Cavernicola.

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Casi al final del mediodía Marcia estaba trabajando sola, su mentor no estaría presente todo el tiempo, la guiaba un par de horas y luego se retiraba, la mejor forma de aprender es repetir y repetir, cosa que haría indudablemente todo el día; ella aprende rápido por lo que no era necesario supervisarla. Lo malo es que cuando fijaba un objetivo no podía enfocar su mente en otra cosa que no sea terminarlo, es por eso que Lucrecia se dio la tarea de encargar el almuerzo para ambas, de paso recuperaría los tacones que dejo en casa de Marcia anoche.





– Sé que estás en "la zona" — cierra la puerta una vez ingresa a la oficina — Pero necesitas una pausa para comer, sino te va estallar la cabeza

– ¿Vienes a invitarme a almorzar? — coloca un señalador en la carpeta antes de cerrarla

– No soy tonta, no querrás salir de aquí con todo eso pendiente, así que me encargue de que nos traigan el almuerzo — levanta la bolsa de papel que traía consigo — ¿Me aceptas la pausa para comer?

– Te la acepto, muero de hambre

– Antes de que empieces a preguntar que es — le entrega su ensalada — Es sano, aunque nos alcoholizamos ayer y en teoría lo teníamos prohibido, nos vamos a redimir con el almuerzo

– Se me olvido la dieta — ríe aceptando la ensalada — ¿Me recuerdas porque aceptamos eso?

– Porque somos abogadas y nos la pasamos sentadas en estas sillas cómodas — saca todo lo demás de la bolsa — Y planeamos vivir unos cuantos años más, además de que somos muy vanidosas

– Eres muy vanidosa

– ¿Y tú no?

– Yo soy humilde — abre el contenedor

– ¡Uy si! Muy humilde

– Bien, también soy vanidosa pero en un grado menor que tú

– Ya me estas alcanzando

– Amo los tomates cherri — toma uno

– Lo sé, por eso los pedí — abre el aderezo — Ahora cuéntame ¿Cómo te va en tu primer día?

– Bien, hay mucho con lo que debo de ponerme al día, estoy pensando llevarme el trabajo a casa para adelantar más

– Hey no hay prisa, toma el tiempo que necesites

– Es que ya quiero ejercer, me mate estudiando, además ya probé lo que es estar en la corte

– Aprovecha que aún estas alejada de ella — va por unos vasos — Pedí jugo de granada, es un gran antioxidante

– Quiero volver a la corte pronto, para hacerme de una reputación, aunque ahora voy a recibir a los clientes de Ricardo, quiero conseguir los míos también

– Y lo harás, eres muy buena pero no te apresures, estar en la corte es desgastante — regresa — Aunque yo voy por divorcios, lo tuyo es mucho más pesado

– Por ese lado tienes razón

– Siempre tengo razón — sirve el jugo

– ¿Por qué no mencionaste que tu hermano vive al lado mío?

– Porque no quería que lo invites a nuestros planes, Esteban es muy cuadrado cuando quiere — se sienta — Además en algún momento se darían cuenta

– No lo iba a invitar pero ahora tendremos que ser más consideradas, si vamos a seguir haciendo noche de karaoke en mi casa, no podemos subir demasiado el volumen

– Ahg, ya te pones en tu mood considerada, por eso no te dije

– Lucrecia — ríe — Tu hermano tiene un niño pequeño, no podemos ponernos muy locas

Etéreo Where stories live. Discover now