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Capítulo 215

¿Er Gou hizo trampa?

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Er Gou respondió a la pregunta meticulosamente, completamente ajeno al ruido y al clamor circundantes, incluso el examinador que estaba a su lado no lo sintió, Er Gou sólo se concentró en sus propios dedos para calcular, y luego tomó el pincel mojado en tinta para escribir en el papel.

Su tío menor le había enseñado aritmética, y antes de eso, cuando su abuela estaba a cargo del taller de tela, le ayudaba a distribuir los materiales y contar la cantidad de mercancías, ¡escribir la respuesta fue fácil!

Las manos de Er Gou no se detuvieron, terminó de escribir en el papel y comenzó a contar para responder a la siguiente pregunta.

Aunque es pequeño, sabía que estaba en una sala de examen, y también sabía que debía contar en silencio, para no distraer a la gente de alrededor.

No debe ser ruidoso.

Sólo de pensar que su familia estaba ahí afuera observándolo, le daba mucho valor y confianza.

Después de terminar de contar, Er Gou lo revisó otra vez, y cuando por fin estuvo seguro, tuvo la intención de entregar el papel.

Como resultado, cuando volvió en sí y se dio cuenta de que una figura alta había aparecido a su lado, casi se cayó de la silla por el susto.

La silla tembló por un instante, y Er Gou sintió que su brazo era agarrado por una gran mano.

—Gracias... tío examinador. —Er Gou estaba tan sorprendido que su nariz se puso roja por el miedo.

Ver la escena fue muy estremecedora, Liu Shan y Shen Feng casi corren hasta el recinto, afortunadamente, el examinador que estaba a un lado de Er Gou lo agarró, o de lo contrario, ¡se hubiera lastimado al caer de una silla tan alta!

Shen Ruo también sintió que se le salía el corazón, y ahora estaba un poco aliviado.

Gu Yun levantó la mano y le dio unas palmaditas en el hombro para calmarlo.

El examinador vio que el niño debía haber llegado a una conclusión, así que dijo:

—Candidatos que ya hayan resuelto la pregunta, síganme.

Er Gou se levantó inmediatamente, y la otra docena de personas que también había resuelto la pregunta doblaron sus propias hojas, se levantaron y siguieron al examinador al cobertizo.

En el cobertizo había otro examinador, de larga barba, que sólo escuchaba las respuestas y echaba un vistazo a las hojas de los candidatos.

El primero en entrar fue un hombre alto, que entregó su papel a la señal del examinador y justificó sus respuestas.

El examinador dijo “correcto” y le dijo que saliera por el otro lado de la sala y que no hablara.

El hombre alto supo que había superado el primer nivel y se llenó de alegría.

Cuando los espectadores de alrededor lo vieron salir con una gran sonrisa en la cara, supieron que había aprobado.