Capítulo 14

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Capítulo catorce

Esa noche al regresar a la casa de los Clark (casi a las tres de la madrugada) Elliot y Antonella seguían conversando animadamente en el porche. Eran los únicos que seguían despiertos, pues ya era bastante tarde y todos parecían estar cansados. Por la misma razón con Antonella no tardamos en volver a nuestra casa para dormir al fin.

La mañana siguiente desperté gracias al aroma del huevo y el tocino recién hechos que inundaba casi todo el lugar. Ella preparó el desayuno para las dos, dijo que hacía mucho tiempo no desayunábamos juntas y era un buen momento para contarme qué había estado ocurriendo en su vida.

—Últimamente he tenido muchos problemas con David... —admitió mientras echaba una cucharada de azúcar a su café.

—¿Qué clase de problemas? —Dejé a un lado mi tenedor.

—Creo que de todo tipo —dijo casi en un susurro—. Supe que se acostaba con su secretaria hace casi dos meses, le dije que no quería seguir con él, pero quiere quedarse con Abby. Y no puedo permitirlo, Eli. Ella..., ella es toda mi vida. Sé que a veces se enfada conmigo, pero es solo porque la estoy educando de una buena manera. No quiero consentirla demasiado para que no sea caprichosa, y eso es justo lo que David hace.

—Estoy segura de que si se divorcian Abby se quedaría contigo.

—Yo no estoy segura, David tiene excelentes abogados, quizás ellos puedan hacer que él se quede con la custodia.

—Tú también, Antonella. No puedes dejarte intimidar por el supuesto poder que él representa. Debes luchar por Abby, ¿sí? Ella no podría vivir sin estar contigo todo el tiempo...

—Lo sé..., pero bueno, esa es la razón por la que no pudo venir, David la pidió para la noche de navidad y yo la podré tener para año nuevo. Creo que mamá está organizando un gran evento para esa noche, invitará a gente importante y me ha dicho que yo no puedo faltar. ¿Irónico no? Como si los tiempos estuviesen para celebrar algo... —murmuró con desgana.

—¿Ella sabe lo del divorcio? —cuestioné. Negó con la cabeza enfocando su vista en el café, demasiado acomplejada.

—No sé cómo decirle, sé que reaccionará mal y no estoy dispuesta a escuchar todos sus regaños a estas alturas. —Jugó nerviosa con sus dedos antes de continuar—. Ya no confío en ella, Eli. Algo le pasó, algo malo, es..., no sé cómo explicarlo, pero hay algo diferente en su actitud. A veces tiene una mirada extraña que me causa escalofríos, intento evitarla lo más que puedo, pero es casi imposible. Yo no puedo simplemente tomar mis cosas y marcharme, no con todo lo que está ocurriendo ahora con Abby.

Asentí entendiendo su posición. Mi hermana estaba casi encerrada en ese mundo, tenía lazos que la ataban con fuerza a esa vida y eran muy difíciles de soltar, más en ese momento. Cualquier paso en falso podía convertirse en algo mayor que pudiese perjudicarla. Y yo no sabía cómo ayudarla.

Entonces recordé que también tenía algo importante que decirle.

—Hice un análisis de las pastillas que estaba tomando papá. —Mordí mi labio sin saber qué palabras usar para no sonar tan frívola—. Tenías razón, su muerte no fue natural, fue planeada, Antonella. —Dejé a un lado mi taza y la miré fijamente—. Alguien lo mató.

Su expresión se ensombreció de inmediato. En el fondo ambas lo sabíamos.

—¿Qué descubriste?

—Se medicaba con Farix, sin embargo, cada comprimido contenía una concentración mucho más alta de lo que indicaba la etiqueta, ocasionándole una sobredosis sin siquiera saberlo. Alguien debió hacer eso, alguien cambió sus medicamentos, alguien... —suspiré pasando mis dedos por mi cabello—, alguien le hizo eso.

Eterno atardecer  ©   (Ex Flawless love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora