Capítulo ocho

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Rodé mis ojos, en el momento que Bieber quedó sobre mí, y pasó mis muñecas por encima de mi cabeza. Sentía su excitación, y no podía llegarlo a entender, lo estaba rechazando, y él seguía acercándose.

Me moví para apartarlo sobre mi cuerpo, pero era muy fuerte, más que yo, ese chico estaba dispuesto de volver a besarme en contra de mi voluntad.

—Suéltame—Ni grité por miedo—Me haces daño.

—Los dos nos deseamos—Lamió mi mejilla—Y lo sabes.

—Bieber  te confundes.

—Me llamo Justin, pelirroja—Y me besó con fuerza, sin dejarnos a ninguno respirar—Justin.

Sabía su nombre, pero odiaba decirlo, por eso lo llamaba por su apellido. Aquel chico me estaba cambiando, era el primero que dejaba que me tratara de aquella manera, porque podía dominarme.

 Me estaba convirtiendo en su juguete, y no quería caer, y mucho menos enamorarme. Era tan bruto, y de vez en cuando tan dulce. Como en aquella ocasión, empezó a besarme con fuerza, mordiendo mis labios y arrastrándolos para acercarlos hasta él, y cambió, ahora me besaba con suavidad, adentrando su lengua para acariciar la mía. Lamiéndose, y bailando juntas dentro de nuestras bocas.

Sus manos subieron mi camiseta, y ni siquiera me daba cuenta.  Su mano era cálida, acariciándome con suavidad, dejándome sentir su mano tocar mi cintura, e incluso mi pecho.

Cuando su mano se coló en un lugar que no quería, lo aparté rápidamente. Salí de debajo de su cuerpo, y bajé de la cama a una velocidad increíble.

—¿Qué te pasa? —Preguntó sorprendido—Todo iba bien.

—Tú los has dicho—Bajé mi camiseta—Iba, en pasado.

Se acercó hasta mí, y cuando estábamos a punto de seguir discutiendo, la puerta de aquella casa fue golpeada con fuerza por alguien. Se vistió rápidamente, y salió de la habitación, yo iba detrás de él, pegada a su espalda.

Cogió un arma de debajo de la mesa, y solté un grito por el miedo que me causó.

—Tranquilízate— Susurró—Es para proteger.

Terminó de decir aquellas palabras, y abrió la puerta con fuerza, dejó la pistola en la cabeza del chico, y cuando pensé que lo iba a matar, bajé su brazo y quedé en medio del chico.

—¿Qué haces? —Gritó Bieber.

—Es mi amigo—Miré a Kevin—¿Qué haces aquí?

—Te he seguido por el localizador de tu móvil—Lo tenía en el bolsillo del pantalón—¿Estás bien? —Asentí con la cabeza—¿Segura?

—¡Te ha dicho que sí! —Gritó Bieber.

Mi amigo me sacó del brazo para sacarme de la casa de donde me encontraba, pero alguien lo detuvo. Unos brazos quedaron alrededor de mi cintura, y una cabeza apoyada sobre mi hombro.

—No te la llevas—Contestó.

—No pienso dejarla contigo, y que le hagas daño—Mi amigo siguió tirando de mi brazo.

—¡Me hacéis daño!

Ambos me soltaron, y decidí, tenía que irme del lado de Bieber. Los problemas me acompañarían siempre a su lado, le di la espalda y marché con Kevin. Un taxi nos esperaba, cuando subí, vi a Bieber con los brazos cruzados, serio, y enfadado conmigo.

Nos alejamos de aquel lugar tan alejado, y por el camino me contó que me expulsaron cuando me vieron sobre la moto del chico malo. Tres días tenía que quedarme en casa, sin hacer exámenes o asistir a clase.

My tough boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora