudarle. Apoyándose en su instinto maternal, Edd puso una mano en su hombro y sonrió con dulzura. Kev se volteó y lo miró unos momentos, sus ojos brillaban.

-Sólo dilo –la sonrisa de Edd era una de las cosas más tiernas que Kevin jamás había visto, en toda su vida.

Un poco nervioso, se acercó. Con la mirada, Doble D lo empujaba a hablar.

-Dime –sonrió-. Prometo que no voy a enojarme.

-Doble D... -suspiró Kevin, por fin resignándose a hablar-. Creo que... te veo diferente al resto –dijo, lo que hizo a Doble D sentirse más confundido aún.

Y tras eso, en un movimiento impulsivo e imprevisto, Kevin levantó las manos y tomó a Doble D por las mejillas, inclinándose lentamente y besando sus labios.

Sólo fueron unos pocos segundos, pero para Doble D fueron los más largos de toda su vida. ¿Qué estaba pasando? Kevin... ¿Estaba besándose con Kevin?

Si bien los ojos de Edd estaban abiertos como un gran par de platos, Kev mantenía los suyos cerrados, al parecer trataba de disfrutar lo más posible el momento. Doble D estuvo quieto unos segundos, sin reaccionar ante lo que sucedía, hasta que comenzó a darle pequeños golpecitos a Kevin en el abdomen, para que lo soltara. Pensaba que podría golpearle más fuerte, pero el hecho de estar tan sorprendido en el momento retrasaba sus acciones, y aparte... de alguna forma no quería que acabara.

En cierto sentido.

Finalmente, Kevin se detuvo. Se despegó poco a poco, y luego abrió los ojos, los cuales le dijeron a Edd que estaba sorprendido por haber hecho eso, tanto como él.

Se mantuvieron quietos, muy callados, por un buen par de minutos. Doble D pensando en qué hacer ahora y Kevin preguntándose por qué hizo eso. Sus ojos, cada uno concentrado en los del otro, estaban abiertos de par en par y sin duda en shock. En ese momento a ninguno le importaba en lo absoluto nada, y se sentían completamente ajenos a lo que pasaba a su alrededor. Ninguno notaba que la estación de servicio se había llenado repentinamente de personas, o que había un montón de perros comiendo la basura que Kevin había tirado. Y tampoco que Eddy y Ed corrían a toda prisa hacia ellos dos.

-¡Pronto, Doble D! –Gritó Eddy-. ¡Escapamos de las locas! ¡Vamos, antes de que regresen...! Eh... Pero, ¿qué haces con este tonto?

Doble D se mantuvo un par de segundos mirándole sin reaccionar, hasta que de pronto se alejó súbitamente de Kevin y se excusó con sus amigos, a los gritos:

-¿Eh? ¡N-No, no, nada! –Se paró de un salto-. ¡Nada de nada! Sólo... hablábamos... sobre lo del otro día, nada más.

-Ajá... -no muy convencido, Eddy levantó una ceja-. Como sea, ¡tenemos que irnos, no tardarán en llegar!

-Ah, sí, sí.

Rápidamente, Doble D tomó su mochila y se alejó con los otros dos Eds, sin decir nada a Kevin, y dejándolo completamente en shock. Pasaron unos pocos segundos hasta que consiguió darse cuenta de que Edd ya no estaba a su lado. 




You Got Something I Need. {YAOI, Español}. KEVEDDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora