Nada será igual.

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No quedaba ya lugar para la duda. El mundo mágico se derrumbaba por momentos, muchos de los estudiantes no esperaron al entierro del director. Algunos se fueron por voluntad propia, empujados por el miedo a otra aparición de los mortifagos, otros en cambio fueron obligados por sus padres. Nadie creía ya que el colegio fuera un lugar seguro para nadie.

Por la mañana todos los que quedaban se dirigieron al gran comedor a la hora de desayunar. Nadie hablaba y nadie comía todos esperaban con las cabezas y los ánimos bajos.

En los jardines todo estaba preparado, Dumbledore tendría la despedida que se merecía sin importar cuantos estudiantes restaran en el colegio. En cuanto fue el momento nadie necesito que le indicaran que era lo que se tenía que hacer. Los estudiantes siguieron a una cabizbaja McGonagall que abandono el gran comedor con paso firme.

En el enorme jardín que había al lado del gran lago todas las sillas dispuestas en círculo fueron ocupándose poco a poco.

Ron y Harry prácticamente arrastraban a Hermione y Ginny que eran incapaces de dejar de llorar en esos momentos.

Ellos sabían que para Hermione era un doble impacto ya que no solo lamentaba la pérdida del director sino que lloraba la perdida de el amor de su vida, sin poder imaginar el día que volverían a encontrarse ni tan siquiera si ese día llegaría.

En los pocos momentos en los que el llanto se apaciguaba en la mente de la castaña solo estaba el, Draco estaba encerrado en un mondo al que no quería pertenecer, rodeado de mortifagos y legos de ella. Tenía que sacarle de allí pero no sabía como podría conseguir esa odisea ella sola. No permitiría que sus amigos arriesgaran su vida por ella, Draco era su destino y lucharía ella sola.

Los pensamientos de Hermione se vieron interrumpidos por una voz que no supo identificar, no se molestó en levantar la cabeza para ver quién era simplemente se limitó a escuchar.

Esa voz se limitó a dar un largo discurso para honrar al director que yacía en un gran féretro de mármol blanco en el centro del círculo de sillas. En su tapa había una preciosa talla de la silueta del director con su túnica y la barita entre las manos.

En cuanto la voz ceso los estudiantes de dirigían a dar su último adiós cuando de repente una dulce voz que salía de lago les llego a los oídos. Las sirenas también querían despedirse del director y para ello dejaron al aire sus dulces voces. Estas ocasionaron un cambio en el ambiente, de repente todos se sintieron mucho mejor, su pesar se vio mitigado.

- Las voces de las sirenas calman los pesares de la gente.- Ron hablaba con los ojos cerrados concentrado al máximo en la bellas voces.- Bill me hablo de ello cuando era pequeño y encontré un libro en casa de mi abuela que lo explicaba muy bien. Es curioso acabo de acordarme. Todas las leyendas dicen que las sirenas cantan para encantar a los marineros y llevarlos a la muerte pero no es cierto, ellas cantan para disminuir el penar de los náufragos.

- Vaya Ron me sorprendes.- Ginny fue la única que hablo.

Al final los cantos de las sirenas se fueron apagando hasta dejar de sonar, todos volvieron a sentir su pena en lo más hondo del corazón, pero no pudieron abandonarse a él, en esos momentos las sirenas se movieron dejando paso al calamar gigante. Todos se asustaron y retrocedieron para alejarse de él, pero en ese momento el terror que sentían aumento al ver emerger del agua sus gigantescos tentáculos. Estos se arrastraron por el suelo hasta llegar al féretro del director.

En cuanto envolvieron el féretro lo levantaron suavemente y lo llevaron hacia el agua, todo el mundo miraba el extraño comportamiento del calamar y a donde se llevaba al fallecido director.

Pero el susto que sufrieron en seguida se disipo, el calamar tan suavemente como lo levanto lo dejo en una pequeña isla en medio del lago. Era el lugar ideal para el descanso de cualquiera, una pequeña isla donde no sería molestado rodeado de todo lo que tanto amaba.

Todos los presentes poco a poco fueron retirándose a sus casas, los cuatro amigos en cambio se quedaron cerca de la orilla del lago observando la pequeña isla. Sabían que la nueva directora quería acabar el curso y no permitiría que la escuela se cerrara. Pero ellos ya sabían que no podrían cursar el último curso. Su misión era muy clara debían acabar lo antes posible con todos los horrocruxes, no tenían ninguna salida más si verdaderamente querían derrotar al señor Tenebroso.

En cuanto ya no quedo nadie en el jardín decidieron que ya era hora de retirarse ellos también. Se dirigieron en el silencio más sepulcral hacia su sala común donde una vez centro tomaron asiento por última vez en sus sillones preferidos.

Nadie se atrevía a hablar, pero en la cabeza de Hermione solo bailaba la manera de poder rescatar a Draco. Debía sacarlo lo antes posible de allí antes de que ese ambiente de locura y maldad hiciera mella en él. Estaba decidida a salvarlo y cada vez más a hacerlo completamente sola.

- Chicos, tengo que hablar con vosotros un momento antes de que nos vayamos.- No engañaría a sus amigos, la verdad era la mejor opción en esos momentos.- No voy con vosotros en busca de los horrocucxes.

- ¿Qué estás diciendo Hermione?- Vale para Ron eso no tenía ningún sentido, definitivamente Hermione había perdido el juicio.- No puedes dejarnos solos en esto…

- Antes debo ayudar a Draco. No seré de ninguna utilidad para vosotros si estoy constantemente pensando en él.- Des de primero que les había dicho que antes de hacer nada habían de ordenar sus prioridades.- Él es ahora mi prioridad, no voy a dejarles así como así. Escuchen bien.- El plan estaba casi todo preparado excepto como iba a sacarlo de esa casa…- No podemos hacer nada hasta después de la boda de vuestro hermano.- Dijo mirando a Ron y Ginny.- De manera que hasta entonces tenemos tiempo para buscar en libros y todo lo que se nos ocurra. Después de la boda…vosotros iréis a por los horrocrucxes y yo a por Draco.

- Es peligroso Hermione no puedes tu sola.- Harry apoyaba su codo en el reposabrazos de la butaca mientras se rascaba el mentón.- No permitiremos que vayas sola. Ron tiene razón estás loca.

- No hay otra manera, no podemos devidirnos de ninguna manera más, Harry tu eres quien tiene que destruirlos y Ron y Ginny deben ayudarte. Yo podre sola.

Por largo rato los tres amigos intentaron que la castaña entrara en razón, pero ya tenía la decisión tomada. Al día siguiente terminarían sus últimos exámenes partirían a pasar el poco tiempo que les quedara juntos en la Madriguera buscando la manera de por fin poder acabar con el mago más tenebroso jamás conocido en el mundo mágico.

Se verían obligados a separarse y a ninguno le agradaba, si habían conseguido llegar hasta tan lejos era porque se habían mantenido siempre unidos. El simple hecho de pensar que Hermione tendría que afrontar eso sola les encogía el corazón. Pero ella tenía parte de razón, si perdían el tiempo los cuatro salvando a Draco podría perder una gran oportunidad de adelantarse a Voldemord.

Tendrían que confiar en que Hermione lo consiguiera y se reuniera con ellos lo antes posible para ayudar junto con Draco a salvar el mundo mágico. No dudaban en que ella era muy inteligente y muy habilidosa con la magia para llegar a buen fin en su tarea.

Los exámenes pasaron lentos y pesados pero al fin los terminaron, ese año no había cena de celebración para entregar la copa de la competición entre las casa. Ni tampoco para despedir a los alumnos de último curso. En cuanto los últimos exámenes terminaron todos fueron a por sus cosas a sus habitaciones y bajaron con los carruajes hacia el tren que les llevaría de vuelta a casa. Una casa que alguno solo verían una vez antes de emprender el viaje más largo de sus vidas.

Sueños de esperanza. (Draco y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora