Sostiene su rostro de manera cansada cuando la clase comienza a acercarse al final, y aunque sigue viéndose maravillosamente bello, prefiero cuando sus piernas estiradas se cruzan a la altura de los tobillos, sus manos se guardan en los bolsillos y su espalda queda apoyada en el respaldo. Me gusta más así, porque allí su perfil no me queda oculto y puedo admirar mejor sus ojos cansados, el pequeño lunar sobre su ceja y ese instante donde el carmesí en su oreja me cuenta que he sido descubierta contemplándolo.
2023
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Caramelos de menta
PoetryÉl tiene en sus ojos el cielo nocturno, con un millar de brillantes estrellas... pero sin luna. En su sonrisa el amanecer y en sus bolsillos caramelos de menta. Inesperadamente se coló en mi corazón; arregló algunas cosas, rompió algunas otras y al...