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Chiara estaba agobiadísima. Hacía un mes y medio que el comunicado había salido y todavía no podía ni salir a la calle sin que la prensa se le echara encima a todas horas. Harta del acoso, huyó a Madrid. Alquiló una casa a las afueras, y rezó para que tardaran en localizarla.

Sola en ese nuevo lugar, se desahogaba escribiendo y se entretenía leyendo.

Como había planeado desde que tomó la decisión, también dedicó tiempo a crear su propia empresa, una editorial. Era un nuevo proyecto que la tenía ilusionadísima, emocionada de poder difundir literatura escrita por mujeres talentosas y diversas.

Solo un par de días después de su mudanza, escuchó el flash de las cámaras proveniente de fuera y supo que otra vez la habían encontrado.

Llamó a Ruslana, su persona de confianza, para que la aconsejara. Su respuesta fue clara. Tenía que salir a dar explicaciones, aunque fuera solo una entrevista.

Ruslana le pasó un listado de periodistas y prensa que pensaba que podían hacerle sentir cómoda en ese momento tan delicado.

Pero Chiara tuvo otra idea.

- ¿Kiki? - contestó Violeta, extrañada de recibir esa llamada.

- Violeta, ¡me has contestado! - se alegró enormemente.

- Eh... Sí - no supo qué decir la pelirroja-. ¿Para qué me llamas?

- No sé si viste el comunicado...

- Sí. Lo he visto.

- ¿Y qué te ha parecido? - se mordió el labio Chiara, le interesaba muchísimo saber tu opinión.

- Muy valiente por tu parte - fue sincera-. No me lo esperaba.

- No creías que fuera a dar el paso, ¿verdad?

- No. No creía ni que te fueras a plantear dar ese paso. Hay muchas maneras de apartarse del foco y esa es la más radical.

- ¿Valoras mi valentía, entonces?

- ¿A dónde quieres llegar, Kiki? - rio Violeta, la inglesa también sonrió.

- ¿Por qué siempre crees que tengo una finalidad concreta?

- Porque, por increíble que parezca, te conozco un poco, Your Highness.

- No, no, no - corrigió, más indignada que nunca-. Ahora sí que no. Chiara Oliver, a secas. Para ti, solo Kiki. Habla con propiedad, Violeta.

- Chiara Oliver suena bien - reconoció la pelirroja.

- Y si lo dices tú, más.

- ¿Para qué me llamabas, Kiki? - volvió al tema Violeta, para no entrar a tontear con ella.

- Necesito dar una entrevista para que dejen de acosarme tanto. ¿Tú cómo llevas el inglés? Perfect, ¿verdad?

- ¿Yo? ¿Quieres que yo te entreviste? - abrió los ojos como platos Violeta.

- Y que me preguntes lo que quieras - añadió Chiara.

- ¿Por qué yo?

- Porque contigo sé que me voy a sentir cómoda. Quiero grabar un vídeo. Quiero que la gente me vea hablar, expresarme. Tú no tienes por qué salir, solo hacer las preguntas. ¿Qué me dices?

- No sé, Kiki...

- No sé es mejor que no - celebró-. Tengo ganas de verte, por eso también te lo pido a ti.

- Yo también - confesó Violeta, en un débil susurro que la otra no pasó por alto.

- ¿Tú también tienes ganas de verme? - quiso asegurarse, feliz-. Pensaba que ya te habrías olvidado de mí.

Royal Rainbow | KiviWhere stories live. Discover now