Prólogo.

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La llegada de Austin.

El caos que dejó.

El primer día de clases se torna un tanto caótica cuando un chico de unos un metro 90 centímetros de altura cruza por el umbral de la entrada a la Institución Elitista de Alto Desempeño de Tuilsom.

Todos giraban su atención al agraciado peli negro que iba avanzando en los pasillos del bloque A del edificio en cuestión.

Gina, la capitana del equipo de porristas, sonrió con total seguridad prometiéndose que ese guapo chico estaría bajo sus sábanas en un chasquido de sus dedos, es decir, ella siempre conseguía lo que quería, Austin no sería la excepción.

Jimmy, el que daba protagonismo al animal del campus, se quitó la cabeza de zorro que llevaba para contemplar mejor al nuevo chico que iba avanzando por su lado. Limpió el sudor de su frente por mientras un "woah" salía de sus labios girándose a cuchichear con Karla, la chica de lentes que siempre le pasaba los apuntes en la clase de matemáticas.

Austin detuvo su caminar frente a la capitana de porristas, Gina.

Fue como si ya era esperado aquello, nadie se sorprendió al ver que una vez más Gina Wilson había captado la atención de un agraciado más, entonces todos volvieron a sus respectivos mundos, decepcionados de saber que el chico nuevo cayó tan rápido en garras peligrosas.

Gina sonrió con sorna, claro, era de esperarse que los ojos curiosos de Austin Wheeler estén clavados en ella.

—Disculpa, ¿puedes guiarme a la oficina del director?.

Gina prácticamente escupió una risa absurda, mirando a sus amigas de forma altanera— Así empiezan.— comentó. Sus amigas, Aisha y Melanie, soltaron una risita cómplices a su buen don en atraer chicos como Austin Wheeler.

—Como desees— respondió indiferente, y con sus largos dedos con uñas acrílicas le hizo una seña para que comience a seguirla.

Austin echó una última mirada a las dos porristas que seguían plantadas en su lugar mirándolo con insinuación y lo comenzaron a correr para que siguiera a la chica pelirroja que iba por delante meneando las caderas.

Al llegar a la oficina del director Gina giró a observar a Austin, y lo detalló mejor, allí, bajo la luz del foco en medio de ellos. Austin era un chico extraordinariamente alto, no olvidaría de recomendarlo para el equipo de baloncesto, el cabello del chico era de un color peli negro fascinante, su fleco caía a los lados y los tenía desordenados, dándole un aspecto sexy, su nariz era puntiaguda, sus labios rosados totalmente pomposos y remojados, el color de sus ojos estiraba al grisáceo y tenía una dentadura envidiable.  Gina bajó la mirada a sus brazos, que eran más grandes que los de Kurt, quien era el capitán del equipo de fútbol americano, y su ex novio. La pelirroja mordió su labio inferior viendo los grandes bíceps que adquiría Austin, los cuales se denotaban incluso por sobre su camisa del uniforme.

—Entra, seguro el director te está esperando— Gina señaló la puerta a un lado suyo.

Austin ni siquiera pestañeó cuando un "gracias" abandonó sus labios y se alejó de ella, tocó la puerta con los nudillos y al escuchar un "pase" del otro lado, entró y cerró la puerta sin mirar atrás.

Gina suspiró sonriendo aún así— Que mal le sale fingir indiferencia— murmuró— Él será mío, irracionalmente mío.

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