Capítulo 04

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La semana concluyó sin noticias relevantes que recordar, los chicos se adaptaron muy bien a la nueva institución y era gratificante tenerlos de compañía siempre. Sion nos hacía reír hasta las lágrimas con sus ocurrencias y burlas sin sentido, Lay casi no frecuentaba las clases, siempre lo veíamos recorriendo los pasillos, pues su peor enemigo eran las materias, principalmente la de matemáticas. Owen siempre estaba al tanto de nosotros pero pareciera que no intentaba aportar a la conversación nunca, aún así era bueno tenerlo cerca, sabía cómo controlar a los chicos.

Respecto a Austin. No sé nada de él desde el miércoles de la semana pasada, pareciera ser que la tierra lo tragó, y el chisme de su extraña ausencia ha recorrido todos los pasillos del bloque A y B del instituto Tuilsom. Muchos han sacado sus teorías como que había vuelto a su país, pues los problemas lo llevaron a tomar la decisión de volver, o también los rumores decían que se había mudado a otro instituto por llevar a cabo una pelea de pareja con Gina Wilson, quien no ha abierto la boca ni siquiera para negarlo, me hace cuestionar si aquella teoría podría ser cierta.

Cómo sea, sería triste si ya no volviera al instituto. Mi plan de enamorar a Austin Wheeler se habría ido a la mierda si fuera así, presentía que habría muchas cosas más que descubrir de él si es que se quedaba aquí en Tuilsom.

—Keith, ¿me estás escuchando?— la mano de Kendall obstruyó mi vista, la miré desconcertada.

—Lo siento, me distraje un poco.

—Lo he notado— Kendall entornó los ojos— ¿Pasa algo?, ¿todo bien en casa con tu madre?.

No era el caso, realmente pasar tiempo con Sion y los demás me ha desconectado totalmente de mi vida monótona, ellos me hacían reír y lograban que no me acordase de la triste realidad dentro de casa. Por ello comenzaba a querer ir al colegio todos los días.

Hoy es jueves, el mejor día dentro de la semana, pues contábamos con 1 hora libre para recrearnos en el campus. Estábamos Kendall y yo sentadas en las gradas, bueno, más bien ella está sentada, yo me recosté sobre sus piernas en tanto ella acariciaba mi melena. El clima estaba delicioso, contábamos con 23 grados, sin el frío que te calaban las entrañas, ni el calor desesperante.

Aquello me lleva al uniforme deportivo de Austin. Aún lo tenía en casa, pues al percatarme el Lunes que él aún no se dignaba en aparecer, dejé de traerlo.

—Todo bien Kendall, solo estaba dormitando. Repíteme lo que decías.

—Que qué raro que los chicos no han dado señal de vida aún.

—Quizás la clase de ellos no entra en la hora de recreación.

—¿Que opinas de Lay?, es un chico encantador ¿cierto?.

La miré unos segundos.

—¿Te gusta?— cuestiono, pero Kendall no responde. Me incorporo de golpe observándola.— ¡Te gusta!— confirmo.

—Bueno, ya sabes Keith, él.. está guapo.

—¡Está guapísimo!, es hermoso, majestuoso— la alenté a admitirlo.

—Es totalmente mi chico ideal— confesó, tan pronto como lo hizo llevó sus manos a su boca, avergonzada.

—Lo sé amiga, lo sé— acaricié su brazo. Recosté mi espalda por las gradas y me cruce de brazos— ¿Que piensas hacer?, ¿vas a confesarte?— cuestiono.

—¡No!, sería demasiado precipitado, va a tildarme de loca.

—Mhm, bueno, sabiendo lo que sabemos ya de él— indague— Pues se nota que es un chico tranquilo, diría que bastante tranquilo— dije haciendo énfasis— Es despreocupado, y se lo toma todo con calma. Tal vez si se descolocaría un poco al saber que te gusta cuando apenas se conocen desde hace una semana.

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