"¿Estás bien?", Preguntó Harry.
No estaba completamente lista para entregarme del todo a él. Y sin decir directamente esas palabras, sabía que Harry era consciente de ello. Se puso de pie en el extremo de la cama, su pecho recién expuesto se descubrió ante mí. Su camiseta y chaqueta se habían quedado esparcidas por el suelo. Esperó a mi pequeño asentimiento antes de tirar del cinturón. La hebilla de metal tintineó cuando el botón de sus vaqueros se abrió, arrastrando lentamente de la cremallera hacia abajo. Me quedé mirándole fijamente mientras se desnudaba enfrente mío. Mi corazón aceleró rápidamente a medida que más zonas de su suave y bronceada piel eran reveladas. Yo seguía llevando ropa interior, con una camiseta holgada que cubría mi torso mientras agarraba la delgada sábana sobre mi pecho.
El prominente labio inferior de Harry estaba atrapado entre sus dientes mientras miraba por encima de mí. Sonreí tímidamente, mejillas ligeramente ruborizándose. Le oí reírse entre dientes antes de empujar sus pantalones al suelo. Se los quitó sensualmente, subiendo al otro extremo de la cama. Unos ojos oscuros sostenían sin cesar mi mirada.
Tragué nerviosa mientras Harry se arrastraba lentamente hacia mí. La delgada capa que nos separaba frotó contra mis muslos desnudos mientras apoyaba su cuerpo entre ellos. Su rostro se redujo al mío, gruesos labios colocando besos sobre las mejillas y después en la boca. Me sobresalté un poco cuando sus caderas rozaron suavemente las mías. La fricción creada me obligó a tomar aire, excitada. Las acciones parecían mucho más íntimas ahora que las ocurridas anteriormente en el parque. Cambio de atmósfera, y menos desesperación en nuestras caricias. El ritmo mucho más lento, más romántico, pero igual de intenso. Nuestra falta de ropa aumentaba la tensión sexual del ambiente.
La preciosa cara de Harry estaba iluminada tenuemente por mis luces centelleantes de colores. Se le cerraba la boca ante el placer cuando nuestros ojos se encontraron, apasionados. Yo no podía dejar de gemir, nuestras entrepiernas frotándose a través de la sábana blanca. Él lanzó un gemido gutural cuando retorcí mis caderas. Nuestros ardientes movimientos estaban teniendo un efecto cada vez más evidente en Harry. El bulto en sus calzoncillos negros se iba endureciendo contra mí.
Los labios se presionaron a toda prisa en un beso más fuerte y largo que los anteriores. Los sonidos que emitíamos desde la boca se anteponían los unos a los otros. Mi mano viajó hasta su cabello, peinando a través de los suaves rizos y agarrándolos entre mis dedos. Harry gimió en señal de aprobación. La distancia entre nuestros cuerpos jadeantes se redujo, mis pechos presionando contra su firme pecho. Le tiré suavemente de sus rizos, guiando su cabeza hacia un lado mientras colocaba besos por todo su cuello.
La erección de Harry estaba desesperadamente luchando contra sus calzoncillos. Parecía casi sufrir ante la restricción. Y me di cuenta de que deseaba complacerle. A pesar de mi falta de experiencia, sabía que el placer de Harry se intensificaría sin la tela que le limitaba, abrazando su mitad inferior. Mis manos se acercaron tímidamente. Verdes ojos, sorprendidos, se abrieron de golpe mientras mis dedos se retorcieron con la tira elástica de la cintura.
"Bo", dijo Harry interrogante.
"No te preocupes..." Susurré guiñándole un ojo.
Mantuve la mirada fija en su rostro, sacando la ropa interior lentamente por sus muslos. Nuestra pesada respiración llenaba la caliente habitación. Las grandes manos de Harry se hicieron cargo, empujando los calzoncillos hacia los tobillos y colocándolos en el suelo. No pude dejar de jadear cuando su cuerpo desnudo presionaba contra mí, la delgada capa de tela era la única barrera que me impedía sentir su caliente piel desnuda. Mis dedos trazaron sobre sus fuertes hombros, clavando mis uñas cuando de repente sus caderas friccionaron con las mías. Apoyaba su peso sobre los brazos, colocados a cada lado de mi cabeza. Su cuerpo desnudo parecía proporcionar un escudo. Mi mano viajó hasta agarrar la parte de atrás de su cuello. Nuestros labios se juntaron en un apasionado beso mientras Harry se deleitaba con la nueva libertad que le había sido concedida.
