Un pequeño diario de amores frustrados

Alguien como tú.

Soy tan tuya como soy de nadie, y eso debes de saberlo como una garantía.

Quiero poder decir que tú también eres mío con tal ligereza, pero supongo que gran parte de tu belleza natural, también radica en esa libertad qué tu presumes sin descaro contenido.

Que más quisiera yo, que poder monopolizarte por completo, pero supongo que eso tampoco es muy razonable para ti.

Es una sensación extraña que debo confesarte, me tienes probando mi suerte en una cuerda de equilibrio que no termino por cruzar y me he quedado a medias, me has atrapado entre las ganas de ser egoísta con tu nombre o darte tú espacio, haciendo de mí, un lugar curioso en el que fluctúan mis ideas por tu culpa.

Disculpame si giro mi mundo al rededor de tu nombre en muchas ocasiones, es la costumbre supongo, aquella qué te sale a relucir casi sin querer cuando te encuentras con una verdadera felicidad en algo y te niegas a soltarlo, pocas cosas me gustan tanto como tú o tu sonrisa acompañada de tu voz.

Y sumado a la felicidad instantánea que me brindas al llegar, bueno, debes de entenderme, porque no lo diré por decirlo, alguien como tú, mi dulce corazón...

Alguien como tú, no se encuentra todos los días, ni dos veces por aquí en ésta vida, o tal vez si, pero yo lo pongo en duda ciertamente y no quiero demostrarlo.

Es muy normal el querer y que te quieran, pero que te ame en correspondencia y la misma persona a quién tu amas, ya es una cosa muy distinta.

Y yo te amo lo que pensé que tu me amabas aun antes de decirlo, que devastador fue descubrír ésa mentira.

E.V.