CAPITULO 30

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- Tiene dos años. – la mirada de Camila se desvaneció, perdiendo sus ojos en el suelo. Dios mío, no podía creerlo, se lo acababa de contar. – y es la única razón por la que estoy aquí. No tengo otro motivo.

Lauren movió sus ojos sobre ella, observándola atónits. Cada palabra que escuchaba se impregnaba a ella y la aturdía de una manera increíble. Todo su cuerpo se había paralizado.

- Sé... sé que debí decírtelo antes, pero las cosas no estaban bien entre nosotras hasta entonces. - Camila tragó saliva. Al subir la mirada, pudo encontrarse con un Lauren que respiraba por la boca y dejaba salir el aire bruscamente. Estaba tensa. Todo su cuerpo estaba duro y nervioso. – por favor, por favor dime algo... - rogó ella.

Maldición. Maldición. Maldición.

Se había imaginado tantas veces este momento y definitivamente jamás lo había soñado así.

Por Dios, le había caído como un balde de agua fría en pleno invierno. Estaba petrificada frente a ella y solo podía escuchar su respiración. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué esperaba que le dijera?

- Háblame, por favor. – suplicó y notó como la voz se le quebraba en medio de aquella palabra. Un nudo grande y duro se formó en su garganta. - ¡Lauren! – gritó desesperada al observar que no reaccionaba.

Los ojos de Lauren se abrieron aun más al escuchar su nombre entre los labios de Camila. Su mente volaba alto. Estaba perdida. Estaba confundida. Estaba hecha mierda y sin poder comprender absolutamente nada. ¿Qué clase de broma era esta? ¿Era acaso otro de sus juegos? Dejó salir aire por la boca y todo su cuerpo se relajó en forma de liberación.

Mirándola, frunció el ceño.

- ¿A qué estás jugando esta vez Camila? – le preguntó y endureció los pómulos al terminar. Sus ojos se oscurecieron y de pronto se encontraba una vez más perdida por sus jodidos impulsos. Aquellos que no le permitían ni siquiera pensar.

- ¿Crees que estoy jugando? – farfulló Camila, elevando la voz.

- Es lo único que has hecho conmigo.

- ¡Joder! ¡No jugaría con esto! – gritó y levantó las manos.

Lauren tragó saliva. Sintió como sus nervios afloraban en forma de palabras...

- ¿Haces esto para que me quede contigo, no es así? Estás harta de ver como mi vida ha mejorado después de que te largaste a robar con esos hijos de puta. - silenció sus palabras y endureció la mirada. La escena le rompía el corazón en pedazos. Le destrozaba lentamente y era una tortura que jamás pensó aguantar. Pero siguió hablando, cegada por su confusión. – A saber cual de ellos te ha estado cogiendo tanto que quedaste embarazada.

Sus palabras salpicaban furia. De pronto su cuerpo y su propio interior se había envuelto en llamas. No era ella. No, por supuesto que no lo era. Simplemente estaba lanzando mierdas hacia ella porque no podía asimilar lo que acababa de contarle. Porque no podía entenderlo... porque simplemente jamás se lo imaginó.Ambas volvieron a chocar sus miradas. Ambas llenas de furia, miedo y confusión.

- Fuiste tú. – se acercó a Lauren a pasos lentos y no dejó de mirarla ni un solo segundo. Sus palabras hicieron que Lauren endureciera los puños. No... no podía ser cierto... – la hija de puta de la que me enamoré.

Lauren cerró los ojos. Perdía sensatez en cada palabra que escuchaba y solo acumulaba rabia...

- ¿Y piensas que voy a creerte después de toda la mierda que me hiciste vivir? – también la miró fijamente. Ninguna de las dos bajaría la mirada. Era una guerra amplia y dura que ambas siempre habían sobrellevado. Su maldito infierno. – lo siento, pero no eres exactamente el tipo de mujer a la que se le cree todo.

TENTATION 3 CAMREN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora