Capítulo veintiocho

141K 3.4K 159
                                    


—¿Nuestra relación? —Asentí con la cabeza—Dame una oportunidad más.

—Te la di en su momento—Miré al otro lado de aquella habitación—Ha acabado.

Los cinco minutos pasaban, y deseaba ver aquel medico para que nos separara de una vez por todas. Cuando creí que él también se dio cuenta que ya era hora de que se fuera, estaba equivocada. Se separó de mi lado, miró por encima de su hombro, y en unos instantes lo tenía pegado en mis labios, besándome la parte menos sensible al dolor. Intentando no hacerme gritar, y hacerme retorcerme pegada a su cuerpo.

Dolía, no tanto, pero era horrible. Mi labio empezó a temblar, los dientes me temblaban, y parecía que los puntos se desharían. Justin seguía lamiendo el interior de mis labios, humedeciéndolos con su lengua.

Sus manos recorrieron mi cuerpo por encima de la ropa, acercándome hasta él, haciéndome sentir cada rincón de su perfecto cuerpo. Apoyé mis manos sobre su desnudo pecho y empujé con fuerza.

—Se acabo el tiempo—Dijo el médico intentando abrir la puerta.

Nos encontrábamos alejados, sin apartar la mirada del otro, con los corazones a punto de sobresalir de nuestros pechos. Aquel beso lleno de amor y dolor me encantó, pero no lo admitiría. El gran paso lo di cuando le dije que todo acabó.

—¿Segura? —Dijo con la voz clara y con un testigo delante de nosotros—¿Todo acaba?

—Segura—Apoyé mi barbilla en mi pecho.

El mal humor de Bieber volvió de nuevo, salió de la habitación dando un portazo con la puerta. Me crucé de brazos y dejé que el médico joven siguiera hablando. Seguramente hablaba de todos los pasos que debería de hacer para curar mis heridas. Yo solo asentía una y otra vez.

—¡Cariño! —La voz de mamá me sacó de aquellos pensamientos.

Me abrazó fuertemente, derramando lágrimas de preocupación en mi cabello pelirrojo. Temblaba, y revisaba mi rostro con sus suaves manos, mirando mi cuerpo buscando más rasguños.

Se alteró, y encaró aquel médico que no tenía la culpa.

—¿Qué le ha pasado a mi hija? —Por mucho que ella se enfadara, seguía sondando dulce, y amable—¿Se pondrá bien?

—Por supuesto que sí, señora.

Siguieron hablando, explicándole mi pequeño accidente en medio de dos chicos, y recibiendo un golpe con el bate. Mi madre se preocupaba, y me arropaba con sus brazos. Mientras seguía pensando el Justin, en la forma que marchó. Temía verlo fuera del hospital buscando a cualquier chico para pelearse.

Ahora que estaba lejos de su vida, no podía controlar aquella fuerza que acumulaba por las mañana, para desahogarse por la noche con sus puños impactando en personas.

Nos dejaron a sola, y mi madre se sentó al otro lado de la camilla. Pasó su brazo por mis hombros, y me susurró en el oído que todo saldría bien.

—Nuestras vidas cambiaran.

—Eso espero, mamá.

Nuestro padre nos engañó a ambas, algún día si no le hubiéramos descubierto nos habría dejado por otra mujer con su familia. Mamá sola, y yo sin la persona que quería. Todo cambiaria, y eso esperaba.

—Vámonos de aquí.

—¿A casa? —Le pregunté.

Me levanté de la camilla, y busqué mi jersey para cubrirme.

—No.

Quedé sorprendida, no quería volver a casa, y no sabía donde quería ver. Por suerte no estaba enfadada que hubiera faltado a clase, parecía feliz, y más que nunca.

—¿A dónde? —Me acerqué hasta ella.

—Fuera de este maldito pueblo—Soltó una graciosa risa—Nos iremos a vivir con la abuela.

—Eso significa...—Era difícil seguir.

—Irnos de este país.

No sabía que decirle, si aceptar o negarme. Ella me esperaría a fuera mientras que terminaba de arreglarme. Me dejó en Shock, paralizada.

Era mayor de edad, podía decidir si irme con ella o quedarme. La idea era vender nuestro hogar, y si decidía quedarme al pueblo, no tenía donde vivir a excepción de estar junto a mi padre, y me negaba, una y otra vez.

Lo bueno de marchar es que dejaba atrás los problemas, las expulsiones del instituto, y a Justin. Dejaba atrás a Bieber, para siempre.

—Jude—La puerta se abrió—¿Puedo entrar?

—Hola Ryan—Saludé.

Cogí el medicamento que me dieron, y me acerqué hasta él. Mordía la manga de su sudadera con nerviosismo mirándome.

—¿Te duele?

—Un poco—Era sincera—La sangre ha exagerado la situación.

—Ha sido por nuestra culpa—Golpeó un pequeño taburete—Lo siento—Hablaba en el nombre de los dos. Parecía poseído por Bieber—No nos lo vamos a perdonar, ninguno.

—No te preocupes Ryan—Sonreí forzosamente—Todo va a cambiar.

—¿Justin y tú? —Insinuó nuestra reconciliación y negué—¿Entonces?

—Todo va a salir bien.

—¿Bien?

—Sí—Moví mi cabello y avancé mis pasos—¡Me voy! —Grité sin preocuparme de nada—¡Para siempre!

Salté de alegría sin darme cuenta que la persona que me ayudó en su momento estaba triste. Ryan no entendía mi actitud y porque las ganas de irme de aquel pueblo. Cuando giré para irme e ir a buscar a mi madre me di cuenta que alguien más se enteró que me iba. Justin lo escuchó todo, y no entendí aquellos sentimientos que trasmitía en aquel momento. Golpeó una ventana rompiéndola con su puño y clavando los cristales en su piel, haciéndose sangre.

—¡Justin! —Grité cuando salió corriendo dejando un camino de sangre en el suelo—Lo hago para olvidarte—Dije en voz baja.

—¡Justin! —Grité cuando salió corriendo dejando un camino de sangre en el suelo—Lo hago para olvidarte—Dije en voz baja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


My tough boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora