XIII. Trigésimo deseo

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Eva

Ya estábamos otra vez en nuestro tiempo. Totrian nos observaba sorprendido, y con su maldita mirada morbosa. Si iba a tener que morir, juré que también lo arrastraría a él.

—Estoy sorprendido. Hace unos segundos que os habéis ido, y ahora estáis aquí de vuelta. Encima también traéis el Báculo del Minotauro. Nunca pensé que lo lograríais. Bien, pues dámelo, y yo cumpliré parte de lo pactado —dijo fingiendo estar preocupado por nosotros.

—Antes libera a nuestros amigo —le ordené con una determinación que no sentía.

Totrian chasqueó los dedos, y todos mis amigos, y la familia de Roger desaparecieron. También Roofy desapareció.

—¿Dónde están? —preguntó Roger preocupado.

—Pues están en donde estaban antes de ser capturados, pero tranquilo no recordarán nada relacionado con el secuestro. Ya he cumplido con mi parte, ahora quiero lo mío. —Todo había sido demasiado fácil, algo peor debía de tramar.

Roger se acercó, y le entregó el báculo. En cuanto Totrian lo tuvo entre sus manos empezó a reírse con la típica risa de villano.

—Que original, por favor —murmuré exasperada.

El reflejo de sus ojos me confirmaron, que efectivamente, tramaba algo terrible.

—Adelante, Lilim. Ven —la llamó.

Lilim apareció. Me quedé atónita al ver que su aspecto se parecía al mío, bueno más bien al de Angélica. Llevaba un traje rosa demasiado provocador. Como osaba esa engreída a vestir de esa manera tan ordinaria.

—Ahora con el báculo podré curar tu herida para que puedas combatir contra Lilith. —Así que para eso quería el báculo para curar a Lilim.

Una luz oscura salió del báculo, y la herida que provocamos gracias a la ayuda de Sytry desapareció.

—Ya estáis en perfectas condiciones para combatir —chasqueó los dedos otra vez, y nos tele-transportamos en un coliseo. Había estado aquí antes, aquí había entrenado junto a Sytry para dominar mis poderes. El recuerdo me entristeció.

—Esto es injusto. Yo no puedo usar mis poderes ante esa copia barata, y con mal gusto a la hora de escoger ropa —repuse indignada.

—¡Que empiece la pelea! —gritó Totrian.

Me di cuenta de que Roger estaba en el coliseo. Estaban jugando sucio. Lilim lanzó un trueno hacia Roger, por suerte el pudo protegerse con el escudo mágico. Parecía que esto había distraído a Lilim. Intenté atacarla físicamente pero ella esquivó mi ataque.

—No puedes hacer nada contra mí. Tus patéticos poderes no funcionan conmigo. Además el chico de pelo de zanahoria tampoco tiene grandes poderes. Sois unos insectos molestos que pronto aplastaré —dijo con prepotencia.

—Seras petarda —intenté lanzarme sobre ella pero Roger me agarró.

—Tenemos que llamar a Luna y a Adán. Sin ellos corremos un gran peligro —me avisó antes de que me precipitara.

—Tienes razón, Roger. Seguramente nos estaban observando pero Totrian al traernos al coliseo nos habrán perdido de vista.

—Dejar de hablar estúpidos —lanzó una bola de fuego, y le dio de lleno a la pierna de Roger.

—¡¡Aaaaah!! —Roger gritó por el dolor.

—¡Roger! —el pobre no se podría mover—. ¡Veuliah! ¡Adán! —los llamé, necesitaba la ayuda de ellos.

Trece DeseosWhere stories live. Discover now