Nada puede ir mejor.

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No podía creer lo que había pasado la noche anterior, no podía parar de sonreír mientras todavía en la cama miraba a su chico dormir apaciblemente. Ya hacia un buen rato que estaba despierta pero no había movido ni un musculo, no quería despertarle, quería pasar el máximo tempo posible así antes que él se despertara. Quería retenerle allí para ella sola, que ese momento durara el resto de sus vidas, pero todo lo bueno tiene un final.

Esos ojos plateados se abrieron mirándola y una bonita sonrisa asomo a sus labios, estaba abrazado a ella, acababa de despertarse y ella le miraba radiante y bella, como nunca antes la había visto. Lo ocurrido la noche anterior le vino a la cabeza de repente, sintió como una sensación de bienestar y tranquilidad le inundaba. No se reconoció a sí mismo, él jamás había sido así con nadie, esa personita castaña que le miraba sin pestañear le hizo un chico nuevo, sacando de él todo eso que escondía des de muy pequeño.

- Buenos días leoncita.- El tampoco quería romper el abrazo.- ¿As dormido bien?

- Mejor que nunca.- Muy a su pesar se movió para incorporarse un poco y poder darle un beso.- Buenos días dragoncito. ¿Y tú que tal as dormido?

- En el cielo, con mi ángel.- Su ángel, eso era ella, el ángel que le saco de su mundo de tinieblas.- Me encantaría estar así para siempre.

- A mí también, pero no podemos la gente se preguntará porque homos desaparecido.- Al final luchando con su deseo de quedarse por siempre en sea cama con él se levantó y se dirigió al baño.- ¿Te apetece una ducha?

- ¡Por supuesto que sí!

Los cuatro días que les quedaban de las vacaciones apenas se separaron, el tiempo les apremiaba, en breve sus compañeros regresarían y tendrían que volver a llevarlo en secreto. Aunque eso ya no les preocupaba mucho, aunque fuera en secreto seguirían juntos y cuando la guerra terminara aunque nadie los comprendiera dejarían de esconderse.

El día que ningún estudiante quiere que llegue legó, la vacaciones terminaron y el colegio fue un caos durante unas horas en las que los reencuentros eran la atracción central.

En el gran comedor un moreno y dos pelirrojos abrazaron a su amiga castaña mientras un chico les miraba des de un rincón. No podía dejar de pensar en la reacción de esos chicos cuando ella les contara lo que pasaba. Pero pronto todas sus dudas se despejarían, habían decidido hacerlo cuanto antes mejor y esa misma noche pasaría.

Hermione estaba tan nerviosa que no podía ni mantenerse de pie, la reacción de sus amigos no se hizo esperar al verla así. Pero no podía adelantar acontecimientos así que les dijo que esperaran a la noche para saber que pasaba.

Ella lo tenía todo preparado, el director les había dado permiso para salir de sus salas comunes después del toque de queda. El pensadero ya estaba en la sala de los menesteres y los recuerdos de Draco a buen recaudo en un bolsillo de su túnica. Les explico a sus amigos que tenían que hacer y fueron a la sala común para esperar la hora.

- Herm por Merlín, ¿Qué es tanto secretismo? Dinos ya que pasa.- Harry no podía esperar más, necesitaba saber qué era eso que tan nerviosa tenía a su amiga.- Va a darte un colapso nervioso en cualquier momento.

- No seas pesado Harry ya os he contado que no puedo deciros nada hasta que veáis una cosa que necesito mostraros, espero que entonces lo entendáis todo.- No podía hacer nada, así lo había acordado con el director y Draco, todo pasaría a las nueve de la noche.- Tended paciencia por favor.

Los cuatro amigos se quedaron en silencio y no dijeron nada más hasta que Hermione miro el reloj y les indico que era la hora. Se levantaron y caminaron en silencio hacia la sala de los menesteres.

Sueños de esperanza. (Draco y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora