Capítulo 58: Lágrimas.

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Lloraba en silencio mientras observaba el perfecto vuelo de las aves en el cielo oscuro. Era de noche y a través de las ventanas del tren sólo de veían pequeños puntos de luz a lo lejos. Las lágrimas caían por mi cara como si de una fuente se tratase.

Mientras observaba en silencio por la ventana, me acordé de una vez cuando era pequeña, que yendo con mi madre nos habíamos encontrado a una paloma con una ala rota, la cual nos llevamos a casa para curarla y cuidarla. Una vez se recuperó, la dejamos que se fuese a volar libremente, pero ella no quiso, y se quedó con nosotros hasta que murió. Llegué a querer mucho a esa paloma, pero comprendí que todo lo que quieres se acaba yendo, y hacía unas horas había comprobado que eso era verdad.

Mi móvil no dejaba de vibrar, así que lo cerré. La única persona con la que quería hablar en ese momento era con Alex, y sabía que no era él el que me llamaba, sino el estúpido de Pablo, al cual había mandado a la mierda por mensajes hacía apenas unos minutos, descargando contra él toda la rabia posible.

En el cielo se podían ver algunas estrellas, y me preguntaba si Alex estaría mirándolas en ese mismo instante desde el tren en el que estaba el, a unos cuantos kilómetros por delante mio.

A mi lado en el asiento tenía un chico joven con los auriculares puestos que, por suerte, no se había dado cuenta de que yo estaba llorando.

Entre lágrimas, caí dormida en ese tren que parecía eterno.

Abrí lentamente mis ojos, alguien me estaba sacudiendo. Me giré y vi al chico de los auriculares que había tenido al lado durante todo el viaje.

-Hemos llegado. -Dijo el, para después darse la vuelta y irse.

-Gracias... -Dije cuando ya de había ido.

Me levanté, cogí mi maleta y bajé de ese tren. Al salir de la estación, cogí el primer taxi que encontré, y me dirigí rápidamente a mi casa. La casa que compartía con Alex.

Tras una media hora en taxi, pagué y bajé. Estaba delante de la puerta de mi casa y no me sentía capaz de abrirla, pero tenía que hablar con él.

Subí las escaleras y lentamente abrí la puerta de mi piso. La luz del salón estaba abierta, y se oía música en el cuarto que compartíamos Alex y yo, por lo que me dirigí ahí.

Me paré delante de su puerta, respiré hondo, y abrí.

Grité, salí lo más rápido que pude de ahí, y una vez en la calle, perdida, me tiré al suelo a llorar.

La imagen de lo que acababa de ver me quemaba por dentro.

Alex, aquél Alex que tanto amaba, sentado en una silla con una chica rubia encima, besándose. Ésta llevaba la camiseta desabrochada por la parte superior, dejando ver su sujetador.

Lloré más fuerte, y tras una media hora, oí una voz.

-¿____? ¡____!

Sentí unos pasos corriendo hacia donde yo me encontraba, para después abrazarme con fuerza. Era Guille.

No dije nada, no podía, simplemente seguí dejando que las lagrimas llenasen mi cara, y también el hombro de Guille. Sentía que una parte de mi había muerto, y que nunca sería capaz de volver.

Bienvenida a tu nueva vida [Alexby y tu]Where stories live. Discover now