I. Primer Deseo

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Ángel de los deseos

Horrorizada miré cómo Roger caía ante mis ojos. No tuve más remedio que usar mis poderes antes de que se estrellase contra el trafico, conseguí que el tiempo le ralentizara. Sin pensármelo, y tampoco sin mirar si había gente, yo también me tiré. Llegué hasta él, y le cogí, y gracias a mi magia pude volar, y volver al puente.

—¿Estas bien? —le pregunté.

—¿Qué eres? —me preguntó Roger aterrado.

—Ya te lo he dicho. Soy tu ángel guardián. —Él parecía demasiado sorprendido, así que le sugerí lo siguiente —: Será mejor que vayamos a algún sitio tranquilo, y así podremos hablar.

Roger

Juraría que hace unos segundos estaba cayéndome, y esta extraña chica me ha llevado levitando otra vez al puente. Ahora la chica me conducía a saber dónde. Yo estaba aun en shock sin poder pronunciar una palabra. Simplemente me dejé arrastrar caminando a su lado. Parecía una muchacha normal y corriente, pero algo en mi interior le tenía bastante miedo por lo que era capaz de hacer.

¿Pero qué es un ángel de los deseos? ¿De verdad la vida me había dado otra oportunidad?

Ángel de los deseos

Ya casi estaba atardeciendo, y fuimos al parque de antes. La mayoría de gente ya se había ido y estaba todo bastante tranquilo. Me quedé absorta al contemplar el rosáceo color del cielo, era tan hermoso que me quedé embobada con las coloridas nubes. Segundos después miré a Roger, el también se había quedado distraído, pero al contrario que yo el miraba el suelo.

—¿Roger? —pregunté, para que volviera a la realidad.

—Esto es una pesadilla —murmuró, y yo apenas le entendí.

—¿Por qué lo dices? —Debería estar contento porque voy a hacer realidad sus sueños, mira que me costaba entender a los humanos—. Soy tu ángel, he venido para hacerte feliz. Puedo cumplir todos tus deseos.

—¿Todos mis deseos? —preguntó incrédulo.

—Sí, bueno, menos en algunos casos específicos. No puedes pedirme que alguien se enamore de otro alguien, tampoco revivir a los muertos, tampoco otorgar la inmortalidad y mucho menos matar.

—Ya sé, esto es un programa de cámara oculta —comentó con cara de alivio.

—¿Cámara oculta? No, esto es de verdad. He visto que eras infeliz, y quiero ayudarte —le expliqué para intentar animarlo.

—Me parece que es algo imposible. Tu misma lo has dicho no puedes hacer que alguien se enamore de mí. Lo mejor será que vaya a mi casa, y ya que mi ataque de ansiedad ha sido boicoteado. —Con sus palabras me dio a entender que se trataba de un asunto amoroso lo que le quitaba el sueño.

—Por favor, dime que es lo que te atormenta —insistí.

—¿Para qué vas a hacerme feliz? Sería imposible —rechazó mi ayuda.

Cómo veía que este joven humano era muy cabezota. No me dejó más remedio que leer su mente para saber que le hacía infeliz. En cuestión de segundos descubrí todo lo que perturbaba al pobre Roger

—Ya sé lo que te perturba. Al menos, una de las muchas cosas que te afectan. Eres guay, y te has declarado a una ... ¡¿a un chico?! —¿Un chico que le gusta otro chico? Que cosa más extraña. Siempre pensé que los hombres tenían  que estar con mujeres. Pero la verdad era que esa idea me pareció igual de romántica. Un hombre,que lucha por el amor de otro. Hasta me pareció emocionante. Sería mejor que me centrara en el problema de Roger. Tenía que ayudar a mi protegido.

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