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Jungkook estaba en la planta baja de su casa, paseándose de un lado a otro mientras luchaba con la pobre corbata, que a decir verdad, esa cosa era tan pequeña que se veía ridículo no saber ponérsela

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Jungkook estaba en la planta baja de su casa, paseándose de un lado a otro mientras luchaba con la pobre corbata, que a decir verdad, esa cosa era tan pequeña que se veía ridículo no saber ponérsela. Estaba nervioso, tanto que ni siquiera podía ponerse una simple corbata Michi.

Según él, no tenía motivos para estar nervioso. Jimin y él simplemente iban a responder algunas preguntas y luego casarse por lo civil, firmar un documento y listo. Matrimonio Jeon Park.

Le dio otro tirón a su corbata. ¿Por qué no puede quedarse en su lugar?

—Jungkook, si sigues haciendo eso, te vas a quedar sin ella. ¿Qué te ha hecho la pobre corbata?

Levantó la vida y lo vió. Jimin estaba bajando las escaleras, parecía tan nervioso como él. Llevaba un traje blanco perfecto resaltando más el tono de su piel, a su medida. Blanco y negro. Su cabello bien peinado, zapatos impecables.

Estaba de maravilla.

Jungkook lo miró de pie a cabeza hasta que su prometido llegó a la planta baja. Sonrió y se acercó a él. Le tomó de la mano y dejó un beso en el dorso de esta.

—Tú… Estás precioso.

Jimin bajó la mirada sonrojado y luego enderezó los hombros.

—Gracias.

—No. Soy yo quién debe agradecerte.

—¿Por qué?

—¿Por dónde debería empezar? En primer lugar, por haber aceptado este acuerdo. En segundo lugar, por ceñirte a tu palabra, aunque tienes todo el derecho a mandarme a la mierda. —Jungkook extendió un brazo y acomodó un mechón del cabello de Jimin—.  Y por último, por ser mejor persona que yo —dijo con sinceridad.

Los ojos de Jimin se iluminaron, enternecido.

—Desde que nos conocimos, es lo más bonito que me has dicho.

—A partir de ahora me esforzaré para demostrarte mi afecto y dejar de ser un idiota.

Jimin sonrió.

Jungkook se inclinó para coger el regalo que le había comprado y le ofreció un ramo de rosas.

—Son para ti. Las vi y pensé que te gustarían —dijo, un tanto avergonzado.

Jimin enterró la nariz en las flores.

—Me encantan. Gracias.

Ambos se miraron y sonrieron. El aura que se sentía era tan cómodo para ambos que no quería que esa burbuja acabara.

Pasaron unos minutos y Jimin ayudó a su prometido con la corbata. Esos pequeños dedos hicieron su magia.

—Ya estás listo.

—¿Tú estás listo? —preguntó Jungkook.

—Sí.

—Pues vamos a dar esa entrevista y a casarnos, futuro Jeon Jimin.

—Pues vamos a dar esa entrevista y a casarnos, futuro Jeon Jimin

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Luv Deal | Kookmin au ✔Where stories live. Discover now