La noche se ha venido muy rápido. Hoy es el primer día de Camila en Houston. Una de las tías de Emily es dueña de esa cafetería y esta le ha pedido de favor que acepte a Camila entre el personal.
Y no tiene de qué quejarse. Camila siempre ha sido aplicada en cualquier faena y esta no era la excepción.
Por suerte hoy acababa el primer día. No había nada que le motivara más que saber que iba ver a Eli después de todo el día. La decisión de dejarla con Emily mientras ella trabaja en Houston le había costado toda una noche en aceptar. Pero no tenía otra opción. Por ahora debía aceptar cualquier propuesta de trabajo que le ofrecieran. No había mucho que pensar. Lo tomaba o lo dejaba. Pero vaya... cuanto le costaba... separarse de esa niña...
El móvil de Camila empezó a sonar. Esta se sacó el mandil que aun traía puesto y lo dejó sobre la encimera de la gran cocina de la cafetería.
- ¿Hola? – contestó bajito.
- Hola ¿me extrañas?
- ¿Qué puedo hacer por ti, Maslow? - Camila negó con la cabeza y se lo imaginó sonriendo en ese momento.
- Puedes hacer muchas cosas por mí.
- ¿Sí?
- Sí nena. No tienes una idea.
- Estoy trabajando ahora.
- ¿Qué? - Travis enarcó una ceja. - ¿Dónde? ¿Y Elisabeth?
- Al frente de mi edificio. – Camila soltó un suspiro al escuchar el nombre de su hija. – Eli se ha quedado con Emily.
- ¿Quién es Emily?
- Una amiga.
- ¿Por qué?
- No podía rechazar este trabajo.
- ¿Desde cuándo conoces a esa... amiga?
- Por Dios, es mi amiga de la preparatoria, no va a pasar nada ¿vale? Te he dicho que cuando vea algo fuera de lo normal te lo diré.
- Ya lo sé. Joder, que lo sé. Eres imposible, te he dicho que Tentation está en todas partes Camila.
Y tenía mucha razón. Pero ella nunca dejaría de odiar cuando la reprendía como a una niña pequeña. Maldición, ¡que no lo era más! Sabía cuidarse sola. A ella y a su hija.
- ¿Podríamos hablar tranquilamente? - le preguntó suavizando la conversación. - Te extraño Travis. Extraño hablar contigo. – su dulce voz hizo contacto con el poco humor de Travis, cambiándolo completamente.
- También te extraño nena. – le respondió con sinceridad. – solo quiero que estén bien...
- Y así es. – le tranquilizó.
- Has... ¿has sabido algo de Lauren? – preguntó él, incómodo... muy incómodo realmente.
Camila abrió más los ojos.
- No. – mintió.
Travis guardó silencio celebrando muy dentro de sí.
- Quiero decirte algo. – se apresuró a decir él, antes de que Camila pudiera decirle algo. Cerró los ojos con fuerza al otro lado de la línea y se llenó de valor. No podía seguir guardándose todo esto por más tiempo.
- ¿Qué? – preguntó Camila animada.
Alguien irrumpió en la cocina.
- ¿Camila? – le llamó Christina, la pelirroja de veinte que también trabaja en el mismo turno con ella.
Camila se apartó el móvil.
- ¿Qué sucede? – le preguntó amable.
- Alguien te está buscando afuera.
- ¿A mí? - Camila enarcó una ceja. ¿Quién podría estar buscándola a estas horas?... de pronto muchas ideas pesimistas se le vinieron a la cabeza. Joder. Podía ser Emily. ¿Y si algo le había pasado a Eli? Su corazón empezó a latir con fuerza y toda la sangre se le subió a la cabeza, colgando la llamada de Travis, guardando el móvil y corriendo hasta el comedor de la cafetería.
Pero al llegar, lo único que pudo encontrar fue a una mujer posicionada en una de las mesas. Una mujer que le llamó la atención e incluso se le hizo conocida. Entonces, la noche de ayer se le vino a la mente. Claro, era ella. La mujer estirada al lado de Lauren. La misma que besó y apretó de la cintura. Y casualmente, la misma que Camila hace dos años puso en su lugar. Al ver su rostro recordó exactamente las palabras que había utilizado con ella aquella noche en el club de Jazz de Atlanta: "Camila Cabello, mucho gusto, la novia de Lauren."... lo interesante, era que ahora los roles habían cambiado.
