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- ¡Chiara Oliver Williams! ¿Te has vuelto loca? ¿Dónde estabas? Te he buscado por toda la isla. ¡Estaba ya desesperada! - una chica pelirroja con los brazos en jarra y cara de enfadada esperaba a la nombrada al otro lado de la puerta.

- Shhhh - la silenció la recién llegada-. Ruslana, calm down! Vas a despertar a todo el mundo.

- Where were you, Your Highness? - repitió la pregunta, quitándole las gafas rojas de la cara.

- No me llames así - se quejó Chiara-. Estaba por ahí, pero he tomado precauciones. Con las gafas es imposible que nadie me reconozca.

- Claro. It is completely impossible que algún ciudadano inglés reconozca a su heredera al trono. Como ninguno veranea en Menorca... - ironizó Ruslana.

- Cuarta heredera al trono, Rus. No exageres - aclaró-. No soy tan famosa.

La pelirroja suspiró. Su trabajo era mantener a la princesa Chiara controlada y segura durante su estancia en España, cada verano. No se podía quejar de que la chica no fuera simpática y la tratara bien. De hecho, la consideraba una buena amiga, pero a nivel profesional era un dolor de cabeza.

Rebelde, desobediente, cero prudente... Todo lo contrario a sus hermanos.

Las dos caminaron con cuidado de no hacer ruido desde la puerta de atrás del palacio de verano por la que Chiara había entrado, hasta el ala más alejada, donde se encontraban las habitaciones.

- Buenas noches, Rus. Gracias por preocuparte por mí - le dio un beso y se dispuso a entrar en su habitación, pero la otra la frenó.

- ¿Qué llevas ahí en el brazo? - preguntó, al ver la tinta-. ¿Es un número de teléfono?

- No, no. No es nada...

- Chiara. Dime, please, que no le has dado tu teléfono a nadie si no quieres que me de un infarto right now - se llevó la mano al pecho.

- He pedido un teléfono, pero no he dado un teléfono - aclaró, alzando las manos en señal de inocencia.

- Eso es que, a donde quiera que hayas ido, has estado con gente, has hablado con gente, la gente te ha visto - se llevó los dedos al puente de la nariz, preocupada.

- Pero no me han reconocido - le quitó las gafas de las manos para ponérselas de nuevo-. Puedes estar tranquila, de verdad.

- ¿Son las gafas de la invisibilidad? ¿Me tengo que creer que nadie reconoce a una Princesa de Inglaterra gracias a unas gafas con forma de corazón? ¿Me tengo que creer que alguien te ha dado el teléfono sin que tú te hayas quitado las gafas en ningún momento?

- Exacto - asintió, con carita de ángel la princesa-. No hay nada de qué preocuparse. Violeta me ha quitado las gafas un momento, para ponérselas ella. Le quedaban incredible. She is so stunning. You won't believe it...

- ¿Una tal Violeta te ha visto la cara? - cortó Ruslana.

- Era de noche. Y es española. Del sur. Republicana, seguro. Tenía toda la pinta - argumentó-. No me ha reconocido. I swear, Ruslana.

- No puedes hablar con nadie sin firmar confidencialidad - le recordó las normas-. Y menos salir de noche, Chiara. ¿Quieres que me echen?

- ¡No! Nunca te van a echar. Yo me encargo de eso. Tranquila.

- Borra ahora mismo ese teléfono y estaré tranquila - pidió.

- Le gusta la poesía y a mí también. Solo quiero charlar con alguien normal, nada más. Iré con cuidado. I promise.

- You are not allowed, Your Royal Highness. ¿En que idioma quieres que te lo diga?

- Good night, Rus - hizo caso omiso Chiara, antes de dar un paso atrás y cerrarle la puerta en la cara.

"Buenas noches, Violeta. Soy Kiki"

"Buenas noches, chica de las gafas rojas. ¿Has llegado bien a tu hotel? Yo sí, aunque me hayas abandonado en la playa"

"Sí, he llegado bien. Perdón por huir. ¿Hablamos mañana?"

"Claro. Good night, Kiki"

"Buenas noches, Violeta"

Golpes secos en la puerta despertaron a Chiara a la mañana siguiente.

- Rus, five more minutes, please.

- I am not Rus - contestó Jasmine, su hermana, que entró en su habitación y se tumbó junto a ella en la cama-. ¿Qué hiciste anoche?

- ¿Yo? Nada.

- Kiki, no es el mejor verano para añadirle una polémica por tu parte. Behave, please.

Ese año no estaba siendo precisamente tranquilo para el Reino Unido. El primer verano sin la Reina Madre, lo que significaba que el resto de la familia real estaba aún más en la mira que de costumbre. Era un año de cambios, y aunque era su hermano Joey el que iba a reinar en un futuro tras su padre, que acababa de ser coronado, era importante que Jasmine y Chiara dieran buena imagen y colaboraran en la estabilidad de esa nueva era en la monarquía inglesa.

Jasmine lo hacía de maravilla. Siempre hasta arriba de compromisos, dando conferencias, atendiendo galas y premios, haciendo viajes de trabajo...

Y luego estaba Chiara. Que solo acudía a los eventos absolutamente imprescindibles. Que no quería asumir ningún rol dentro de la Corona. Que era un dolor de cabeza para su familia y la gente que trabajaba para ellos.

Para la chica, siempre había sido una cruz no tener la libertad de hacer su vida como le daba la gana. Era divertido para ella salir por ahí, aunque fuera de incógnito, a mezclarse con la gente y hacer cosas que una chica normal haría.

Esa actitud y riesgo le había valido infinidad de reprimendas. De su abuela, la Reina Elizabeth, que aunque en el fondo siempre había admirado su descaro, el protocolo y la seriedad se acababan imponiendo para ella. Y desde que no estaba, era su madre, la ahora Reina Emma, la que le recriminaba sus escarceos cada vez que Ruslana no podía hacer nada para ocultarlos.


Chiara citó a Violeta a las ocho de la tarde en un bar-cafetería pequeño y alejado. Era su sitio de confianza. Durante años había acudido ahí a tomarse un café y leer un libro. Aunque para hacerlo tuviera que pedirle a Manu y Noemí, los dueños, que colgaran en la puerta el cartel de cerrado.

Violeta terminaba de maquillarse frente al espejo de la habitación de hotel, mientras les contaba a sus amigas su historia con la chica de las gafas rojas y la cita que tenían a las ocho.

- Me dio super buena vibra ayer. Me dejó intrigada, ¿sabéis?

- ¡Como para no! Tienes que preguntarle sobre la chica que la perseguía. A ver si va a ser una ex loca o algo y el rollo de verano se va a convertir en un drama - comentó su amiga.

- ¿Rollo de verano? Solo hemos paseado y hablado de Lorca y de la luna. No ha pasado nada entre nosotras.

- Te he visto encoñarte con mucho menos que eso, Vio - comentó la otra-. La guiri promete.

- Bueno, ya veremos - rebajó expectativas la pelirroja-. Vosotras por si acaso, no me esperéis despierta.

Royal Rainbow | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora