Capítulo cuatro

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Delante de mis ojos había una gran mansión iluminada, y con la música en alto, era imposible que aquel lugar fuera de la propiedad de los Bieber's.

Los rumores en el instituto, decían que su familia tenía problemas de dinero, y de ese modo, su rebeldía asustaba a los demás, y nadie se reía de sus desgracias.

Creo que empezaba a comprenderlo, era alguien que en su interior permanecía triste, y por fuera dejaba ver a todos a un chico malo, rebelde, y deseoso de golpear a cualquiera.

Seguramente si alguien lo enseñara a querer, él cambiaria, pero para conseguirlo, tenía que buscar a la chica adecuada. Yo no era.

 Siempre me imaginé al lado de un chico estudioso, con ideas claras, y con un gran futuro de por medio. Pero desde que Bieber se cruzó en mi vida, alejaría mis pensamientos, e intentaría alejarlo, para poder ser feliz, y no estar en problemas.

No hizo falta llamar al timbre, o golpear la puerta, estaba abierta, con gente entrando y saliendo. Los gritos me enloquecieron, todos saltaban, bailaban, gritaban, bebían en vasos rojos de plástico. Era la típica fiesta de un sábado en un barrio alejado de la gran ciudad.

Nadie los controlaba, los chicos iban sin camisetas, y ellas solo utilizaban los bikinis para pasearse delante de cualquier hombre para ser observadas. Me había equivocado de lugar, era una oveja alejada de su rebaño.

Un chico con el pelo rizado me acercó un vaso, y antes de que cayera al suelo lo cogí rápidamente. Caminé por la cocina, y busqué la salida para marchar, era lo mejor. Aquel lugar era peligroso, y no solo lo decía por el alcohol.

—Hola—Escuché una voz conocida—¿Sueles venir a esta clase de fiestas?

—No—Era una chica de mi instituto, y era muy diferente de mí, nunca habíamos hablado—He venido por error.

—Si quieres te puedo presentar a gente—Negué con la cabeza, y se acercó rápidamente a mí—Dicen que Justin va a venir.

Todas las chicas lo deseaban, y no lo entendía, era una persona odiosa, que no sabía tratar bien a las mujeres. Al menos a mí, que intentó manosearme en más de una ocasión.

Me despedí de ella, y busqué la puerta de salida, por error llegué hasta una gran terraza con vistas a la piscina del jardín. Había un grupo de chicos y chicas en círculo, gritando y animando a un chico de cabello castaño que daba saltos girando su cuerpo en el aire.

Posé mis manos, e incliné mi cuerpo para mirar lo que estaba a punto de pasar. Todos quedaron callados cuando otro chico apareció con su moto, y la dejó tirada en el suelo.

Se libró de su cazadora, y apartó su gorra de la cabeza, era Bieber, con el rostro serio y enfurecido.

La gente lo dejó pasar, y quedó encerrado en aquel círculo humano. Todos empezaron a gritar los nombres de aquellos chicos problemáticos. El que conocía y que me invitó aquella fiesta, se liberó de su camiseta, y mostró su torso desnudo con sus tatuajes.

Se saludaron, y rápidamente se apartaron el uno del otro. Cerré mis ojos por unos instantes, y cuando volví abrirlos la pelea acababa de empezar. Se golpeaban con sus puños vendados por vendas blancas.

Todos gritaban excitados, contentos por ver aquella pelea, nadie intentaba separarlos. Mi corazón latía con fuerza, siempre he odiado aquellos métodos de diversión. Cuando estaba a punto de marcharme una voz me frenó.

—Perderá Justin—Dijo un chico que estaba a mi lado.

—¿Por qué lo crees? —Le pregunté.

—Nick es más fuerte que él—Dijo riendo—Y las apuestas van a su favor.

—Es una diversión estúpida—Dije de repente.

—¿Y entonces qué haces aquí?

—No debería de haber venido, me voy.

Y cuando me separé de aquel desconocido, los gritos del público anunciaron que Bieber acababa de ganar. Una victoria no esperada por nadie, y todos perdieron su dinero. Me acerqué de nuevo para verlo con una extraña sonrisa, y lo vi agitando sus manos ensangrentadas en el aire, celebrando su victoria.

Nick doblaba su peso, y aún así ganó, le dió la espalda, y se acercó a un grupo de chicas, buscando a alguien con la mirada. Estaba tan feliz, que no se dió cuenta que su rival se levantó del suelo, y cogió un palo de hierro para acercase a él.

—¡Bieber! —Grité para avisarlo.

Giró sobre sus zapatos, y su mirada brilló cuando me vio. Hice gestos con mis manos para enseñarle lo que estaban a punto de hacer, pero era tarde. Nick le golpeó en su costado, y lo tumbó en el suelo.

Golpeó su rostro, y quedó desmayado en el suelo. Había hecho trampas, y nadie decía nada, ni siquiera ayudaban al herido. Era una persona cruel, pero seguía siendo humano.

Dejé de escuchar la risa del desconocido que estaba a mi lado, y salí corriendo de la terraza, bajé las escaleras, y busqué el jardín. Todos se apartaron, los chicos fueron a beber con el ganador, y las chicas se metieron en la piscina.

Quedé arrodillada junto al cuerpo de Bieber, y busqué su pulso esperando que siguiera vivo. Lo estaba, seguía respirando, pero no dejaba de sangrar.

Aparté su cabello, y toqué su mejilla para despertarlo, cuando lo conseguí lo ayudé a levantarlo, y ambos nos dirigimos hasta un cuarto de baño para curar aquellas heridas.

Quedó sentado, y yo mientras tanto buscaba el botiquín de emergencias. Volví a quedar arrodillada ante él, y pasé un algodón por sus rosados y heridos labios.

—Has venido—Dijo con una sonrisa, y la voz débil.

—Tú me obligaste—Limpié toda la sangre de su rostro—Hubiera preferido quedarme en casa y ver unas películas. Pero ahora estoy aquí, contigo, curándote.

—Eso significa una cosa—Enarcó una ceja, y sonrió con sensualidad—Te gusto.

Me levanté del suelo enfadada, y dejé el algodón en su mano, cuando estaba a punto de salir por la puerta, sus pasos se me adelantaron, y su cuerpo y la puerta me acorralaron.

—No me tengas miedo—Intentó calmarme.

—Eres violento—No quería mirar aquellos ojos color miel—No me gustas.

—Te gustaré, te lo prometo—Sus palabras sonaban convincentes—Bésame.

—Te gustaré, te lo prometo—Sus palabras sonaban convincentes—Bésame

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My tough boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora