CAPÍTULO 14 | JEN

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Cuando Newt saltó, de inmediato lo agarré del brazo, y nos escapamos lo más rápido posible de aquel lugar adentrándonos en el robusto bosque.

Cuando por fin perdimos de vista la casa lo solté, y de seguido me apoyé contra un árbol recuperando el aire perdido. Me reí. Newt me miró y arqueó la ceja izquierda.

- ¿Se puede saber de qué te ríes? -me preguntó respirando agitadamente.

Negué con la cabeza y meneé la mano con lentitud de un lado a otro deseando quitarle importancia al asunto.

Cuando nos recuperamos nos adentramos aún más de los que estábamos en el bosque. Buscamos palos para hacer una hoguera a la noche, y de paso algo que se pudiera comer.

Estaba sentada en un frío pedrusco tallando una rama, mientras que Newt se dedicaba a chocar dos piedras entre ellas para crear una simple llama que después se convertiría en una gran hoguera.

Soplaban fuertes rachas de viento, gélido y humedo. A unos metros un lago centelleaba con los rayos del sol, como una cinta serpenteante por un profundo valle de árboles desnudos.

Con solo siete años, otros chicos de mi edad o mayores se metían conmigo. Me pegaban, querían que les demostrara que sabía hacer, ya que siempre hablaba de armas y de las artes marciales. Todos los días llegaba a casa con moratones por el cuerpo, sangrientas heridas por los brazos y piernas por culpa de que me tiraran al suelo, y alguna que otra vez con el ojo morado, esa era la razón por la que me tapaba el ojo con el pelo.

Nadie se enteró de lo que pasaba en el colegio, mis padres pensaron que lo del pelo era una simple moda que se llevaba en aquel momento, por lo que no le pusieron importancia. Airon se pasaba los días desconectado con sus amigos por lo que tampoco se enteraba de nada; la única que estaba al tanto de todo era Eileen, pero le pedía que no le contara a nadie lo que ocurría allí.

Lo que aquí ocurre, aquí se queda le decía.

Pensé en todas aquellas personas que se dedicaban a pegarme, aquellas personas que me rodeaban cada vez que me pegaba con alguien. Seguramente todos estuvieran muertos, o infectados. Una sonrisa enferma apareció en mi rostro al pensar en que podrían estar en esa situación.

El sonido de un rifle semiautomático rompió el silencio. Newt y yo nos miramos.

- Están lejos -le informé.

Me fijé en sus brazos y fui bajando hasta sus manos, se le notaban las venas. Miré de un lado a otro hasta que lo encontré; cogí un palo y me arrodillé junto a este. Cogí un poco de hierva seca, apoyé el palo sobre esta y empecé a frotar lo más rápido que pude. Al cabo de un momento comenzó a salir algo de humo, yo seguí frotando, pero también comence a soplar con suavidad, la llama enseguida se iluminó, en un abrir y cerrar de ojos, aunque el fuego se sofocò unas cuantas veces por culpa del viento.

- Impresionante -dijo mirando el fuego.

Volví a mirar el lago y una idea se me pasó por la cabeza. Me levanté y tiré el palito que sujetaba al fuego. Me sacudí los pantalones.

- Ahora vengo -le dije a Newt ya caminando.

- ¿A dónde vas? -se giró rápidamente.

- Al lago.

Cuando llegué, de inmediato comencé a deshabrocharme el cinturón y a quitarme el pantalón y la chaqueta; los dejé en el suelo y me quedé en tirantes y en bragas.

Entré al agua. Era la primera vez después de años que veía agua tan limpia, y fresca. Metí la cabeza y buceé bajo el agua; sí, incluso bajo el agua estaba limpia.

LA CURA {The Maze Runner}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora