Epílogo

4K 423 19
                                    

Tras el beso bajo los flashes, Violeta y Chiara se refugiaron juntas en casa de la inglesa, de nuevo a las afueras de Madrid. Tardaron días en poder siquiera asomarse a la calle.

El tiempo de encierro, casi como si fuera una cuarentena, les sirvió para conocerse la una a la otra en la cotidianidad del día a día dentro de casa.

Intentaban no pensar en la prensa y la exposición.

Violeta seguía escribiendo artículos para su trabajo y Chiara continuaba con la gestión de los lanzamientos y la evaluación de nuevos manuscritos para la editorial.

Disfrutaban despertar juntas, desayunar yogur con plátano y miel a medias, trabajar la una frente a la otra en la mesa del salón, cocinar, y hacer mucho el amor.

Las primeras veces que finalmente salieron, por separado para no causar más revuelo, fueron tremendamente agobiantes. No querían responder a preguntas, para no dar más bombo, pero aún así la prensa seguía esperando novedades.

Todas las televisiones hablaban de quién podía ser Violeta, y acabaron averiguándolo. Cuando vieron que los periodistas se habían desplazado a Motril, fue Chiara la que convocó a las cámaras para pedir respeto.

Violeta tuvo que dar muchas explicaciones a su entorno, especialmente a su familia.

"¿Esa que sale besando a la Reina de Inglaterra eres tú?"

Eso le había preguntado su madre la misma noche del beso. Violeta tuvo que explicar que no era Reina de nada, en todo caso ex Princesa.

Una semana más tarde, la granadina, en videollamada con toda su familia, les contó la historia desde el principio. Todos escuchaban soprendidos. Tana, la hermana de Violeta, comentó lo surrealista que le parecía la situación.

- Es como si te hubieras ido de Granada y hubieras caído en un mundo paralelo que fuera un remix entre "El Príncipe y yo", "Red White and Royal Blue" y "Princesa por Sorpresa".

Chiara, que seguía la conversación sin salir en cámara, soltó una carcajada. La granadina apartó la mirada de la cámara y la dirigió hacia ella.

- ¿Esta ahí la princesa? - preguntó su madre.

- ¡Se llama Chiara, mamá! Sí, está aquí - confirmó, y volvió a mirarla-. ¿Quieres saludar, Kiki?

La inglesa no se lo pensó. Por lo que les había escuchado hablar en varias ocasiones a lo largo de los días, esa familia le parecía divertida y agradable.

- ¡Hola! - saludó, finalmente, abrazándose a Violeta para aparecer en la pantalla.

- Hablas español - fue lo que dijo el padre de Violeta.

- Pero si ya lo sabías, papá - recordó Tana, ya que habían visto todos los videos de la presentación de la editorial, cita de Dickinson incluida, que se habían hecho también virales.

- Encantada de conocerte, Chiara - se hizo la seria la madre de Violeta.

- Encantada, yo. Y perdón, por meter a Violeta en todo este lío - se disculpó-. Os prometo que yo solo quiero lo mejor para ella. Y perdón también si la prensa os ha molestado en algún momento. Lo arreglaré. Yo...

- Está bien, Kiki - frenó sus disculpas la pelirroja, mirándola con amor, cosa que no pasó desapercibida por su familia, que observaba con atención esa interacción al otro lado de la pantalla.

- Cuando pase todo esto, quiero ir a conocerles - pidió Kiki, unos días después, mientras estaban acurrucadas en el sofá.

- Claro, iremos a Granada. Les vas a encantar - aseguró la pelirroja, dejando caricias en su cadera, por donde la tenía agarrada.

Royal Rainbow | KiviWhere stories live. Discover now